viernes, 29 de diciembre de 2006

Trazabilidad

http://www.apitrack.com/home/trazabilidad_es_open.htm

¿Qué es la Trazabilidad?
La trazabilidad o rastreabilidad es un procedimiento basado en la recopilación de información que permite conocer la historia de un producto a lo largo de la cadena de producción del mismo.

En el caso de la cadena apicola, este proceso de información comienza con la conformación de cada colmena y su identificación única. Mediante nuestro sistema se adquiere la información relacionada con el mismo, hasta llegar ésta a poder del consumidor final.

La trazabilidad es una herramienta para el control de los procesos, que permite determinar todas las variables asociadas a la elaboración de un determinado producto, y tomar acciones correctivas adecuadas haciendo más confiable el proceso.

Para instrumentar un sistema de trazabilidad se debe desarrollar un sistema de generación y control de registros de todas las actividades que se realizan en cada una de las etapas de producción, cosecha, Sala de Extracción de Miel, Sala de Fraccionamiento, venta, exportación y venta del producto al consumidor.


Objetivos
Mejorar la transparencia en la cadena de producción.
Cumplir con los requisitos de la Comunidad Económica Europea y USA .
Mejorar los planes sanitarios.
Ofrecer información a los consumidores sobre el producto que está consumiendo.

Ventajas

Agregar valor al producto.
Mejorar la calidad de los procesos y del producto final.
Mejorar la gestión de los procesos de toda la cadena.
Posibilitar la certificación de procesos y productos.

Normas Internacionales

La Comunidad Económica Europea define claramente en su resolucion 178/2002 artículo 15 : " Trazabilidad" , la posibilidad de encontrar y seguir el rastro, a través de todas las etapas de producción , transformacióin y distribución , de un alimento , un pienso , un animal destinado a la producción de alimentos o una sustancia destinada aser incorporada en alimentos o piensos o con probabilidad de serlo .

Además y de acuerdo a la norma ISO 8402 , debemos contemplar los siguientes aspectos: La colmena , medicación suministrada, alimentación y cosecha.

jueves, 21 de diciembre de 2006

Alimentación y supervivencia

http://www.apitrack.com/noticias/pajueloalime012006_es_open.htm

ALIMENTACIÓN Y SUPERVIVENCIA DE LAS COLMENAS

EN CONDICIONES LÍMITES EN ESPAÑA

Todos los seres vivos responden al mismo esquema de funcionamiento, su supervivencia se basa en la utilización de las mismas materias, que usan de la misma manera.

Los organismos vivos necesitan incorporar una serie de materias principales para su correcto funcionamiento. En resumen estas materias son: los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas.

Los hidratos de carbono: formados por hidrógenos, oxígeno y carbono, también se conocen como azúcares. Constituyen el 60% de la dieta en las personas, y una parte mayor en la de las abejas. Son el combustible que queman los seres vivos para su funcionamiento. Los azúcares pueden ser más o menos complejos, quemando más o menos fácilmente y proporcionando más o menos energía. Los mas sencillos (monosacáridos: glucosa y fructosa, formados por 6 carbonos, 12 hidrógenos y 6 oxígenos), queman rápidamente, como la leña fina, dan un fogonazo de energía. Cuando se encadenan (enlazan) dos monosacáridos se forma un disacárido (sacarosa: 12 Carbonos, 4 hidrógenos, 12 Oxígenos). Cuando se encadenan 3, un trisacárido. Cuando se encadena muchos, un polisacárido (o azúcar superior, también llamado almidón) que es como un tronco grueso, se ha de hacer astillas (monosacáridos) para que prenda.

Los diferentes seres vivos tienen distinta capacidad de asimilar y digerir (trocear) los polisacáridos, desmenuzándolos en los monosacáridos que lo componen. Pero todos han de realizar una serie de reacciones químicas que transforme cualquier azúcar en uno solo, la fructosa, que es el único que las células de cualquier ser vivo pueden quemar para transformarlo en energía, convirtiéndolo en un residuo de gas carbónico (carbono y oxígeno = CO²) y agua (hidrógeno y oxígeno = H² O). Cuando un ser vivo consume más azúcares de los que necesitas quemar, guarda el excedente de reserva. Para ello, rompe la fructosa (6 carbonos), elimina parte del oxígeno y produce 3 fragmentos de 2 carbonos, que vuelve a enlazar reordenándolos de otra manera más compacta (glicerina), y va sumando fragmentos de 2 carbonos para formar unos compuestos que se llaman grasas.

Las abejas encuentran hidratos de carbono en la miel (80%) y en el polen (40%), y forman dos tipos de grasas a partir de estos azúcares: la cera (que es una grasa sólida a temperatura ambiente) y sus grasas internas (que acumulan en unas células vacías (trofocitos o adipocitos del tejido adiposo), sobre todo en otoño, y que utiliza para la fabricación de hormonas, el mantenimiento de la cubierta de los nervios...

Para que se produzcan esas transformaciones es imprescindible la presencia de ciertos componentes que están en el polen y que son otras grasas, enzimas... que actúan como iniciadores y catalizadores de esas reacciones químicas. Algunas de estas grasas no pueden ser “fabricadas” por las abejas, las han de tomar ya “formadas” en la dieta, a este tipo de sustancias, no “fabricables”, se les llama vitaminas.

Hay otro tipo de sustancias alimenticias para los seres vivos que, además de carbono, hidrógeno y oxígeno (como los azúcares y las grasas), tienen otro elemento imprescindible para la vida: el nitrógeno. Esas sustancias nitrogenadas, se llaman proteínas.

Las proteínas: están formadas por elementos más sencillos, los aminoácidos, de los que hay una veintena diferentes. Hay muchos tipos de proteínas, que se diferencian en el número total de amino ácidos y en los tipos de amino ácidos que las forman. Se puede decir que los aminoácidos son como los ladrillos, según el tipo que se utilice y como se junten puede hacerse con ellos una pared maestra, un tabique, una columna, una bóveda... Las diferentes proteínas tienen misiones distintas en los organismos vivos.

