domingo, 21 de agosto de 2011

Un hongo y un virus se disputan la causa de la muerte masiva de abejas


Un laboratorio de Guadalaja y la Universidad de Columbia centran la atención mundial para combatir un mal que está despoblando millones de colmenas
ARACELI ACOSTA

Desde EE UU hasta Austria, desde Argentina a Polonia, pasando por España, las abejas melíferas están desapareciendo por millones, poniendo en peligro cosechas enteras de fruta. Muchas son las causas que se han puesto sobre la mesa: un virus, un hongo, un pesticida. Pero desde hace tiempo esta cuestión ha sacado a relucir algunas hipótesis sin base científica alguna, como las semillas modificadas genéticamente, las antenas de telefonía móvil o las líneas de alta tensión.

El interés por desvelar el enigma atrajo la atención de numerosos centros de investigación del mundo sobre el Centro Apícola de Marchamalo, en Guadalajara, artífice del hallazgo de que el microsporidio Nosema ceranae estaba detrás del llamado «síndrome de despoblamiento de las abejas».

El Nosema ceranae es un microhongo afecta a los ejemplares más adultos; es decir, a los que están trabajando en el campo. La espora del Nosema ceranae entra por la boca de la abeja y se dirige al ventrículo (estómago) donde despliega un filamento y lo clava en la célula epitelial del ventrículo, transfiriéndole el esporoplasma, esto es, todo su material genético.

Ahí empieza un ciclo biológico que alcanza a todas las células del estómago, que deja de ser funcional, por lo que la abeja ya no puede comer, se debilita y muere.Aunque aún estén vivas, pese a su debilidad, la mayoría no vuelven a sus panales por un mecanismo de defensa. Por eso, la abeja reina y las jóvenes no suelen verse afectadas. Los cuerpos de las adultas no se encuentran, pues suelen morir alejadas de la colmena y son pasto de otros insectos y reptiles, y la colmena queda casi vacía, con la reina y unas pocas abejas jóvenes.

Para llegar hasta este parásito han sido necesarios 7 años de investigación, pues los síntomas que produce en las abejas melíferas son parecidos a los causados por otro parásito, el Nosema apis (que sólo causa epidemias periódicas, cada 5 ó 6 años) Asimismo, se hicieron pruebas sobre algunos pesticidas y las muestras de miel, abejas y polen no presentaban efectos que pudieran ser tóxicos para las abejas.

En España podrían estar bajo los efectos del parásito Nosema ceranae más del 50% de las colmenas. Estamos hablando de un censo oficial de dos millones y medio de colmenas, aunque cifras no oficiales aumentan estos números hasta los tres millones. Desde el Centro Apícola de Marchamalo aseguran que en los últimos años han desaparecido entre un 30% y un 35% de las colmenas existentes.

Referente mundial

Tras el hallazgo, investigadores de todos los países volvieron sus ojos hacia el pequeño laboratorio del Centro Apícola de Marchamalo, que se ha convertido extraoficialmente en la referencia mundial para ver qué está pasando con las abejas, recibiendo muestras de todas partes de España, así como de Francia, Alemania, Eslovenia, Polonia,Austria, Argentina... de muchos países, menos uno, Estados Unidos.

Tras la publicación de su hallazgo, la partida de muestras que esperaban a finales de abril de EE UU no llegó. En julio, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos anunciaba un plan de acción para investigar las causas y combatir el «síndrome de despoblamiento de las colmenas». No querían aceptar que las causas ya las había revelado el laboratorio español. En este contexto, la revista Science acaba de publicar un estudio en el que se descarta «la contribución significativa de Nosema ceranae al riesgo del síndrome de despoblamiento de las colmenas» y se aporta un nuevo «candidato principal», el virus de parálisis aguda de Israel (IAPV).

A pesar de que los autores del estudio, dirigidos por Ian Lipkin, del Colegio de Salud Pública de la Universidad de Columbia, reconocen que «no han probado una relación causal» entre la infección por este virus y el síndrome que afecta a las abejas melíferas, sí afirman literalmente en el estudio que «el Nosema ceranae no contribuye significativamente al riesgo para que se produzca el síndrome de despoblamiento».

