domingo, 21 de agosto de 2011

Un granito de arena para una lucha ‘muy costosa’



Sábado, 15 enero 2011
a El Centro Apícola recibe 50.000 euros del Ministerio para investigar el síndrome de despoblamiento
Varroa y Nosema aparecen en más del 50% de los análisis de un millar de explotaciones. Según apunta el gerente del Centro Apícola Regional, Ángel Sanz, ‘en ningún lugar se realiza un examen tan exhaustivo como en el centro de Marchamalo’


[Img #11573]Después de analizar más de un millar de explotaciones apícolas de toda España, el Centro Regional Apícola, englobado en las instalaciones de Centro Agrario de Marchamalo, ha determinado que el síndrome de despoblamiento de las abejas viene condicionado principalmente por la prevalencia de dos parásitos: El varroa destructor y el nosema ceranae, con una prevalencia que se sitúa por encima del 50 por ciento.

Los estudios que se desarrollan en el Centro Regional Apícola, uno de los más punteros en cuanto a investigación de las patologías de las abejas a nivel mundial, reciben ahora un impulso gracias al convenio trianual suscrito entre el Ministerio de Medio Ambiente y los gobiernos regionales de la Comunidad de Madrid, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Junta de Andalucía, precisamente para ahondar en los virus que afectan a la Apis Melífera y en el síndrome de despoblamiento que causa la muerte a entre el 30 y el 40 por ciento de las abejas de nuestro país.

De los 300.000 euros que se destinarán este año dentro del Programa Nacional Apícola, el centro gallardo, perteneciente a la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural, recibirá 50.000 euros. Tal y como explica el gerente de las instalaciones, Ángel Sanz, esta cuantía irá destinada a complementar las investigaciones que se han ido realizando en los últimos años en relación a este síndrome de despoblamiento de las abejas: “Esta dotación, con la que nos da la Consejería de Agricultura y con la que recibimos de otros proyectos de investigación es muy importante, lo que pasa es que para este tipo de trabajos se necesita mucha financiación”.

En este sentido, Ángel Sanz incide en el alto coste de los estudios de biología molecular, por ejemplo, que se están realizando en el centro: “Estamos analizando hasta diez patógenos de las abejas. En estos momentos no se realiza un examen tan exhaustivo de las enfermedades de las abejas en ningún lugar del mundo”, afirma. De lo que se trata con este tipo de análisis, aclara, es “identificar con nombre y apellidos” los patógenos que afectan a las abejas. En este sentido, apunta, existen sistemas más económicos como la tecnología microscópica, pero también menos fiables: “Con la biología molecular secuenciamos su material genético y por tanto, identificamos y cuantificamos la cantidad de patógenos que tiene una determinada abeja”.

A la cabeza del resto del mundo
En los últimos años y gracias a las distintas inversiones realizadas por la Consejería de Agricultura, indica Sanz, se han mejorado notablemente los equipamientos: “Hace cinco años, para hacer una secuenciación genética de un patógeno determinado tardábamos dos días. Con los equipos que tenemos ahora podemos hacer cien secuenciaciones genéticas en una sóla hora”, señala. Para Sanz el centro apícola de Marchamalo “es uno de los mejor equipados a nivel mundial” en lo que se refiere al diagnóstico de las enfermedades de las abejas: “De hecho, aquí están viniendo investigadores en prácticas de todo el mundo a aprender las técnicas de diagnóstico que estamos utilizando nosotros”.

El director del Centro Regional Apícola hace hincapié en la importancia de que los investigadores dirijan sus estudios en una misma dirección, “como se está haciendo en otros países”, teniendo en cuenta que las conclusiones alcanzadas en las instalaciones gallardas revelan que tanto el varroa como el nosema “están en el centrro de toda la problemática que causan la muerte de las abejas”: “Los parásitos disminuyen la inmunidad y facilitan que otras enfermedades como virus, bacterias u hongos, puedan atacar a las abejas”, explica Sanz.
El centro apícola cuenta con 22 trabajadores entre diferentes categorías de doctores, técnicos, auxiliares de laboratorio, técnicos de campo, etc...


Los apicultores de la provincia, que cuenta con la primera Denominación de Origen de miel a nivel mundial “Miel de la Alcarria” están más preparados para controlar las enfermedades causantes del síndrome de despoblamiento de las abejas. El director de Centro Regional Apícola, Ángel Sanz, explica que tanto en Guadalajara como en el resto de Castilla-La Mancha los apicultores tienen “información de primera mano” facilitada desde el Centro Regional Apícola “y eso hace que tengan más medios para controlar la enfermedad de una manera más eficaz que en otros sitios” . Aunque no existe una estadística concreta de este fenómeno en las colmenas guadalajareñas, Sanz se aventura a decir que la mortandad en la provincia se ha reducido como fruto de estos mecanismos de control.