Las sustancias nitrogenadas, proteínas, tienen una gran variedad de funciones en los seres vivos: intervienen en la formación de los músculos, los tejidos de soporte (tendones, el esqueleto interno en nuestro caso, el externo o “caparazón” en las abejas), las secreciones digestivas (enzimas), las hormonas, los sistemas defensivos (inmunológicos), los genes de los cromosomas (ADN), las células nuevas que reponen a las dañadas en los tejidos...

Los seres vivos necesitan ingerir proteínas en su dieta (nosotros hasta un 15% del total de alimentos, las abejas no sé, seguramente menos). En la digestión se fragmentan en trozos útiles, primero más grandes, luego menores, hasta llegar al amino ácido. Estas partes nitrogenadas se aprovechan en fabricar otras proteínas útiles para el ser vivo que las ingiere. Las partes sin nitrógeno, con solo carbono, hidrógeno y oxígeno, son quemadas o convertidas en grasa.

Como pasaba con las grasas, los diferentes seres vivos pueden fabricar diferentes aminoácidos en su organismo, unos veinte, a partir de fragmentos de otras moléculas que contengan carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Pero siempre hay algunos de esa veintena que no saben “fabricar”, y que han de tomar enteros en la dieta, esos se llaman amino ácidos esenciales. Las diferentes especies de seres vivos tienen como “esenciales” diferentes amino ácidos de esa veintena. Como se ha comentado, esas sustancias que un ser vivo no sabe “fabricar”, se conocen también con el nombre de vitaminas, y la mayoría suelen ser de tipo nitrogenado (amino ácidos...) o/y graso.

En la dieta de las abejas, el polen, es el único aporte de sustancias nitrogenadas (14%) y de grasas externas (5%), sin contar las grasas que saben “fabricar” a partir de los azúcares.

Cuando los aportes a la dieta son correctos, todas las reacciones de transformación de estas materias en energía y en otras materias diferentes funcionan bien; el organismo vive.

Pero ¿qué pasa en condiciones límites? ¿cuando falla algún suministro vital? ¿cuando hay hambre?...

Cuando las abejas padecen falta de miel, falla el suministro de hidratos de carbono no pueden producir energía, sobre todo calorífica, y disminuye su capacidad de mantener 35º C constante, ± 1º C, en la zona de cría, es decir, se ve afectada la cría, llegando a su paralización. Si el problema continúa y se hace más grave la temperatura de los panales que ocupan va disminuyendo, lo que vuelve más lentas todas las reacciones químicas de sus cuerpos; las trasmisiones eléctricas de los nervios (lo que ralentiza sus movimientos y su coordinación), la respiración, los movimientos musculares (lo que acentúa la disminución de la temperatura). Finalmente, cuando se llega a la frontera aproximada de los 12º C, las abejas quedan totalmente paralizadas por el frío y mueren, formando un grupo arracimado, introducidas de cabeza en las celdillas, en un intento desesperado de conservar mejor sus últimas calorías. Casi todos lo hemos visto alguna vez.

Hasta llegar a esa situación el organismo de las abejas ha intentado producir energía calorífica de cualquier manera: primero, quemando sus reservas de grasa, que almacenaba en las células vacías de la espalda (al nivel del 2º anillo externo abdominal = 3ª tergita dorsal). Cuando las grasas escasean queman proteínas de los músculos, de los tejidos (intestino...). Se puede decir que el cuerpo se como a sí mismo. Esto provoca una disminución del peso corporal, que puede llegar a un 50% de su valor normal. Finalmente, solo quedan las proteínas de los órganos vitales y un mínimo de grasa que es imprescindible para el mantenimiento del nivel de las principales hormonas y el aislamiento de las terminaciones nerviosas que transmiten impulsos entre los tejidos, los órganos y los ganglios cerebrales. En este estado, las abejas pueden desaparecer con facilidad en el campo un día que puedan salir. Las que quedan en la colmena pueden presentar los mismos síntomas de desproteinización y destrucción de tejidos digestivos que si hubieran estado parasitadas por nosema, que es otra manera de perder proteínas.

Cuando las abejas padecen falta de polen, bien porque no haya, o porque el que hay no tiene los nutrientes adecuados (por sequía, por ejemplo), las reacciones químicas de formación de grasa a partir de los hidratos de carbono no se dan y no pueden acumular suficiente cantidad de ésta en su cuerpo.

Si tienen hidratos de carbono, miel, pueden quemarlos para producir calor, pero les faltarían elementos necesarios para la producción de hormonas y enzimas que controlan procesos importantes: la fabricación de jugos digestivos, el sistema inmunológico, el aislamiento de los conductos nerviosos, la producción de jalea real (con lo que paralizarán la cría), la producción de cera...

La falta de polen, también provoca en el organismo de las abejas “hambre de proteínas”, que tratan de solucionar extrayendo proteínas de donde las haya, fundamentalmente del músculo y los intestinos. Esta situación puede provocar daños celulares en estos tejidos, con la consiguiente disminución del peso corporal, y la posible observación de tejidos dañados (como el digestivo) que deja de producir jugos digestivos y queda con daños que pueden confundirse con lesiones de parasitosis por nosema.

Paralelamente a ese proceso orgánico hay un aumento del instinto de recolección de polen, lo que hace que, si no lo encuentran, recolecten cualquier cosa que se le parezca (harina, polvo de paja, polvo de los piensos para ganado, e ¡incluso serrín de madera!). Algunas de estas sustancias pueden alimentarles algo (como el pienso de lechones), otras poco o nada (pienso de vacas, paja, serrín...)

Todos los seres vivos tienen mecanismos de comportamiento semejante, recuerden si no a Chaplin en “La quimera del oro”, comiéndose su bota guisada, los cordones como si fueran espagueti y la suela como si fuera un filete.

Todo esto hace que las abejas se vuelvan mucho más sensibles a cualquier problema que pueda afectar a su supervivencia: enfermedades, intoxicaciones por plaguicidas, metereología desfavorable...

Otro elemento imprescindible para la supervivencia, a parte de los nutrientes mencionados, es el agua. Los 2/3 de la mayor parte de los organismos vivos son agua (en algunos más). El agua interviene en las reacciones químicas que mantienen la vida, como disolvente y también como refrigerante. En todas las reacciones se produce calor, y si este no es eliminado, la temperatura corporal iría subiendo poco a poco hasta “freír” a las abejas por dentro: las proteínas se coagulan por encima de los 45º C y pierden sus funciones. Las abejas tienen en sus antenas unos termo receptores (termómetros) conectados a nervios, que se activan cuando la temperatura sube o baja y envían mensajes a los ganglios cerebrales que provocan determinados comportamientos (ventilación, agrupación, acarreo de agua...)

