viernes, 15 de junio de 2012
Los apicultores gallegos se movilizan en Santiago
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Varios centenares de apicultores gallegos se manifestaron el domingo en Santiago de Compostela para oponerse a las fumigaciones, especialmente con el producto Cascade, cuyo principio activo es el flufenoxurón, prohibido por la Unión Europea.
El secretario técnico de la Asociación Galega de Apicultura (AGA), Suso Asorey, señaló a Efe al inicio de la marcha que en los últimos doce años Galicia ha perdido un promedio del 30 por ciento anual de abejas, unas 30.000 colmenas cada año.
El portavoz de la asociación convocante de la manifestación recordó que la Unión Europea acaba de prohibir el uso del Cascade, por ser un producto peligroso para la salud, dado que es bioacumulativo, y para la fauna de agua dulce y otras, como las abejas, especie que fue declarada en 2008, en una reunión científica promovida en Londres por la Royal Geographical Society, como la especie más valiosa del planeta, subrayó.
Asorey insistió en la importancia de esta especie al destacar que son necesarias para el 76% de la producción de alimentos en el mundo y para la polinización del 84 por ciento de las plantas con flores.
«Las abejas -dijo- son además las centinelas del medio ambiente y nos indican cuándo hay un problema grave» y agregó que el Parlamento Europeo cifró en 15.000 millones de euros el valor de la polinización en los países miembros, porque «las abejas lo que hacen es prestar un servicio público gratuito que la sociedad, de momento, no valora».
En cuanto a la prohibición de Cascade, el portavoz explicó que la UE permitió una moratoria en su uso hasta el 31 de diciembre y denunció que lo que pretenden ahora los fabricantes de pasta de papel y de este producto es «deshacerse rápidamente de los stocks incluso regalándolo, porque es más barato que seguir los protocolos de destrucción».
Auguró que, después de utilizar a España como «conejillo de indias», se desviará a los países del tercer mundo.
Galicia produce unos 2 millones de kilos de miel al año, una actividad de la que viven en torno a 4.000 familias, aunque Asorey reiteró las pérdidas de los últimos años que, en el caso de las provincias de A Coruña y Pontevedra y en el norte de Lugo, llegan al 56 por ciento, «tanto de apicultores como de abejas».
El representante de AGA consideró que la mortandad anual de abejas supuso para el sector unas pérdidas de 120 millones de euros.
El futuro para la franja atlántica gallega, en su opinión, será lo que se denomina «desierto verde», una zona con monocultivo de eucaliptos, cuando la política forestal adecuada debería dirigirse a la actividad multifuncional del monte.