sábado, 14 de septiembre de 2013

Queman medio millar de avispas asiáticas que anidaron en Vigo

 

Los apicultores temen que la colonia avance y diezme las colmenas

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Los especialistas pusieron fin al tercer nido de la especie invasora aparecida en Galicia. óscar vázquez
«Estabamos nerviosos, como en calquera primeira vez e había moita expectación; pero acabamos co niño de vespa asiática e sen unha soa picadura». José Ramón Suárez y su amigo Rosendo, experimentados apicultores de O Val Miñor, salieron así victoriosos del desafío. En un mano a mano y, extremando todas las medidas de seguridad, abatieron el sábado por la noche el primer nido de avispa asesina localizado en el municipio de Vigo; el tercero de Galicia.
No era un enemigo fácil. Este agresivo carnívoro devora abejas y otros insectos. Al ser humano solo lo ataca si se le provoca. Pero tienen un aguijón que triplica el de la avispa autóctona, al igual que el resto de su cuerpo. El efecto de esa picadura es directamente proporcional al resto de sus medidas, dicen los expertos. Hubo ataque. El sábado poco después de las 21.45 horas, en Saiáns. Los pocos que se arriesgaron a acompañar a los expertos, siguieron su trabajo en silencio, tres metros por detrás. Ellos, enfundados en sus trajes de apicultor, con máscaras y armados con sopletes, cual remake de Cazafantasmas, apuntaron y lanzaron una llamarada directa, durante unos dos minutos seguidos sobre el nido situado en la esquina de la fachada de una casa de Saiáns. «Todas estaban dentro e xa non poideron sair, como o niño aínda non superaba os vinte centímetros, ao final foi sinxelo queimalo», recuerda José Ramón Suárez. Y eso que entonces, aun no sabía cuántas avispas asesinas habían eliminado de un fogonazo. Las cuentas salen igual en las dos riberas del Miño. En un nido grande, de un metro, puede haber hasta 3.000 frente a los 30 de media. José Ramón Suárez y su compañero eliminaron 500 ejemplares; los suficientes para arrasar varias colmenas y que, tras la hibernación, podrían haberse vuelto a triplicar. «Ao desfacer o niño, feito coa pasta da súa saliva ácida e madeira, atopamos tres panais unidos, con larvas a punto de sair, outras anteriores, ovos e 250 insectos xa grandes», explican. Suárez descubrió además en Sabarís el primer nido de la provincia el año pasado. Los avistamientos son continuos y él insiste para que no se demore más un ataque institucional; como en Portugal. «Eu non sei cantas abellas necesitan ao día para alimentarse; pero se isto non se controla xa, imos ter un gran problema», reitera.