Si la temperatura sube las abejas salen a por agua, la vierten en gotas en los panales y ventilan para que se evapore, esto “roba” calor y la temperatura baja a su nivel normal. Si no pueden controlara así, salen de la colmena y se sitúan bajo esta, a la sombra, para evitar que su actividad dentro eleve más la temperatura.

Si hace frío, se agrupan en un racimo compacto y se mueven produciendo calor (quemando sus reservas de hidratos de carbono, miel que tienen a mano en el panal, y en una segunda fase, sus grasas internas). Si no pueden mantener constantemente en alguna zona del panal una temperatura de 35 ±1º C y una humedad relativa de alrededor del 80%, cesa la cría (esta se deshidrata con facilidad a través de su fina piel). Por ello se ven abejas recogiendo ávidamente agua al inicio de la cría, en primavera temprana, pues si falta agua en la colonia, la cría se paraliza.

Otro elemento que necesita agua es la respiración, el aire que entra en los sacos respiratorios se carga de humedad interna de las abejas, humedad que estas deben reponer. La excreción de residuos también consume agua. Si falta agua en le organismo de la abeja, porque no haya aportes, este intenta recuperarla de donde sea. Primero utilizará los tejidos que tienen mas agua: la hemolinfa (sangre), que se espesará. Esto mueve a su vez agua de los tejidos a la sangre. Los organismos vivos tienen prioridades, por lo que el flujo interno de agua se desvía hacía los órganos más importantes: el tejido nervioso y el respiratorio, sacándola de otros menos importantes: los músculos, los intestinos... Si este proceso sigue, la hemolinfa se vuelve tan espesa que el corazón ha de hacer más esfuerzo para bombearla, y circula mal por los capilares, lo que genera más calor, lo que consume más agua para regular la temperatura...

En estas condiciones las abejas se vuelven extremadamente sensibles a cualquier problema, y acaban pereciendo si el proceso no se detiene con el aporte de agua. Algún año de sequía, en el que se secaron algunos arroyos y fuentes, he visto colmenas muertas de sed; las que quedaban vivas se recuperaron en cuanto se les puso un bebedero con agua.

Con arreglo a lo escrito hasta aquí se pueden citar, pues, 3 tipos de condiciones límites referidas a la alimentación de las colmenas:

1) Hambre de miel (hidratos de carbono).

La solución es sencilla, aportarlos. La manera en que las abejas lo asimilarán mejor es como jarabe de agua y azúcar blanco (sacarosa), que ellas pueden convertir fácilmente en fructosa y aprovechar. Otra posibilidad es utilizar un jarabe de fructosa, obtenido por hidrólisis (ruptura) “larga” del almidón de maíz. Finalmente, la menos deseable es utilizar un jarabe de glucosa, obtenido por hidrólisis (ruptura) “rápida”, del almidón de maíz; en este proceso quedan cantidades importes (alrededor del 20%) de azúcares superiores (polisacáridos, almidón) sin romper, que no son bien digeridos por las abejas. Como suele suceder, el peor producto es el más barato, aunque la próxima prevista bajada del precio del azúcar blanca (39 % en los próximos 3 años) y la pérdida de la subvención a los derivados del almidón de maíz, puede igualar los precios por “unidad de azúcar asimilada por la abeja”.

La concentración de azúcar total en agua deberá oscilar entre un 60-70% en época fría y un 40-50% en época caliente.

Por supuesto que puede aportarse miel, pero siempre de origen sanitario conocido.

2) Hambre de polen (grasa, proteínas).

También pueden ser aportadas. Existen en el mercado de alimentación animal complejos de amino ácidos, vitaminas y proteínas en líquidos y en polvo, incorporables a la alimentación. Si las colmenas están muy debilitadas es mejor aportarlos en una alimentación líquida. Cuando se hayan recuperado puede pensarse en una alimentación sólida.

Debido a la situación de cambio climático ya ha ocurrido más de una vez en los últimos años que algunos colmenares no han podido acopiar suficiente polen en primavera – verano como para aguantar bien hasta otoño, y si la floración de polen en esta época también les falla, entran en invierno en pésimas condiciones y perecen. Sería conveniente revisar nuestras estrategias de trabajo y evaluar la situación de las reservas de polen a finales de verano, julio – agosto, para alimentar si es preciso, por si falla el polen de la otoñada.

Si se piensa en aportar polen de colmena, es mejor hacerlo en panal, debidamente humedecido, y siempre de origen sanitario conocido.

3) “Hambre” de agua (sed, deshidratación).

Es sencilla de solucionar. Existen multitud de dispositivos que permiten aportar agua a las colmenas cuando estas no tienen suministro cerca.

¿Cómo enlaza esto con nuestra situación actual?

Estamos en tiempos difíciles. En los últimos 7 años (1998-2005) en España hemos pasado de 1.800.000 colmenas a 2.500.000 (un aumento de un 40 %), que, además, se ponen en colmenares mayores, con mayor número de colmenas, para aprovechar la carga del camión que ahora también es mayor (esto disminuye la floración útil por colmena).

Los terrenos de uso apícola son menores, por desertización, construcción de urbanizaciones, disminución de los cultivos de uso apícola (girasol, colza...) o uso excesivo de plaguicidas de alta persistencia y alta toxicidad a bajas dosis (como los neurotóxicos Confidor®, Gaucho®, Regente®...).