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han utilizado un pirosecuenciador para secuenciar el genoma de 51 abejas, 30 afectadas por el síndrome de despoblamiento y 21 sanas, y analizar lo que quedaba aparte del genoma. Y encontraron cuatro agentes: Nosema apis, Nosema ceranae, el virus israelí de parálisis aguda y el virus de Cachemira. Estos virus son picornavirus, cuyo genoma está formado por ARN y que se caracterizan por aparecer de manera inoperante y sólo producen la enfermedad cuando el sistema inmune está dañado, por ejemplo, por la barroa o microsporidios como Nosema apis o ceranae.

Los investigadores argumentan sus conclusiones en que el Nosema ceranae aparece en todas las muestras estudiadas, incluso en las de abejas sanas, mientras que el virus israelí sólo aparece vinculado a las abejas enfermas, según asegura Edward Holmes. Sin embargo, un cuadro de los documentos que se adjuntan al estudio revela que en un caso (4,8% de las 21 muestras de abejas sanas) se detectó este nuevo virus.

Desde el Centro Apícola de Marchamalo, su asesor de investigación, Mariano Higes, explica que «no es cuestión de números, sino de agentes infecciosos». Además de resaltar que se trata de una cantidad escasa de muestras, Higes destaca que Nosema ceranae aparece en el 100% de las muestras de abejas enfermas, frente al 83,3% del virus ísraelí y el 90% del Nosema apis.

A su juicio, que casi no aparezca (una sola vez) entre las abejas sanas no significa que éste sea el elemento diferenciador, puesto que sin Nosema ceranae, que aparece en 17 de las 21 muestras de abejas sanas, este agente no se replicaría. Es igual que la varroa, cuyo ataque provoca que todos esos virus se repliquen. Además, dice Higes que, aunque la colmena ahora no esté enferma, si tiene Nosema ceranae, las abejas acabarán muriendo dentro de 6 a 18 meses.

Antibiótico

Higes apunta además que el tratamiento que ataca al Nosema ceranae, un antibiótico llamado fumagilina, ha dado muy buenos resultados en las colmenas tratadas en nuestro país, consiguiendo duplicar la producción de miel y aumentar la de polen. Si la fumagilina consigue repeler el ataque del Nosema, estos virus no pueden replicarse, con lo que no puede ser la causa última, aunque sí un factor más.

Más allá de lo que Mariano Higes considera «una fría estadística del valor predictivo» y «una interpretación superficial de unos datos», lo que este investigador sí tiene claro es que la prevalencia de Nosema ceranae en Estados Unidos es elevadísima: «Es una epidemia, pues aparece en 47 casos de los 51 analizados».

En cuanto a nuestro país, donde las colmenas sometidas a tratamiento con fumagilina y a un posterior control exhaustivo -que implica un seguimiento de la enfermedad, tener localizados los puntos con más problemas y hacer análisis de todo: pesticidas, polen, qué comen las abejas...- empiezan a recuperarse, Mariano Higes apunta que las condiciones meteorológicas de este año podrían traer un nuevo repunte de la enfermedad en otoño, porque ya se están produciendo reinfectaciones.

Y es que el control debe ser férreo porque las abejas que mueren hacen de reservorio de la enfermedad y las esporas suponen un riesgo alto de infección.


Un granito de arena para una lucha ‘muy costosa’



Sábado, 15 enero 2011
a El Centro Apícola recibe 50.000 euros del Ministerio para investigar el síndrome de despoblamiento
Varroa y Nosema aparecen en más del 50% de los análisis de un millar de explotaciones. Según apunta el gerente del Centro Apícola Regional, Ángel Sanz, ‘en ningún lugar se realiza un examen tan exhaustivo como en el centro de Marchamalo’


[Img #11573]Después de analizar más de un millar de explotaciones apícolas de toda España, el Centro Regional Apícola, englobado en las instalaciones de Centro Agrario de Marchamalo, ha determinado que el síndrome de despoblamiento de las abejas viene condicionado principalmente por la prevalencia de dos parásitos: El varroa destructor y el nosema ceranae, con una prevalencia que se sitúa por encima del 50 por ciento.

Los estudios que se desarrollan en el Centro Regional Apícola, uno de los más punteros en cuanto a investigación de las patologías de las abejas a nivel mundial, reciben ahora un impulso gracias al convenio trianual suscrito entre el Ministerio de Medio Ambiente y los gobiernos regionales de la Comunidad de Madrid, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Junta de Andalucía, precisamente para ahondar en los virus que afectan a la Apis Melífera y en el síndrome de despoblamiento que causa la muerte a entre el 30 y el 40 por ciento de las abejas de nuestro país.