El Nosema y el Varroa, en el centro del 90% de la mortandad apícola
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El parásito Nosema cerana.
El Centro Regional Apícola de Marchamalo, gracias a las investigaciones de Mariano Higes, fue el primero en señalar el Nosema ceranae como uno de los parásitos causantes del denominado síndrome de despoblamiento de las colmenas.Se trata de un microsporidia parásito unicelular originario de la Apis Cerana o abeja asiática y detectado en 2004 en España en la Apis Mellifera. El Nosema ceranae afecta a los ejemplares más adultos. La espora del Nosema ceranae entra por la boca de la abeja y se dirige al ventrículo (estómago) donde despliega un filamento y lo clava en la célula epitelial del ventrículo, transfiriéndole el esporoplasma, esto es, todo su material genético. Ahí empieza un ciclo biológico que alcanza a todas las células del estómago, que deja de ser funcional, por lo que la abeja ya no puede comer, se debilita y muere.Aunque aún estén vivas, pese a su debilidad, la mayoría no vuelven a sus panales por un mecanismo de defensa. Por eso, la abeja reina y las jóvenes no suelen verse afectadas.

—El varroa destructor, un parásito externo—
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Parásito Varroa destructor.
El Varroa Destructor es un género de un ácaro que produce la enfermedad denominada varroasis. Este ácaro es un ectoparásito (parásitos externos), forético obligado de la especies de abejas Apis mellifera y Apis cerana reproduciéndose sobre sus estadios larvales y pupales. Fue descrito por A. C. Oudemans en 1904, dedicando el nombre genérico a Marco Terencio Varrón y a E. Jacobson (el colector) el nombre específico. Después de un siglo se averiguó que el ácaro que atacaba Apis mellifera era diferente al descrito por Oudemans para Apis cerana en la isla de Java, (Indonesia). También afecta la abeja en estadio adulto viviendo en estado forético sobre ella. El ácaro absorbe la hemolinfa del insecto disminuyendo su masa corporal (peso). En estado larval es más crítico debido a que los adultos nacen con menos del 30 % de peso de un adulto no parasitado.

Puede destruir las colmenas, lo que ocurre generalmente durante el invierno. La plaga se inició en Filipinas y se ha expandido ampliamente por el mundo, constituyéndose en la mayor amenaza para la rentabilidad de las explotaciones apícolas.

—En la búsqueda de un remedio—
En Opinión del director del Centro Regional Apícola de Marchamalo, Nosema y Varroa se encuentran en el centro de las enfermedades causantes del síndrome de despoblamiento de las colmenas. Controlando estos dos parásitos “tendríamos en nuestras manos el remedio a del 90 por ciento de la mortandad que se produce en las abejas porque posibilitan la aparición de otras enfermedades que al final causan la muerte”.

Sanz explica que el Varroa Destructor “ es un parásito que pasó a la Apis Melífera hace más de 25 años, pero está reemergiendo y afectando en su prevalencia porque no se está controlando adecuadamente”. El nosema, dice, es más complicado de controlar porque el único medicamento eficaz, la fumagilina, fue retirado del mercado: “ No hay un medicamento que sea eficaz y que esté autorizado por la Agencia del Medicamento”, señala. En este sentido, según el director del Centro Regional Apícola, “habría que intentar buscar alternativas como el cambio de reinas o desinfección del material apícola, etc... Una serie de cosas que nos ayuden a controlar esa enfermedad”.

Un laboratorio de referencia a nivel internacional
El Centro Regional Apícola se enmarca dentro del Centro Agrario de Marchamalo que se ponía en marcha en el año 2004 en parte de las instalaciones del antiguo Centro de Capacitación y Experimentación Agraria. Las instalaciones se crearon en el año 1974 por la antigua Dirección General de Capacitación y Extensión Agraria. Posteriormente, en 1982, fue transferido a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, pasando a depender de la Consejería de Agricultura.

El centro está formado por tres departamentos: Centro Apícola Regional (CAR), Centro de Experimentación Agraria y Laboratorio Pecuario Provincial.

El Centro Apícola se divide en otros tres departamentos: patología apícola, departamento de mieles y departamento de transferencia de tecnología apícola y formación. En Guadalajara existen unas 30.000 colmenas y dos Asociaciones de Defensa Sanitaria (ADS)para el sector apícola, ASAPIA y APAG.

Este centro es internacionalmente conocido por haber sido el descubridor de la relación existente entre el Nosema ceranae y el síndrome de despoblamiento de las colmenas. Concretamente, Mariano Higes, asesor técnico del centro, y su equipo realizaron este descubrimiento hace unos años.

A día de hoy, indica el director de las instalaciones, Ángel Sanz, no existe ningún centro a nivel mundial que realice un examen tan exhaustivo de las patologías de las abejas.