Y el cambio climático está alterando el régimen de lluvias y elevando las temperaturas, lo que, en un territorio como el nuestro, se traduce en menos disponibilidad de alimentos para las abejas y periodos de carencia más largos. La Península Ibérica está padeciendo los años más calurosos desde que existe registro de temperaturas, dos de los 4 más calurosos han sido 2003 y 2004, “en Europa no se han visto cambios de esta magnitud desde hace 5.000 años”, según cita la Agencia Europea de Medio Ambiente en su informe El medio ambiente europeo, estado y perspectivas 2005 (diario El País, 30.11.05 pág. 28). La NASA acaba de publicar que 2005 fue el año más caluroso desde que existen datos, desde 1880, http//data.giss.nasa.gov/gis-temp/2005 (diario El País 26.01.06)

Y en una parte de esos cambios juega un papel importante la presión humana sobre el medio ambiente: la disminución de la cubierta vegetal, la emisión de carbónico por la producción de energía y el trasporte, el aumento de consumo de agua y la sobreexplotación de los acuíferos, la contaminación... Debemos actuar contra esas fuerzas. Va siendo hora de que nos tomemos en serio ese viejo lema del mayo francés del 68: “que paren el mundo, que me quiero bajar”.

La humanidad consiguió independizarse de las condiciones de su entorno a base de tecnología, y eso le ha permitido evolucionar tanto en tan poco tiempo (llevamos solo unos 250.000 años sobre el planeta, las abejas llevan uno 50 millones de años). Pero la tecnología utiliza recursos naturales, y estos son finitos. Estamos llegando al límite, no podemos seguir en la espiral de terror de producir de todo, cada vez más, a menos costo, y para vender a un precio cada vez más barato, generando un consumo de recursos cada vez mayor y una producción de residuos cada vez mayor, tenemos que replantearnos nuestro modo de vida.

Volviendo a nuestras abejas, si queremos conservarlas debemos adaptarnos a esos cambios, y podemos adaptarnos cambiando nuestras tácticas de trabajo. Debemos huir de las rutinas y estar más atento al campo, y a los conocimientos que nuestra época nos proporciona. Hemos de tener en cuenta que se está eliminando la otoñada tal y como la conocíamos, y como consecuencia las abejas de esa época no se alimentan suficientemente bien en la fase larvaria, y nacen con el depósito de reservas de grasas, aminoácidos y vitaminas lleno solo a la mitad. Como consecuencia viven la mitad, y no aguantan todo el invierno, con lo que mueren antes de que las aportaciones de la primavera permitan la renovación de la población.

Una alimentación suplementaria con aminoácidos y vitaminas nos ha dado buenos resultados, pero ha de ser de composición adecuada y de aportación constante, hasta la aparición de recursos naturales.

Antonio Pajuelo

Consultor Apícola

Enero 2006

antonio@pajuelo.info

miércoles, 20 de diciembre de 2006

Nosema Ceranae

Europa Pres
http://www.europapress.es/noticia.aspx?cod=20061214150647&ch=175

Apicultores de Guadalajara quieren que Ministerio considere la "nosema ceranae" de las abejas como enfermedad exótica

GUADALAJARA, 14 Dic. (EUROPA PRESS)

El presidente de la Asociación Provincial de Apicultores, Ángel López Herencia, pidió hoy que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se implique más en la lucha contra la enfermedad denominada "nosema ceranae" que "está diezmando las colmenas".

Según explicó López Herencia a Europa Press, la Consejería de Agricultura debería interceder ante el Ministerio para que se considerase como enfermedad "exótica lo mismo que la lengua azul" de manera que la Administración central hiciese los correspondientes controles y tratamientos "sin que al apicultor le costase ni un euro".

El presidente de los apicultores de Guadalajara en declaraciones a Europa Press, antes de la inauguración de la Jornada sobre "Situación sanitaria actual de la cabaña apícola en Castilla-La Mancha" que se desarrolla en dicho centro a lo largo de todo el día.

Precisamente, en torno a la sanidad, Ángel López Herencia explicó que en Guadalajara y en la mayor parte de Castilla-La Mancha los apicultores tienen muy claro "porque así se puso de manifiesto en el Congreso de Praga de este verano y, sobretodo por los estudios realizados en el Centro Regional Apícola de Marchamalo" que hay que aprender a vivir con la "nosema ceranae" y hacerlos tratamientos necesarios para "tener a raya dicha enfermedad como, en su día, se hizo con la varroasis".

En todo caso, esos tratamientos, según Herencia, debería ser sufragados íntegramente por el Ministerio de Agricultura "porque con la subvención que nos da la Junta de Comunidades no tenemos suficiente".

Por lo que se refiere a la actualidad apícola, el presidente de la Asociación de Apicultores de Guadalajara dijo a Europa Press que el proceso de comercialización ha dejado de ser un problema "porque la miel con Denominación de Origen Alcarria se vende perfectamente a pesar de tener un precio más elevado de lo normal" y la que no tiene denominación también resuelve muy bien su comercialización "porque son pequeñas producciones y, aunque sin denominación, siguen siendo mieles alcarreñas".

Por último, López Herencia se mostró muy esperanzado con la producción de miel correspondiente a la próxima primavera porque las últimas lluvias han mejorado de forma palpable esas expectativas "parece increíble que ya en estas épocas las plantas de romero".

Centro agrario de Marchamalo

La Crónica de Guadalajara.

http://www.lacronica.net/2006/2006-12/colmenas.htm
En Castilla-La Mancha hay un censo de más de 200.000 colmenas, de las cuales alrededor de 165.000 pertenecen a asociaciones de apicultores

El director general de Producción Agropecuaria, Javier Nicolás, resaltó ayer en Marchamalo la importancia del control de la sanidad animal, con el objetivo de asegurar la calidad alimentaria y conseguir una mayor rentabilidad de las explotaciones al hacerlas más competitivas.

Javier Nicolás hizo estas manifestaciones durante la inauguración de la Jornada sobre 'Situación sanitaria actual de la cabaña apícola en Castilla-La Mancha', celebrada en el Centro Agrario de este municipio guadalajareño.

Durante su intervención, el director general destacó las investigaciones que se realizan en dicho centro, "que debe seguir trabajando para convertirse en un referente nacional en materia de calidad de la miel y patología de las abejas". Asimismo, hizo hincapié en el esfuerzo que la Consejería de Agricultura está llevando a cabo para apoyar al sector apícola a través de dos tipos de ayudas: unas dirigidas a la producción y comercialización de la miel y otras para fomentar el mantenimiento de la apicultura en Castilla-La Mancha.

Las primeras, financiadas en un 50% por la Unión Europea, un 25% por el Ministerio de Agricultura y otro 25% por el Gobierno regional, han superado los 630.000 euros en 2006, y se beneficiarán de las mismas aproximadamente 160.000 colmenas pertenecientes a nueve asociaciones y 109 apicultores a título individual.

En cuanto a las ayudas al sector apícola, aportadas íntegramente por la comunidad qutónoma, la cantidad asciende a unos 700.000 euros para 250 apicultores con 94.000 colmenas.

En Castilla-La Mancha hay un censo de más de 200.000 colmenas, de las cuales alrededor de 165.000 pertenecen a asociaciones de apicultores.

Tras la inauguración de la jornada, el director del centro, Ángel Sanz, presentó las líneas de investigación llevadas a cabo en el mismo y se desarrollaron dos ponencias sobre el síndrome de despoblamiento de las colmenas.

Visita a una explotación
El director general de Producción Agropecuaria finalizó su visita a Marchamalo recorriendo las nuevas instalaciones de la explotación de vacuno lechero selecto de Mariano Poudereux San Juan.

Esta empresa, con unas 100 vacas reproductoras, está acogida a la línea de ayudas para el traslado de explotaciones ganaderas fuera de los cascos urbanos, y destaca sobre todo por el uso que hace de las nuevas tecnologías en el sector lácteo.

sábado, 16 de diciembre de 2006

Una abeja ocupa de los caracoles

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-03-07-2006/Sociedad/una-abeja-ocupa-los-caracoles_1422282944481.html

ACTUALIDAD NATURAL

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

Hay una abeja que se distingue porque tiene alma de ermitaño y vive sola en los caparazones vacíos de los caracoles.

Mas que una abeja, es todo un grupo de abejas que vive de esta manera: solitarias y no en sociedad, entre las paredes helicoidales de los caracoles comunes, por lo que se las conoce como abejas helicícolas, entre las que figuran las del género Osmia, según confirma Concepción Ornosa, experta en ápidos.

Se trata de una abeja pequeña, de un centímetro, y que no dice nada hasta que se ve cómo vive, cómo revoca ella sola los caracoles hasta convertirlos en su propia casa, donde hace habitaciones distintas con tabiques de hojas trituradas, para guardar el polen y el néctar que recolecta estos días. Por fuera, para que nadie lo encuentre, cubre el caparazón del caracol con acículas de pino, o lo sitúa bajo la sombra de una piedra.

Nace ahí dentro su descendencia como si naciera en un palacio, entre suelos y techos de nácar.

Turrón de miel

http://www.nestle.cl/COCINANESTLE/postres/turronmiel.htm

8 personas
Tiempo de preparación aprox.: 40
min

1/2 taza miel de abejas
1 1/3 taza de azúcar granulada hecha almíbar de pelo
5 claras
4 cucharadas colmadas CREMA NESTLÉ
1/2 taza coco rallado o almendras tostadas y molidas
Galletas para acompañar

1. Añada la miel al almíbar y hierva a fuego suave unos minutos, hasta que esté de pelo.

2. Bata las claras a nieve, añádales poco a poco el almíbar con la miel hirviendo y continúe batiendo hasta enfriar.

3. Agregue la CREMA NESTLÉ batida, el coco rallado y mezcle suavemente.

4. Sirva bien helado y acompañado de galletas.

El consumo de miel ayuda a la protección de los dientes

http://www.elmundo.es/elmundo/2001/03/02/ciencia/983556929.html


Este alimento contiene una enzima que impide el crecimiento de las bacterias

EFE

CHICAGO (EEUU).- La miel que en las colmenas se produce desde hace 150 millones de años contiene una enzima que impide el crecimiento de las bacterias, como las que dañan los dientes y las encías, según un investigador de Nueva Zelanda.

El estudio de Peter Molan, profesor de Bioquímica de la Universidad Waikato, en Nueva Zelanda, se debatirá la semana próxima en la conferencia anual en Chicago de la Asociación Estadounidense de Investigación Dental.

Entre los odontólogos prevalece la idea de que los azúcares que contiene la miel contribuyen a la formación de placas bacterianas y, con ellas, a las caries.

«La miel contiene una enzima que produce peróxido de hidrógeno (conocido vulgarmente como agua oxigenada) y que es el ingrediente principal de la actividad antimicrobiana de la miel», según Molan.

«Hay muchos tipos diferentes de miel y la potencia antimicrobiana entre ellos varía hasta en un centenar de veces».

La miel la producen numerosas variedades de abejas y avispas como alimento para las larvas y otros miembros de la colmena durante los meses de invierno.

Las abejas vuelan unos 88.500 kilómetros a lo largo de su vida y visitan más de dos millones de flores para recolectar el néctar y el polen suficiente para la producción de medio kilogramo de miel.

Los componentes principales de la melaza ambarina son fructosa, glucosa y agua, junto con otros azúcares, enzimas, minerales, vitaminas y aminoácidos.

Reducción de las bacterias

«La investigación ha demostrado que la miel no solo detiene el crecimiento de las bacterias de la placa dental, sino que reduce la cantidad de ácido producido lo cual impide que las bacterias hagan dextrano», explicó Molan.

El dextrano es un polisacárido que la bacteria produce para adherirse a la superficie de los dientes donde se acumula como una placa que ataca el esmalte dental.

Esto, a su vez, puede llevar a la destrucción y eventual pérdida del diente, o a la llamada enfermedad periodontal en la cual el tejido que rodea al diente se deteriora tanto que el diente se afloja y cae.

Es muy difícil mantener libre de bacterias la parte de cada diente y muela que está más próxima al hueco en la encía, y allí se acumulan como una placa que se endurece adhiriéndose al diente.

La placa ensancha el orificio de la encía y allí se acumula más placa bacteriana que ataca entonces los ligamentos que sostienen al diente en su lugar. Si no se trata, la enfermedad avanza hacia el resto de la encía y el alveolo en el hueso de la mandíbula.

Tipos de miel

Molan sostiene que su investigación ha identificado algunos tipos de miel que tienen un alto potencial antimicrobiano y que pueden usarse para el tratamiento de la enfermedad periodontal.

«La investigación clínica muestra que los tipos de miel seleccionados limpian rápidamente de bacterias las heridas infectadas aún en casos donde la infección es profunda», indicó.

«Pero, a diferencia de otros antisépticos, la miel es mucho más 'suave y gentil' para los tejidos», explicó Molan. «Las propiedades antiinflamatorias de la miel eliminan rápidamente la inflamación y el dolor, y la miel tiene un efecto notablemente estimulante sobre el crecimiento de las células que reparan los tejidos dañados por la infección».

El profesor Jason Anderson, de la Universidad de Colorado, advirtió, sin embargo, que «las bacterias necesitan carbohidratos para alimentarse y, si bien prefieren la sacarosa del azúcar común de mesa, también se nutren con otros carbohidratos simples tales como la fructosa, lactosa y glucosa».

«Esos azúcares simples se encuentran en muchos alimentos y algunos se encuentran en el azúcar de mesa, el jarabe de maíz, la miel, las melazas y la dextrosa», agregó. «Lo más sensato es reducir la ingesta de azúcares simples si se quiere disminuir el riesgo de caries dental».

Las abejas de miel y la polinización

Enrique Simó Zaragoza
Biólogo y Veterinario
Técnico del Sector Apícola
Unió de Llauradors i Ramaders-COAG
E-mail: esimo@launio.org
http://www.beekeeping.com/articulos/zaragoza/abejas_polinizacion.htm

LA POLINIZACIÓN ENTOMOFILA, UN CASO ESPECIAL DE MUTUALISMO

En ecología el término MUTUALISMO, puede definirse como un tipo de asociación interespecífica en la que las dos especies implicadas obtienen beneficios mutuos y los individuos de cada una de sus poblaciones, crecen, y/o sobreviven, y/o se reproducen, con una tasa superior cuando se hallan en presencia de individuos de la otra especie mutualista. Y evidentemente los beneficios que aportan a cada socio superan los costes que pudieran ocasionar la mencionada asociación. A parte de los mutualismos asociados a la agricultura y ganadería del Homo sapiens, uno de los mutualismos ecológicos más espectaculares que existen en la naturaleza, es el mutualismo de polinización. Así es, la mayoría de las flores polinizadas por animales ofrecen néctar y/o polen como recompensa para sus visitantes.

La polinización cruzada es el transporte del polen desde las anteras de una planta, hasta el estigma del pistilo de otra planta distinta. En variedades compatibles se produce la fecundación y ese grano de polen en contacto con el estigma, emite el tubo polínico y penetra en el ovario, transformándose el ovario en fruto y el óvulo fecundado en semilla.

Al parecer el néctar, las formas, los colores y los aromas no tienen otro valor para la planta que el de atraer a los animales, y representa un coste que la planta hubiera podido utilizar para otros menesteres, sin embargo el beneficio que obtiene es el de la polinización a través de un vector animal del polen. En plantas cultivadas y silvestres la polinización provoca un incremento de la producción, ( aumentando el número y el tamaño de los frutos ) y el incremento de su diversidad genética. Así mismo provoca un aumento importante del número de frutos cuajados y de la calidad del cuajado, y también produce una mejora de la calidad de los frutos obtenidos.

Las presiones evolutivas reciprocas han desembocado, en algunos casos, en una COEVOLUCIÓN en la que los mutualismos son tan estrechos que la interacción se ha dirigido hacia vías de especialización cada vez más restringidas y el mutualismo pasa a ser obligado, al menos para una de las dos especies implicadas. Los polinizadores de vida más prolongada, como son los murciélagos, los roedores, o las abejas con sus colonias de vida larga, es más probable que sean generalistas, visitando las flores de diferentes especies durante las distintas estaciones, o bien tomando alimentos diversos cuando no existe néctar disponible.

Diversos animales han establecido relaciones de polinización con las plantas en flor; entre ellos se encuentran los colibríes, los murciélagos e incluso algunos pequeños roedores y marsupiales. Sin embargo, los polinizadores por excelencia son indudablemente los insectos y por ello merece la pena profundizar en las características de su mutualismo su importancia y su problemática.

LA ABEJA DE MIEL, POLINIZADOR MAYORITARIO

Actualmente en nuestro planeta hay descritas más de un millón de especies de insectos y dentro de ellos, los que pueden considerarse como mutualistas de polinización pertenecen a los grupos siguientes: Coleópteros, Lepidópteros, Dípteros e Himenópteros. Es precisamente en este último grupo de insectos donde se encuentran los polinizadores más eficaces y con adaptaciones especiales. En las zonas de clima templado se ha estimado que el 70-95% de los insectos polinizadores son himenópteros. Cabe mencionar a las abejas solitarias, los abejorros y sobre todo a la abeja de la miel.

Resulta indiscutible que el beneficio en polinización, llevado a cabo por las abejas y el resto de polinizadores, favorece la fecundación y fructificación, por lo que contribuye directamente en la conservación de especies amenazadas ( animales y vegetales ) y la diversidad biológica. De ese modo se garantiza la renovación y mantenimiento de la cubierta vegetal, reduciendo el riesgo de erosión, constituyendo una medida activa de protección. Desgraciadamente, no existen suficientes estudios científicos sobre el tema y sería necesario el desarrollo y puesta en marcha de programas de investigación que permitan evaluar y cuantificar los efectos beneficiosos producidos por los polinizadores en los ecosistemas.

Las conclusiones de los estudios de las últimas décadas, nos alertan de la tendencia creciente a la desaparición de los polinizadores y de las graves consecuencias que su déficit provoca. La causa principal de este crítico descenso se puede atribuir, directa o indirectamente, a la intervención de la especie humana. La aplicación de insecticidas de uso agrícola, las incesantes transformaciones de terrenos forestales en agrícolas y la urbanización intensiva, provocan la destrucción continua de los hábitats naturales de los polinizadores. Muchos de ellos anidan en el suelo, bien para reproducirse o para hibernar, y todas las operaciones que implican el movimiento del suelo eliminan inevitablemente una gran cantidad de individuos. Por otra parte, si se reducen las zonas con flora autóctona, también lo hacen las fuentes de polen y néctar, que son las base de la dieta de la mayoría de los polinizadores. Los incendios repetidos, la sequía prolongada, la pérdida de suelo a causa de las lluvias torrenciales, han acelerado el proceso de desertización de nuestras tierras.

La abeja mellifera, es el principal insecto polinizador que existe en la naturaleza, su abundancia puede variar entre el 60 y el 95 % de todos los polinizadores. Esta reconocido a nivel de la comunidad científica mundial, que la miel y el resto de productos procedentes del colmenar, son insignificantes en comparación con el principal beneficio que reporta la apicultura: la polinización de cultivos y especies vegetales silvestres. Este hecho, muchas veces ignorado, es de importancia crucial en un contexto general de deterioro ambiental. Según estimaciones de la F.A.O y de la Unión Europea, el valor de la polinización de las abejas, es de 20 a 30 veces superior el valor de la miel y el resto de productos apícolas. En un reciente sobre la importancia de los polinizadores en la Comunidad Valenciana, editado por La Unió de llauradors i Ramaders-COAG, se pone de manifiesto que el beneficio generado por los polinizadores supera los 100.000 millones de pesetas anuales, sólo en el sector agrario (el 30-40% de la producción final agraria). Y la parte correspondiente a la abeja de la miel ronda los 80.000 millones de pesetas.

Las colonias de la abeja melífera se encuentran, en la actualidad, casi exclusivamente en las colmenas que mantienen los apicultores, por lo tanto, la abundancia de este importante polinizador va ligada a la cabaña apícola existente en cada zona. Es por tanto, absolutamente necesario garantizar una cabaña apícola suficiente para cubrir la demanda en polinización de cultivos y en los ecosistemas naturales.

La apicultura valenciana, ocupaba el primer puesto de la apicultura española hasta hace pocos años. Actualmente, ocupa el 2º lugar en producción de miel y censo de colmenas. Hay unos 1600 apicultores que se reparten unas 350.000 colmenas. De ellos, buena parte son profesionales que viven en gran parte de la venta de la miel, polen y cera. La producción de miel oscila entre los 7-8 millones de Kg., la de cera en torno a los 250.000, la de polen, que es muy variable, podríamos situarla en unos 150.000 Kg.. Esto supone un aporte a la producción final agraria de unos 15 millones de euros, pero como decíamos anteriormente, esta cantidad hay que multiplicarla por 30 para, en justicia, añadir el valor generado por la polinización de las abejas melíferas.

Pero la amenaza también se cierne sobre la abeja melífera, cuya población también disminuye. Las 8.800.000 colmenas europeas están acosadas por patologías cada vez más difíciles de tratar, también existen graves problemas de intoxicación y pérdida de colmenas por la aplicación de ciertos productos fitosanitarios, además hay que añadir los efectos que sobre los apicultores profesionales tienen las mieles de importación (el precio medio de las importadas es de 1,11euros/kgr, frente a 2,05 euros/kgr de las europeas ). En estas condiciones, el aumento de los costes de producción, la disminución del rendimiento y la dificultad de recuperar las colmenas perdidas, el desánimo hace mella entre los apicultores europeos, esta actividad ya no atrae a los jóvenes y el número de ellos que se incorporan ha disminuido drásticamente, a pesar de que constituye una alternativa para el delicado tejido rural y de que está bien integrada en el medio natural. La producción de miel europea cubre sólo el 50% de su demanda interna, pero aún siendo ésta una buena causa, la razón principal para garantizar la pervivencia de la apicultura es la de mantener una población mínima de polinizadores, antes de que resulte imposible solucionar los problemas derivados de su déficit: Conservación de la flora natural, protección de la biodiversidad y producción agrícola.

LA APICULTURA Y LA POLINIZACION DE CÍTRICOS

En otros países las abejas son respetadas y consideradas como protectoras del Medio Ambiente, por esos probados beneficios antes mencionados. Sin embargo, lamentablemente en la Comunidad Valenciana, pionera en la apicultura española, en demasiadas ocasiones, la abeja es tratada como una ladrona de néctar y polen, y los apicultores casi como delincuentes, tal y como veremos a continuación.

La producción teórica de miel de azahar es de 6000 toneladas al año, sin embargo, durante las dos últimas campañas, la producción real anual de miel de azahar, se estima que difícilmente ha alcanzado las 1000 toneladas y las expectativas para la presente campaña 2002 son similares.

La crisis del Sector apícola viene de lejos y está motivada por múltiples causas. Pero, sin ningún género de dudas, la causa principal de este crítico descenso de producción ha sido la aplicación de la normativa restrictiva al respecto ( Decreto 33/2000 y 37/2001), que ha imposibilitado, en gran medida, la producción de miel de azahar en la Comunidad Valenciana y ha favorecido la entrada de mieles de importación. Esta normativa, ha obligado a los apicultores a un destierro forzoso, situando sus colmenas a más de 5 k.m lineales de las plantaciones de cítricos en floración y sufriendo las consecuencias de los tratamientos insecticidas en plena floración citrícola. Los apicultores, en el mejor de los casos, han debido buscar floraciones alternativas sobresaturadas, aumentando los costes de producción y disminuyendo considerablemente el rendimiento y rentabilidad de sus explotaciones, debiendo hacer frente a las recientes inversiones realizadas para la mejora y modernización de sus explotaciones.

Como consecuencia de la aplicación de estos Decretos, se produce un enorme déficit de polinizadores y se pierden esos efectos beneficiosos anteriormente indicados, causando un gran perjuicio sobre la biodiversidad y sobre ecosistemas amenazados. Debemos tener en cuenta que, por un lado están las abejas trasladadas voluntaria o involuntariamente, y por otro, el exterminio directo de polinizadores y otras especies, (algunas de ellas amenazadas) causado a través de pulverizaciones sobre los cítricos en floración, permitidas en los mencionados Decretos y con productos nada selectivos. Todo esto supone un grave atentado contra la biodiversidad y el ecosistema en general, precisamente este año 2002 que ha sido declarado por la Consellería de Medi Ambient, el año de la biodiversidad en la Comunidad Valenciana. No tiene sentido gastar miles de millones en promover la lucha biológica, declarar el año de la biodiversidad y por otro lado exterminar a todo bicho viviente con estos tratamientos nada selectivos.

La problemática de los asentamientos de colmenas en cítricos se inició hace casi una década, rompiendo la convivencia pacífica de cientos de años. Es a partir de los años 90, cuando empiezan a proliferar las plantaciones de variedades híbridas de mandarinas, con el objetivo de prolongar el periodo de producción de mandarinas y “desestacionalizar” la oferta, sin tener en cuenta el hecho, ya constatado con anterioridad, de que causaban problemas de semillas al producirse la polinización cruzada entre estos mandarinos y el resto de variedades cultivadas.

Estos híbridos, introducidos de modo clandestino, se fueron extendiendo y con ellos el polen “contaminante” causante del problema, sin pasar ningún periodo de experimentación. Desde entonces las distintas administraciones que han pasado por el Gobierno Valenciano, han coincidido en su invalidez manifiesta y en su incapacidad para solucionar el grave problema de la aparición de semillas en las mandarinas. Las únicas medidas puestas en marcha para tratar de limitar los efectos de la polinización cruzada entre plantaciones de cítricos, únicamente se han limitado a condenar inútilmente a las abejas, a los apicultores valencianos, al resto de cultivos y al ecosistema en general.

Además, al comparar la importancia socioeconómica de ambos sectores, la Conselleria siempre ha utilizado un argumento económico erróneo para justificarse (Sector citrícola= 45 % de la producción final agraria/ sector apícola=0´5 %), olvidando que el problema de la presencia de semillas sólo afecta a una parte del sector citrícola y el déficit de polinizadores está afectando negativamente a la mayoría de explotaciones citrícolas. El valor de la polinización de las abejas de la miel representa la cifra, nada despreciable, de unos 80.000 millones anuales y el valor económico de la producción de las variedades híbridas, diícilmente alcanza los 25.000 millones anuales.

Desde que se inició el problema de la aparición de semillas en las plantaciones de cítricos en la campaña 92-93, la opinión de La Unió de Llauradors i Ramaders-COAG viene siendo la misma, pensando que la solución definitiva a este problema pasa por una correcta reordenación y planificación de las plantaciones de cítricos presentes y futuras.

Los numerosos estudios científicos realizados desde hace más de 50 años en la amplia gama de agrios existentes, indican que, salvo contadas excepciones, la polinización provoca un incremento de la producción -aumentando el número y el tamaño de los frutos, un aumento importante del número de frutos cuajados y de la calidad del cuajado y también una mejora de la calidad de los frutos obtenidos.

Sirva de ejemplo destacable el interesante estudio publicado en la revista Levante Agricola (nº 352, 4º trimestre de 2001) sobre la polinización de la variedad “Fortune”, el híbrido de mandarino más abundante. En él se exponen dos conclusiones que evidencian el error cometido en la plantación de esta variedad y ridiculizan a los promotores de la idea de eliminar a los polinizadores de la zona citrícola: “ Para obtener adecuados niveles de producción en Fortune sin problemas de semillas, sería necesario que las plantaciones estuvieran aisladas (...) de otras variedades compatibles. La introducción de insectos polinizadores en plantaciones aisladas de mandarina Fortune mejoraría la producción y calidad del fruto, al carecer éste de semillas

La Administración debería solucionar definitivamente el problema de la aparición de semillas en las plantaciones de cítricos, estableciendo una correcta planificación y reordenación de las plantaciones citrícolas presentes y futuras. De ese modo, se solucionaría el principal problema de la apicultura y se podrían recuperar los beneficios en polinización que se pierden año tras año.





Detectan cómo eligen las plantas el polen para ser fertilizadas

Se trata de un sistema bioquímico de reconocimiento del material propio y externo, que hace posible la diversidad
Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron el mecanismo molecular por el cual las plantas reconocen el polen adecuado para ser fertilizadas y producir descendencia con viabilidad genética, lo que a su vez da lugar a la diversidad vegetal, de acuerdo con los resultados de una investigación iniciada en 1997, que recibió ya el visto bueno de la revista especializada Nature para su publicación.
Las plantas, a diferencia de los animales, no pueden seleccionar de manera visual qué miembro de su especie es idóneo para tener descendencia, es decir, no eligen su pareja como los animales, pero sí cuentan con un sistema de escrutamiento que les permite, mediante procesos bioquímicos, realizar la elección.
Un equipo que encabeza Felipe Cruz García, de la Facultad de Química, descubrió parte del mecanismo molecular de reconocimiento de polen de las plantas, mediante el cual es posible contar con una diversidad vegetal como la que existe en el planeta.

Depresión endogámica

Cruz García explicó que la mayoría de las flores son hermafroditas, es decir, tienen los dos sexos, y, dada la proximidad del órgano masculino con el femenino, es probable que le caiga su propio polen. Si eso ocurriese de forma recurrente, se presentaría depresión endogámica, a causa del apareamiento de individuos emparentados entre sí. "En los humanos ocurrirían inconvenientes como la consanguinidad que produce la hemofilia, por ejemplo", dijo.

Para evitar tal conflicto, han desarrollado un sistema bioquímico de reconocimiento del material propio y del proveniente de fuentes externas. "Eso es importante porque, si viene de otras, las células espermáticas sí fecundarán los óvulos y se producirá una descendencia con mayor variabilidad genética", aclaró.

Esto propicia que un vegetal genere una proteína con actividad de ribonucleasa conocida como S-RNasa, que contacta a otra producto del polen llamada SLF, de tal suerte que si esta última viene de la misma fuente será rechazada.

Por ejemplo, una planta S1S1 producirá una S1-RNasa que identificará a la proteína SLF1 del polvillo. Cuando así sucede y ambas coinciden, la especie mata a su propio material. Si viene de otra variedad, por ejemplo de una S3S3, la deja libre y el tubo polínico crece y fecunda a los óvulos; entonces la descendencia será S1S3. Es decir, se incorporan nuevos genes. Ese detalle "contribuye en gran medida a que sea apreciable la diversidad vegetal, porque estos sistemas promueven la polinización cruzada, es decir, la posibilidad de tener descendencia con diferentes individuos", aseveró.

Hasta ahora, añadió el científico, se había sugerido que el mecanismo molecular de rechazo se llevaba a cabo por degradación de la S-RNasa en los tubos polínicos, inducida por otra proteína, la SLF, descubierta por especialistas estadunidenses. Sin embargo, desde 1997, cuando el universitario realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Misuri-Columbia, Estados Unidos, se había detectado que no ocurría así. Y recordó que las observaciones en microscopía confocal lo confirmaron.

José Galan
LA JORNADA
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