De los 300.000 euros que se destinarán este año dentro del Programa Nacional Apícola, el centro gallardo, perteneciente a la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural, recibirá 50.000 euros. Tal y como explica el gerente de las instalaciones, Ángel Sanz, esta cuantía irá destinada a complementar las investigaciones que se han ido realizando en los últimos años en relación a este síndrome de despoblamiento de las abejas: “Esta dotación, con la que nos da la Consejería de Agricultura y con la que recibimos de otros proyectos de investigación es muy importante, lo que pasa es que para este tipo de trabajos se necesita mucha financiación”.

En este sentido, Ángel Sanz incide en el alto coste de los estudios de biología molecular, por ejemplo, que se están realizando en el centro: “Estamos analizando hasta diez patógenos de las abejas. En estos momentos no se realiza un examen tan exhaustivo de las enfermedades de las abejas en ningún lugar del mundo”, afirma. De lo que se trata con este tipo de análisis, aclara, es “identificar con nombre y apellidos” los patógenos que afectan a las abejas. En este sentido, apunta, existen sistemas más económicos como la tecnología microscópica, pero también menos fiables: “Con la biología molecular secuenciamos su material genético y por tanto, identificamos y cuantificamos la cantidad de patógenos que tiene una determinada abeja”.

A la cabeza del resto del mundo
En los últimos años y gracias a las distintas inversiones realizadas por la Consejería de Agricultura, indica Sanz, se han mejorado notablemente los equipamientos: “Hace cinco años, para hacer una secuenciación genética de un patógeno determinado tardábamos dos días. Con los equipos que tenemos ahora podemos hacer cien secuenciaciones genéticas en una sóla hora”, señala. Para Sanz el centro apícola de Marchamalo “es uno de los mejor equipados a nivel mundial” en lo que se refiere al diagnóstico de las enfermedades de las abejas: “De hecho, aquí están viniendo investigadores en prácticas de todo el mundo a aprender las técnicas de diagnóstico que estamos utilizando nosotros”.

El director del Centro Regional Apícola hace hincapié en la importancia de que los investigadores dirijan sus estudios en una misma dirección, “como se está haciendo en otros países”, teniendo en cuenta que las conclusiones alcanzadas en las instalaciones gallardas revelan que tanto el varroa como el nosema “están en el centrro de toda la problemática que causan la muerte de las abejas”: “Los parásitos disminuyen la inmunidad y facilitan que otras enfermedades como virus, bacterias u hongos, puedan atacar a las abejas”, explica Sanz.
El centro apícola cuenta con 22 trabajadores entre diferentes categorías de doctores, técnicos, auxiliares de laboratorio, técnicos de campo, etc...


Los apicultores de la provincia, que cuenta con la primera Denominación de Origen de miel a nivel mundial “Miel de la Alcarria” están más preparados para controlar las enfermedades causantes del síndrome de despoblamiento de las abejas. El director de Centro Regional Apícola, Ángel Sanz, explica que tanto en Guadalajara como en el resto de Castilla-La Mancha los apicultores tienen “información de primera mano” facilitada desde el Centro Regional Apícola “y eso hace que tengan más medios para controlar la enfermedad de una manera más eficaz que en otros sitios” . Aunque no existe una estadística concreta de este fenómeno en las colmenas guadalajareñas, Sanz se aventura a decir que la mortandad en la provincia se ha reducido como fruto de estos mecanismos de control.

El Nosema y el Varroa, en el centro del 90% de la mortandad apícola
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El parásito Nosema cerana.
El Centro Regional Apícola de Marchamalo, gracias a las investigaciones de Mariano Higes, fue el primero en señalar el Nosema ceranae como uno de los parásitos causantes del denominado síndrome de despoblamiento de las colmenas.Se trata de un microsporidia parásito unicelular originario de la Apis Cerana o abeja asiática y detectado en 2004 en España en la Apis Mellifera. El Nosema ceranae afecta a los ejemplares más adultos. La espora del Nosema ceranae entra por la boca de la abeja y se dirige al ventrículo (estómago) donde despliega un filamento y lo clava en la célula epitelial del ventrículo, transfiriéndole el esporoplasma, esto es, todo su material genético. Ahí empieza un ciclo biológico que alcanza a todas las células del estómago, que deja de ser funcional, por lo que la abeja ya no puede comer, se debilita y muere.Aunque aún estén vivas, pese a su debilidad, la mayoría no vuelven a sus panales por un mecanismo de defensa. Por eso, la abeja reina y las jóvenes no suelen verse afectadas.

—El varroa destructor, un parásito externo—
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Parásito Varroa destructor.
El Varroa Destructor es un género de un ácaro que produce la enfermedad denominada varroasis. Este ácaro es un ectoparásito (parásitos externos), forético obligado de la especies de abejas Apis mellifera y Apis cerana reproduciéndose sobre sus estadios larvales y pupales. Fue descrito por A. C. Oudemans en 1904, dedicando el nombre genérico a Marco Terencio Varrón y a E. Jacobson (el colector) el nombre específico. Después de un siglo se averiguó que el ácaro que atacaba Apis mellifera era diferente al descrito por Oudemans para Apis cerana en la isla de Java, (Indonesia). También afecta la abeja en estadio adulto viviendo en estado forético sobre ella. El ácaro absorbe la hemolinfa del insecto disminuyendo su masa corporal (peso). En estado larval es más crítico debido a que los adultos nacen con menos del 30 % de peso de un adulto no parasitado.

Puede destruir las colmenas, lo que ocurre generalmente durante el invierno. La plaga se inició en Filipinas y se ha expandido ampliamente por el mundo, constituyéndose en la mayor amenaza para la rentabilidad de las explotaciones apícolas.

—En la búsqueda de un remedio—
En Opinión del director del Centro Regional Apícola de Marchamalo, Nosema y Varroa se encuentran en el centro de las enfermedades causantes del síndrome de despoblamiento de las colmenas. Controlando estos dos parásitos “tendríamos en nuestras manos el remedio a del 90 por ciento de la mortandad que se produce en las abejas porque posibilitan la aparición de otras enfermedades que al final causan la muerte”.

Sanz explica que el Varroa Destructor “ es un parásito que pasó a la Apis Melífera hace más de 25 años, pero está reemergiendo y afectando en su prevalencia porque no se está controlando adecuadamente”. El nosema, dice, es más complicado de controlar porque el único medicamento eficaz, la fumagilina, fue retirado del mercado: “ No hay un medicamento que sea eficaz y que esté autorizado por la Agencia del Medicamento”, señala. En este sentido, según el director del Centro Regional Apícola, “habría que intentar buscar alternativas como el cambio de reinas o desinfección del material apícola, etc... Una serie de cosas que nos ayuden a controlar esa enfermedad”.

Un laboratorio de referencia a nivel internacional
El Centro Regional Apícola se enmarca dentro del Centro Agrario de Marchamalo que se ponía en marcha en el año 2004 en parte de las instalaciones del antiguo Centro de Capacitación y Experimentación Agraria. Las instalaciones se crearon en el año 1974 por la antigua Dirección General de Capacitación y Extensión Agraria. Posteriormente, en 1982, fue transferido a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, pasando a depender de la Consejería de Agricultura.

El centro está formado por tres departamentos: Centro Apícola Regional (CAR), Centro de Experimentación Agraria y Laboratorio Pecuario Provincial.

El Centro Apícola se divide en otros tres departamentos: patología apícola, departamento de mieles y departamento de transferencia de tecnología apícola y formación. En Guadalajara existen unas 30.000 colmenas y dos Asociaciones de Defensa Sanitaria (ADS)para el sector apícola, ASAPIA y APAG.

Este centro es internacionalmente conocido por haber sido el descubridor de la relación existente entre el Nosema ceranae y el síndrome de despoblamiento de las colmenas. Concretamente, Mariano Higes, asesor técnico del centro, y su equipo realizaron este descubrimiento hace unos años.

A día de hoy, indica el director de las instalaciones, Ángel Sanz, no existe ningún centro a nivel mundial que realice un examen tan exhaustivo de las patologías de las abejas.

Un parásito está detrás de la misteriosa muerte de las abejas


Las abejas melíferas se mueren y en España un grupo de investigadores le ha puesto cara y nombre a uno de los parásitos que las atacan, se llama Nosema ceranae, un hongo que infecta a las abejas por vía digestiva creando un proceso de enfermedad crónica que en dos años las sentencia a muerte.
zoomPanal de abejas para investigación del Centro Apícola de Marchamalo (Guadalajara).
Panal de abejas para investigación del Centro Apícola de Marchamalo (Guadalajara). Carlos Corominas | EFE
Es el llamado Síndrome Despoblamiento de Colmenas, un fenómeno que en el 2010 y solo en España, eliminó al 50% de las colmenas, aunque en palabras de Luis Sanz, director del Centro Apícola Regional en Marchamalo (Guadalajara), "lo mejor no es hablar de síndrome sino de enfermedad".
El parásito Nosema ceranae, procedente de Asia, provoca una enfermedad crónica, en el que la abejase contagia en los puntos donde bebe, recolecta el néctar o incluso en la propia colmena donde existen restos de heces.
Otro foco de contagio
Aunque es importante, advierte el investigador, no olvidar otro foco de contagio: las bolas de polen, alimento proteico de las abejas elaboradas con saliva contagiada con esporas de dicho parásito.
En la fase inicial del contagio, explica Sanz, el parásito alcanza el aparato digestivo de las abejas, este deja de funcionar y la abeja no come, se debilita y por último muere.
Las abejas que salen a recolectar polen son las más parasitadas (están mas en contacto con el parásito), realizan el trabajo más extenuante, producen menos miel y perecen en el campo, de ahí que el apicultor no perciba la muerte de sus abejas hasta que ya es demasiado tarde.
Aún así insiste el científico, la aparición de la enfermedad no significa que la colmena vaya a morir, primero baja la capacidad productiva de la colmena antes de que se dé el colapso definitivo de la colonia.
Media de producción por colmena
La media nacional de producción de miel por colmena y año es de 15 kilos, aunque puede variar entre 20 y 40 kilos dependiendo de la zona y las condiciones ambientales, por eso es importante controlar que la cantidad de miel no desciende.
No se trata de anunciar datos "apocalípticos" sino saber "cuándo" las abejas superarán esta enfermedad ya que las consecuencias podrían ser catastróficas.
La abeja es una fuente de polinización tanto para los cultivos como para la naturaleza, si esto no ocurriera el rendimiento de la agricultura bajaría poniendo en peligro especies de plantas en las que el único medio de polinización son las abejas.
Publicado por Beatriz Achával

La búsqueda de nuevos tratamientos para el nosema, principal reto de la apicultura

Por: M.TOVAR ATANCE
MARCHAMALO
Uno de los retos más importantes que tiene el sector apícola en la actualidad es contar con nuevos tratamientos para combatir el nosema ceranae existente en las colmenas, además de seguir investigando los daños que produce la varroa, aunque esta sí tiene un medicamento específico. Así se desprende del estudio que ha dirigido el Centro Apícola Regional de Marchamalo, en el que han colaborado investigadores de todo el país, y que se ha corroborado la importante presencia de estos dos parásitos en las explotaciones apícolas.
Encontrar nuevos tratamientos para combatir el nosema ceranae –uno de los parásitos más dañinos para las abejas– es uno de los objetivos del Gobierno regional, que ha dirigido desde el Centro Apícola de Marchamalo un estudio, en colaboración con investigadores y universidades de todo el país, para conocer la presencia de los parásitos en las colmenas. Esta investigación ha revelado que la varroa y el nosema ceranae siguen siendo las dos principales amenazas para la apicultura, especialmente el último, para el que no hay un medicamento. “Es necesario hacer un mayor esfuerzo en la lucha contra la varroa y seguir insistiendo en la búsqueda de nuevos tratamientos para el nosema”, según explicó ayer el director general de Producción Agropecuaria, Francisco Martínez Arroyo, quien insistió en que es “el mayor problema del sector”.
Desde la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural están trabajando además con el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y el de Sanidad para que se autorice el uso de medicamentos para la lucha contra el nosema.
Martínez Arroyo presentó ayer en el Centro Regional de Marchamalo a medio centenar de investigadores y productores agrícolas de todo el país las conclusiones de este proyecto, en el que se han estudiado y analizado más de 2.000 explotaciones de todo el país en las que se han extraído muestras. Además ha contado con la participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA).
De la misma forma, en breve está previsto iniciar un nuevo proceso de investigación con el fin de conocer cuáles es la presencia real de residuos químicos en las colmenas.
El encuentro, en el que también estuvo el delegado provincial de Agricultura, Sergio Cabellos, y el director del centro, Ángel Sanz, sirvió para debatir sobre la situación actual del sector. En este punto el director general insistió en la nacesidad de profesionalizar el sector, especialmente en Guadalajara, ya que es una de las provincias de Castilla-La Mancha, junto a Cuenca, con los índices más bajos. “Tenemos un nivel de profesionalización relativamente bajo, un 26%. Hay muy pocas actividades en el sector agrario con un nivel tan bajo”. A juicio de Martínez Arroyo esto se traduciría en un mayor número de personas dedicadas a esta actividad y el crecimiento del tamaño de las explotaciones. De las 1.700 existentes en Castilla-La Mancha, Guadalajara cuenta con entre 500 y 600. MARCHAMALO

El Centro Apícola Regional descubre una nueva enfermedad de las abejas










Los científicos del Centro Apícola Regional, un centro de referencia nacional en lo que a investigaciones sobre el mundo de las abejas se refiere, han conseguido encontrar la causa del despoblamiento de las colmenas y la elevada mortandad de las abejas. Se trata de un parásito exótico procedente de Asia y que hasta el momento nunca se había detectado en España.
Foto El Centro Apícola Regional es un centro de referencia a nivel nacional e internacional en materia de investigación.

Foto: Pepe J. Galanes

La miel de Castilla-La Mancha es reconocida a nivel nacional e internacional como una de las mejores del mundo, de hecho nuestra región es la única comunidad autónoma española que posee una miel con denominación de origen, “Miel de La Alcarria”, pero además Castilla-La Mancha ha adquirido en los últimos años un reconocido prestigio científico gracias a las investigaciones realizadas en torno al mundo de la miel y que tienen como punto de encuentro el Centro Apícola Regional.
Foto En los últimos años se ha detectado un
despoblamiento de las colmenas debido
a la enfermedad “nosema apis”.

Foto: Pepe J. Galanes

El Centro Apícola Regional, dependiente de la Consejería de Agricultura, es un centro de referencia nacional en materia de apicultura y desde aquí se ha lanzado una nueva línea de investigación para detectar las causas de la elevada mortandad de las abejas registradas en los últimos años. Según las investigaciones realizadas hasta el momento todo apunta a la existencia de un parásito, “nosema ceranae”, como causante de esta elevada mortandad. Sólo en el año 2004 han aumentado un 400% los análisis de muestras de abejas muertas y en el 90% de los casos se ha detectado la presencia de este parásito, unos datos que impulsan a sospechar sobre su influencia en el despoblamiento de colmenas. Esta enfermedad que se ha denominado “nosema apis” está afectando a las abejas, y con este objetivo el Centro Apícola Regional ha presentado un proyecto al Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) para buscar su apoyo financiero y continuar con los estudios sobre la incidencia de esta patología que aún no es suficientemente conocida. Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se va a solicitar a la Oficina Internacional de Epizootías que incluya al “nosema apis”, para facilitar la concesión de ayudas en la lucha contra esta patología al igual que ahora está respaldada la lucha contra la varroa.


Sólo en el año 2004 han aumentado un 400% los análisis de muestras de abejas muertas y en el 90% de los casos se ha detectado la presencia del “nosema ceranae”.

Castilla-La Mancha es la única región española que cuenta con una Denominación de Origen para la miel, la de La Alcarria.

Foto: Pepe J. Galanes


Parásito exótico venido de Asia



El síndrome de despoblamiento de las colmenas se caracteriza por la progresiva disminución del número de abejas de una colonia, sin causa aparente, hasta que ésta entra en colapso y desaparece, al no poder mantener las abejas que sobreviven las tareas elementales dentro de la colonia. Esta situación se ha detectado en las regiones productoras de España, y en Castilla-La Mancha principalmente en la provincia de Guadalajara, donde se concentran la mayor parte de las colmenas.
El equipo de trabajo del Centro Apícola Regional ya detectó este despoblamiento a finales de los años 90 y principios de 2000, aunque con una difusión inferior a la actual, si bien hasta la fecha sólo se había asociado a la presencia del parásito “nosema apis”, que era el que se conocía en estas latitudes como causante de patologías en las abejas melíferas de Europa. Sin embargo, y tras desarrollar una técnica de biología molecular que permite amplificar y secuenciar el gen, se descubrió que el responsable de este problema sanitario que presentan nuestras explotaciones apícolas es “nosema ceranae”, un parásito exótico en nuestro país, que estaba detectado en Asia pero que afectaba a otras especies de abejas que no son las que viven en Europa.

Durante el último año se ha detectado el “síndrome de despoblamiento de las colmenas” en varias comunidades autónomas españolas e incluso en zonas de Francia, sin que estuvieran claras las causas de esta mortandad de abejas.
Foto El Centro Apícola está ubicado en Marchamalo (Guadalajara), una zona rica en plantas aromáticas donde se elaboran distintas variedades de miel.

Foto: Pepe J. Galanes

Los estudios realizados por el Centro Apícola Regional han descartado que el despoblamiento de las colmenas se debiera al uso de determinados pesticidas, como se especuló inicialmente, porque las investigaciones determinan que la mortalidad de abejas se produce en la misma medida en zonas donde no se utilizan estas sustancias.

En el Centro se ha iniciado una nueva línea de investigación para determinar las causas de la elevada tasa de mortalidad de las abejas.

Foto: Pepe J. Galanes

Dado lo novedoso del descubrimiento, es necesario profundizar en la investigación de esta patología, para lo cual el Centro Apícola Regional ha solicitado un proyecto de investigación al Instituto Nacional de Investigación Agraria (INIA) en el que se plantea el estudio del despoblamiento de las colmenas en España. Por otra parte, se está elaborando un proyecto de investigación más específico sobre la nosemosis originada por “nosema ceranae”, que se presentará en próximas convocatorias de proyectos de investigación del Plan Apícola Nacional.

En cuanto al tratamiento de esta enfermedad parasitaria, desde el Centro Apícola Regional se apuesta por el antibiótico fumagilina cuyo uso resulta muy eficaz, aunque hay que tener en cuenta que en zonas endémicas se producen reinfecciones de manera rápida, con lo que probablemente un solo tratamiento no resulte suficiente. Estas medidas terapéuticas deberían acompañarse de medidas encaminadas a desinfectar el material apícola, preferentemente con ácido acético o derivados. Sin embargo, y dado el reciente hallazgo de esta enfermedad, es imprescindible la realización de estudios que profundicen en la relación entre esta nueva patología y este nuevo parásito. Durante el último año se ha detectado el “síndrome de despoblamiento de las colmenas” en varias comunidades autónomas españolas e incluso en zonas de Francia, sin que estuvieran claras las causas de esta mortandad de abejas.

Los profesionales del Centro Apícola Regional cuentan con las últimas tecnologías como aliadas para desarrollar su trabajo.

Foto: Pepe J. Galanes



Reconocimiento internacional



La consejera de Agricultura, Mercedes Gómez, acudió a las Cortes de Castilla-La Mancha para explicar los estudios realizados por el Centro Apícola Regional en relación al “nosema apis”. En su comparecencia Mercedes Gómez también felicitó a todo el equipo del Centro Apícola Regional por sus investigaciones y los resultados que están obteniendo, que están consiguiendo el reconocimiento científico a nivel mundial. Gómez destacó que una representación de los investigadores de este Centro han asistido al Congreso Internacional de Parasitología celebrado en Coimbra, Portugal, donde presentaron este trabajo, por el que mostró especial interés el director del Laboratorio de Referencia de Enfermedades Emergentes y Microsporidios a nivel mundial, localizado en Estados Unidos. La consejera de Agricultura también tuvo la oportunidad de explicar los trabajos realizados en el Centro Apícola Regional durante la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas que tuvo lugar en Palma de Mallorca. Ante el interés despertado por estas investigaciones, Mercedes Gómez ofreció a todas las administraciones presentes que envíen muestras de abejas para determinar si su muerte puede tener su origen en el parásito “nosema ceranae”.


El Centro Apícola Regional

Foto El Centro Apícola Regional se creó en 1983 y este año ha recibido la Placa al Mérito Regional por su trabajo a favor del sector en la comunidad.

Foto: Pepe J. Galanes

El Centro Apícola Regional, ubicado en Marchamalo, Guadalajara, se creó en abril de 1983 para dar respuesta al pujante movimiento asociativo de apicultores de la región que corporativamente demandaban medidas de la Administración. Desde entonces, ha ido experimentando reestructuraciones para dar respuesta al crecimiento de las distintas actividades de formación, servicios, investigación, transferencia de tecnología y asesoramiento. El Departamento de Patología Apícola del Centro ha analizado en 2004 un total de 3.000 muestras de abejas con resultado a “nosema” superior al 90% y durante 2005 se analizaron más de 1.300 muestras con un 97% de positivos a “nosema ceranae”.



En Castilla-La Mancha hay un censo de 211.270 colmenas, a las que se dedican 1.226 apicultores


Foto Los científicos del Centro han desarrollado una técnica de biología molecular que ha identificado al parásito causante de la enfermedad de las abejas.

Foto: Pepe J. Galanes



Datos del sector en Castilla-La Mancha


En Castilla-La Mancha hay un censo de 211.270 colmenas, a las que se dedican 1.226 apicultores. Nuestra región es una de las pocas de España que cuenta con Agrupaciones de Defensa Sanitaria de abejas, en concreto dos, con 130 apicultores y 28.000 colmenas, así como siete asociaciones de apicultores, que tienen programas en común de tratamientos preventivos frente a enfermedades, con 140.000 colmenas agrupadas.
Foto Los científicos del Centro han desarrollado una técnica de biología molecular que ha identificado al parásito causante de la enfermedad de las abejas.

Foto: Pepe J. Galanes



Ayudas al sector apícola


Desde la Consejería de Agricultura se está estudiando la posibilidad de incrementar las ayudas a las Agrupaciones de Defensa Sanitaria y a las asociaciones de apicultores como financiación a los tratamientos necesarios para luchar contra el parásito “nosema ceranae”. Hasta el momento sólo se conoce un producto farmacéutico eficaz, que es muy costoso y además es necesario aplicar varios tratamientos al año. La Consejería de Agricultura ya tiene establecidas ayudas para el sector. Por una parte, está el Programa Nacional Apícola cuyo objetivo es mejorar la producción y comercialización de la miel, que ha contado con un presupuesto de 3,1 millones de euros entre 2000 y 2004 para subvencionar a cerca de un millón de colmenas. Además, tiene establecida otra línea de ayudas, que prima a apicultores profesionales, agricultores a título principal y agricultores jóvenes, que tuvo una dotación de 3,4 millones de euros en ese mismo periodo para 466.548 colmenas.


Ana Isabel Jiménez

lunes, 8 de agosto de 2011

Descifrado el secreto de la misteriosa muerte de las abejas


Un grupo de investigadores le ha puesto cara y nombre a uno de los parásitos que las atacan.
Las abejas melíferas se mueren y en España un grupo de investigadores le ha puesto cara y nombre a uno de los parásitos que las atacan, se llama Nosema ceranae, un hongo que infecta a las abejas por vía digestiva creando un proceso de enfermedad crónica que en dos años las sentencia a muerte.

Es el llamado «Síndrome Despoblamiento de Colmenas», un fenómeno que en 2010 y sólo en España, eliminó al 50% de las colmenas, aunque en palabras de Luis Sanz, director del Centro Apícola Regional en Marchamalo (Guadalajara), «lo mejor no es hablar de síndrome sino de enfermedad».

El parásito Nosema ceranae, procedente de Asia, provoca una enfermedad crónica, en el que la abeja se contagia en los puntos donde bebe, recolecta el néctar o incluso en la propia colmena donde existen restos de heces.

Aunque es importante, advierte el investigador, no olvidar otro foco de contagio: las bolas de polen, alimento proteico de las abejas elaboradas con saliva contagiada con esporas de dicho parásito.

En la fase inicial del contagio, explica Sanz, el parásito alcanza el aparato digestivo de las abejas, este deja de funcionar y la abeja no come, se debilita y por último muere.

Las abejas que salen a recolectar polen son las más parasitadas (están mas en contacto con el parásito), realizan el trabajo más extenuante, producen menos miel y perecen en el campo, de ahí que el apicultor no perciba la muerte de sus abejas hasta que ya es demasiado tarde.

Aún así insiste el científico, la aparición de la enfermedad no significa que la colmena vaya a morir, primero baja la capacidad productiva de la colmena antes de que se dé el colapso definitivo de la colonia.

La media nacional de producción de miel por colmena y año es de 15 kilos, aunque puede variar entre 20 y 40 kilos dependiendo de la zona y las condiciones ambientales, por eso es importante controlar que la cantidad de miel no desciende.

No se trata de anunciar datos «apocalípticos» sino saber «cuándo» las abejas superarán esta enfermedad ya que las consecuencias podrían ser catastróficas.

La abeja es una fuente de polinización tanto para los cultivos como para la naturaleza, si esto no ocurriera el rendimiento de la agricultura bajaría poniendo en peligro especies de plantas en las que el único medio de polinización son las abejas.