viernes, 12 de junio de 2009

Los pesticidas causan la desaparición del 50% de las abejas en Galicia

Según la Asociación Galega de Apicultura, la producción de miel se ve amenazada por el despoblamiento de los colmenas



El sector de la apicultura facturó el pasado año 4,5 millones de euros en Galicia, sin embargo, la producción de miel se ve amenazada por el despoblamiento de los colmenas, un fenómeno que los técnicos de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) achacan al abuso de pesticidas, que han provocado ya la desaparición del 50% de las cabaña apícola.

En el año 2000, la comunidad autónoma gallega contaba con más de 100.000 colmenas, de las que, en la actualidad, sólo se mantienen alrededor de 70.000. En ellas apenas trabajan 3.000 personas. «Entre el 30 y el 40% de los apicultores han abandonado», lamenta el secretario de AGA, Jesús Asorey.

Una de las causas de este abandono masivo del sector tiene su origen en el despoblamiento de las colmenas, un proceso que se inició hace más diez años cuando se comenzaron a utilizar en España los pesticidas neurotóxicos que han provocado la desaparición, en algunas zonas de cultivo como Ferrol o el Salnés, de hasta el 80% de las abejas.

Al ingerir estos pesticidas, aún en dosis muy pequeñas -de diez partes por trillón-, las abejas, así como otros insectos, sufren una disfunción endocrina que afecta a sus sistema nervioso y a su capacidad de orientación, explican.

«No saben regresar a la colmena, con lo cual ésta se va despoblando poco a poco sin que aparezcan los cadáveres», ya que estos desaparecen a kilómetros de distancia, señala el técnico de AGA, Xosé Manuel Durán.

El fenómeno se ha acentuado en el último lustro debido a la utilización de este tipo pesticidas en la siembra de especies como los tomates, patatas, judías y, especialmente, de maíz forrajero, uno de los alimentos preferidos por las abejas en las últimas semanas de la época estival.

De esta manera, subrayan, anualmente desaparecen de media entre el 30 y el 40% de los individuos de cada colmena, lo que afecta, además, a la biodiversidad de las especies, ya que las abejas son uno de los polinizadores naturales más activos.

«Al fallar las abejas no hay polinización», explica Asorey, y por lo tanto, «no hay frutas, no hay semillas y no hay nuevas plantas», lo que atañe no sólo a los apicultores, sino también a los agricultores y a la sociedad en general, ya que «no hay multiplicación de las especies», puntualiza.

En este mismo sentido se ha expresado ya la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO), que ha advertido del alarmante descenso de los polinizadores naturales, los cuales desarrollan una tarea que, de tener que ser realizada manualmente, costaría en España más de mil millones de euros.

Por este motivo, los apicultores exigen que se dejen de utilizar estos pesticidas neurotóxicos, entre los que se incluyen los empleados para fumigar los eucaliptos por vía aérea, cuyo uso ya ha sido suspendido en países como Alemania, Italia, Francia o Eslovenia, pero que en España son todavía legales y «de uso masivo», afirma Durán.

No obstante, la calidad de la miel gallega, de la que en el 2008 se comercializaron más de un millón de kilogramos, está fuera de toda duda, ya que las abejas que desaparecen «actúan como fusibles» e impiden que el producto envenenado llegue a los colmenas, explica a EFE el técnico de AGA.

Además, las previsiones para la cosecha de este año de miel de flor de eucalipto en las Rías Baixas y en las zonas costeras de Lugo y A Coruña son muy optimistas, ya que, según una de las veterinarias de AGA, Ester Ordóñez, «la floración del eucalipto este año es buena y el buen tiempo está ayudando en el proceso de polinización».

Esta situación no significa, sin embargo, que debamos obviar la problemática sobre la desaparición de las abejas, señalan los apicultores, ya que, en las palabras atribuidas al propio Albert Einstein, «si la abeja desapareciera del planeta, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida».