Los apicultores bercianos exigen que se ponga coto a la apicultura trashumante
En
un momento en el que el sector de la apicultura gana cada vez más
adeptos en el Bierzo como alternativa económica, cualquier competencia
puede arrojar resultados negativos, especialmente si ésta procede de
fuera de la comarca. La Asociación Berciana de Apicultores se ha
propuesto poner coto a la creciente apicultura de trashumancia
procedente de zonas como Salamanca y Extremadura. El objetivo es que los
ayuntamientos establezcan una serie de limitaciones para la instalación
de los colmenares foráneos y, desde luego, prime la implantación de
colmenas locales. Algo que de momento no se está haciendo y que
constituye un claro perjuicio para los productores de la zona, que ven
como quienes vienen de fuera les comen el terreno sin grandes
complicaciones.
«Productores de Salamanca o Extremadura llegan aquí para aprovechar la floración, que es más tardía que en sus zonas, e instalan grandes colmenares en montes de titularidad pública para lo que no necesitan más que una licencia que les da permiso para utilizar ese monte durante ocho años —o a lo sumo algún tipo de arrendamiento por parte de la junta vecinal correspondiente», detalló el presidente de la Asociación Berciana de Apicultores, Francisco Prada, apuntando que ya ha remitido un escrito tanto a la Asociación Leonesa de Apicultores como a la asociación profesional del sector para que unan fuerzas y tomen cartas en el asunto.
Esta práctica empezó a coger fuerza en el Bierzo hace un par de años y actualmente está más que implantada en la zona de Trabadelo y Pereje, también en Toreno, en La Leitosa y este año —apuntó Prada— se ha extendido hacia la zona de Torre del Bierzo y Santa Cruz de Montes. «Estamos trabajando para ver si entre las tres asociaciones conseguimos ponernos de acuerdo y presentar una queja ante la Junta de Castilla y León», aseguró el presidente del colectivo berciano de apicultores, insistiendo en el que gran perjuicio que ello supone para los productores locales, la mayoría pequeños —con menos de 26 colmenas— que tienen que competir por el terreno con colmenares de hasta 150 unidades.
«El único límite que tienen que cumplir los apicultores trashumantes, como cualquier otro, es el de la distancia, pero aquí en el Bierzo tenemos un problema y es que la mayoría de los asociados son pequeños productores que no tienen más de 26 colmenas, un número para el que no se exigen distancias», se lamentó Francisco Prada, preguntándose qué van a recolectar las abejas locales si al lado de un colmenar de tales dimensiones se instala otro con cien o 150 colmenas.
Otra de las quejas manifestadas por el presidente de la Asociación Berciana de Apicultores es que la licencia les permite a los trashumantes un período de explotación de ocho años cuando el tiempo durante el que ocupan dicho terreno es de un mes y medio al año aproximadamente. «Durante el tiempo de vigencia de la licencia, los apicultores de aquí no podemos solicitar la instalación, es decir, somos de aquí pero no tenemos ningún tipo de prioridad», denunció.
«Productores de Salamanca o Extremadura llegan aquí para aprovechar la floración, que es más tardía que en sus zonas, e instalan grandes colmenares en montes de titularidad pública para lo que no necesitan más que una licencia que les da permiso para utilizar ese monte durante ocho años —o a lo sumo algún tipo de arrendamiento por parte de la junta vecinal correspondiente», detalló el presidente de la Asociación Berciana de Apicultores, Francisco Prada, apuntando que ya ha remitido un escrito tanto a la Asociación Leonesa de Apicultores como a la asociación profesional del sector para que unan fuerzas y tomen cartas en el asunto.
Esta práctica empezó a coger fuerza en el Bierzo hace un par de años y actualmente está más que implantada en la zona de Trabadelo y Pereje, también en Toreno, en La Leitosa y este año —apuntó Prada— se ha extendido hacia la zona de Torre del Bierzo y Santa Cruz de Montes. «Estamos trabajando para ver si entre las tres asociaciones conseguimos ponernos de acuerdo y presentar una queja ante la Junta de Castilla y León», aseguró el presidente del colectivo berciano de apicultores, insistiendo en el que gran perjuicio que ello supone para los productores locales, la mayoría pequeños —con menos de 26 colmenas— que tienen que competir por el terreno con colmenares de hasta 150 unidades.
«El único límite que tienen que cumplir los apicultores trashumantes, como cualquier otro, es el de la distancia, pero aquí en el Bierzo tenemos un problema y es que la mayoría de los asociados son pequeños productores que no tienen más de 26 colmenas, un número para el que no se exigen distancias», se lamentó Francisco Prada, preguntándose qué van a recolectar las abejas locales si al lado de un colmenar de tales dimensiones se instala otro con cien o 150 colmenas.
Otra de las quejas manifestadas por el presidente de la Asociación Berciana de Apicultores es que la licencia les permite a los trashumantes un período de explotación de ocho años cuando el tiempo durante el que ocupan dicho terreno es de un mes y medio al año aproximadamente. «Durante el tiempo de vigencia de la licencia, los apicultores de aquí no podemos solicitar la instalación, es decir, somos de aquí pero no tenemos ningún tipo de prioridad», denunció.