CON UNA DEMANDA QUE SUPERA LA OFERTA DE MIEL EN ASTURIAS, EL SECTOR NECESITA DE UNA MAYOR PROFESIONALIZACIÓN
En Asturias se echa en falta un sector apícola más moderno
y organizado. Es uno de los pasos fundamentales, por ejemplo, para
tratar de alcanzar la denominación de origen 'Miel de Asturias', que
conseguiría afianzar el producto en el mercado nacional e internacional.
La idea fue uno de los asuntos sobre los que se debatió en
la Jornada Técnica de Apicultura celebrada en Cangas del Narcea el
pasado mes de diciembre, organizada por Asturias Apícola. Precisamente
esta empresa, con sede en el Suroccidente asturiano, es pionera en la
modernización del sector y en la venta en mercados exteriores.
El negocio tiene sus raíces en la familia de Luis Pérez,
uno de los socios, natural de Allande. Del nombre tradicional de la
capital del concejo, Pola de Allande, proviene su marca comercial, La
Puela. «Mi padre siempre tuvo colmenas -explica- y, a partir de los años
80, cuando el negocio comenzó a desarrollarse un poco más en Asturias,
se hizo también con una pequeña planta de envasado. También vendía
material a otros apicultores».
Aunque la familia abandonó por unos años la explotación
comercial, en 2006, su hermano Gustavo Pérez tomó el relevo y se
estableció como apicultor profesional. Iniciaron entonces el camino
hacia la producción ecológica, «con mucha mayor demanda en el mercado».
El negocio evolucionó rápidamente y, en 2012, entró en
escena una nueva socia, María Barrero. «Vimos que había mercado, que
estábamos por el buen camino y decidimos hacer una ampliación, para
crear una nueva sociedad que produce, envasa y comercializa», apunta.
Más demanda que oferta
Solo en 2012, la compañía vendió más de veintidós toneladas
de miel, contando únicamente la elaborada por ellos mismos. La mayor
parte de las ventas se realizan a escala nacional donde, además de
Asturias, cuentan con numerosos clientes en Cataluña. Pero, cada vez
más, países como Inglaterra, Suiza, China o Estados Unidos se interesan
por la miel ecológica de Asturias y hasta allí ha llegado la miel de La
Puela.
La empresa tiene en marcha un proyecto de ampliación y ha
instalado nuevos colmenares en Ibias y Cangas, además de los que ya
tenían en Allande y Tineo. También compran a pequeños apicultores de la
comarca suroccidental. Sin embargo, según el COPAE, órgano de control de
la producción ecológica en el Principado, apenas hay una quincena de
productores ecológicos en la región. Por eso, la situación actual es que
«tenemos más demanda de lo que podemos ofrecer».
Otro problema al que se enfrentan es que los pequeños
productores no suelen estar especializados, por lo que las variedades
monoflorales que la empresa comercializa ahora -miel de castaño, de
roble, de brezo, de calluna y de eucalipto- son todas de producción
propia, al igual que el polen.
La clave está en la profesionalización. Por eso, uno de sus
objetivos es formar personal para trabajar dentro de la propia empresa,
y aprovechar para ofrecer formación a jóvenes que quieran establecerse
como pequeños productores de miel ecológica.
Son pequeños pasos para que el sector continúe afianzándose
en la región, aunque todavía va muy por detrás de comunidades como
Galicia, donde la miel cuenta con Indicación Geográfica Protegida.
«Conseguir una denominación de origen para Asturias es algo importante,
sobre todo para evitar fraudes y regular el producto, y no encontrar
miel de China envasada como si fuera miel de Asturias, que ya hemos
visto en más de una ocasión», apunta Luis. De nuevo la
profesionalización es fundamental para conseguirlo, «porque para
defender una marca de calidad hay que seguir unos controles, a los que
los pequeños apicultores suelen ser bastante reacios».