Guerra en el sector de la miel a cuenta del etiquetado: "Las empresas locales se pueden ir al traste"
Cruce de acusaciones
entre productores y envasadores de miel. Los primeros culpan al
Gobierno de posicionarse a favor de "una industria que vende un
producto de pésima calidad". Los segundos aseguran que sólo quieren que
haya libre competencia. El conflicto está servido.
COAG denuncia que el Gobierno ha
cedido a la presión de la industria envasadora de miel china al no
obligar a detallar el país de origen en la etiqueta - Foto Cordon Press
Nuevo capítulo en la guerra que libran los productores de miel
con el Gobierno y por ende, con la industria envasadora. El último 'no'
del Ejecutivo llegó hace apenas diez días y ha escocido sobremanera. La
negativa a especificar el origen del producto, algo que permite que tarros envasados en España realmente contengan un 99% de miel china y que sólo el 1% restante sea nacional, aviva nuevamente un conflicto enrevesado desde hace años.
El Ejecutivo que lidera Mariano Rajoy aprobó el 12 de junio un Real Decreto para adaptarse a la normativa europea en el sector apícola pero sigue permitiendo a los operadores etiquetar mieles de fuera de la Unión Europea como "mezcla de mieles UE-no UE". La incorporación a la jurisprudencia nacional de la Directiva 2014/63/UE del Parlamento Europeo relativa a la miel nace con el propósito de favorecer la unidad de mercado y sin embargo, disgusta a los productores. Y así lo expresan: "El varapalo ha sido morrocotudo".
Llega, además, "en un año catastrófico" en el que auguran un 50% de pérdida de las cosechas por la falta de agua y las olas de calor. Así lo considera el sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que rechaza frontalmente el nuevo decreto que modifica la Norma de Calidad de la Miel por negarse a detallar el país de origen en su etiquetado.
"Podían haber aprovechado la adaptación a la normativa europea para cambiar el sistema de etiquetado, pero no. Encima se posicionan a favor de una industria que vende miel de pésima calidad", sostiene, en referencia a la industria envasadora. "Tiene más peso que los 26.000 apicultores que hay en España", remata al respecto.
Inundación de miel china
Asimismo, Díaz insiste en que el Gobierno "lleva años induciendo a la confusión y, en buena medida, al engaño de los consumidores españoles, que aunque quieran son incapaces de identificar el origen de la miel que compran". La situación se complica aún más por la inundación del mercado con miel china. Como ya denunció COAG hace un mes, siete de cada diez kilos de miel que entraron en nuestro país en 2014 proceden de China, lo que consolida una tendencia iniciada allá por 2007. Desde entonces, la importación de melaza del país asiático se ha multiplicado por cinco, superando las 15.000 toneladas por primera vez en la campaña pasada.
Lejos de rendirse, aseguran que seguirán defendiendo sus derechos y entre las acciones que tienen en mente destaca el envío de una carta "a los diferentes grupos parlamentarios y a las nuevas formaciones políticas para que en los programas de las próximas elecciones generales se incluya la modificación normativa necesaria que obligue a identificar el país de origen en la etiqueta".
"Queremos las mismas reglas"
El de la industria envasadora es un discurso radicalmente opuesto. Ellos sí valoran positivamente la adaptación a la normativa comunitaria llevada a cabo por el Gobierno ya que según dicen, "favorece la unidad de mercado para que haya libre competencia y el producto sea más barato". "Se protege al consumidor por encima del interés del apicultor. Si no, sobraría Europa", sostiene César Redondo, director de Feyce, la principal envasadora de miel en España y una de las 30 mayores de Europa.
Rechaza que los envasadores hayan presionado para que no se incorpore en el etiquetado el país de origen y asegura que COAG busca "una medida unilateral que rompa el mercado". "Su propuesta fue: o se hace lo que yo diga o se rompe la baraja". En este sentido, Redondo considera que lo ventajoso para el consumidor es que se cumpla con la normativa de calidad europea, más allá del etiquetado: "A nosotros nos da igual etiquetar de una forma u otra, lo que no nos da igual es que ese etiquetado se haga sólo en España y no en el resto de la UE y se juegue con distintas bazas". "Queremos las mismas reglas", manifiesta de forma contundente.
Preguntado por el coste de cambiar las etiquetas en caso de que se escuchara la petición de COAG, Redondo, sin dar cifras, insiste en que tal medida elevaría los costes productivos y restaría productividad al sistema. "Exportamos a 35 países del mundo. Etiquetamos con normativa de Estados Unidos, de China y de Australia pero en Europa lo lógico es etiquetar con normativa europea. Si hay un mercado único, debe haber legislación única", insiste, recalcando que lo único que quieren es "trabajar con las mismas normas que el resto de europeos".
"Las empresas locales se irían al traste"
El director de la mayor planta de envasado de miel, cuyas instalaciones en la localidad salmantina de Aldeatejada cuentan con una superficie de 76.000 metros cuadrados, pone como ejemplo de lo que no querrían para España a Italia y Grecia, dos países que incorporaron en su legislación nacional la obligatoriedad de detallar en el etiquetado el país o países originarios de la miel. "Hace tres años cambiaron la norma y ahora quieren dar marcha atrás porque les entra un volumen de mercancía de otros países que hace que sus empresas locales se vayan al traste", asegura Redondo.
"Sin embargo, esto a nosotros nos abrió la puerta de par en par. Nuestras ventas se han disparado. Antes en Italia y Grecia no se veía miel de importación y ahora es de un 25-30%", continúa, añadiendo: "Por querer proteger al productor local, le han perjudicado". La industria envasadora lo tiene claro: "Si se hace una ley, que sea para mejorar".
El Ejecutivo que lidera Mariano Rajoy aprobó el 12 de junio un Real Decreto para adaptarse a la normativa europea en el sector apícola pero sigue permitiendo a los operadores etiquetar mieles de fuera de la Unión Europea como "mezcla de mieles UE-no UE". La incorporación a la jurisprudencia nacional de la Directiva 2014/63/UE del Parlamento Europeo relativa a la miel nace con el propósito de favorecer la unidad de mercado y sin embargo, disgusta a los productores. Y así lo expresan: "El varapalo ha sido morrocotudo".
Llega, además, "en un año catastrófico" en el que auguran un 50% de pérdida de las cosechas por la falta de agua y las olas de calor. Así lo considera el sector apícola de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que rechaza frontalmente el nuevo decreto que modifica la Norma de Calidad de la Miel por negarse a detallar el país de origen en su etiquetado.
"En Italia y Grecia por querer proteger al productor local, le han perjudicado", dice Redondo"Seguirá permitiendo que se etiqueten mieles de fuera de la Unión Europea como 'mezcla de mieles UE-no UE' sin indicar los países en los que las mieles fueron recolectadas", critica el responsable del sector apícola de COAG, Ángel Díaz, quien no duda en calificar el nuevo decreto como "una cesión a la presión de la industria envasadora de miel china". Y añade: "Los Ministerios de Agricultura y Sanidad dan la espalda a los consumidores y apicultores españoles".
"Podían haber aprovechado la adaptación a la normativa europea para cambiar el sistema de etiquetado, pero no. Encima se posicionan a favor de una industria que vende miel de pésima calidad", sostiene, en referencia a la industria envasadora. "Tiene más peso que los 26.000 apicultores que hay en España", remata al respecto.
Inundación de miel china
Asimismo, Díaz insiste en que el Gobierno "lleva años induciendo a la confusión y, en buena medida, al engaño de los consumidores españoles, que aunque quieran son incapaces de identificar el origen de la miel que compran". La situación se complica aún más por la inundación del mercado con miel china. Como ya denunció COAG hace un mes, siete de cada diez kilos de miel que entraron en nuestro país en 2014 proceden de China, lo que consolida una tendencia iniciada allá por 2007. Desde entonces, la importación de melaza del país asiático se ha multiplicado por cinco, superando las 15.000 toneladas por primera vez en la campaña pasada.
"La industria envasadora tiene más peso que los 26.000 apicultores españoles", critica COAGHartos de la falta de transparencia en el etiquetado de la miel, el sector apícola asegura que en este asunto está en juego el "buen nombre de la miel española". "El Gobierno deja de lado a la Marca España que tanto cacarea", lamenta Díaz recalcando que "se está maltratando la fama del producto nacional".
Lejos de rendirse, aseguran que seguirán defendiendo sus derechos y entre las acciones que tienen en mente destaca el envío de una carta "a los diferentes grupos parlamentarios y a las nuevas formaciones políticas para que en los programas de las próximas elecciones generales se incluya la modificación normativa necesaria que obligue a identificar el país de origen en la etiqueta".
"Queremos las mismas reglas"
El de la industria envasadora es un discurso radicalmente opuesto. Ellos sí valoran positivamente la adaptación a la normativa comunitaria llevada a cabo por el Gobierno ya que según dicen, "favorece la unidad de mercado para que haya libre competencia y el producto sea más barato". "Se protege al consumidor por encima del interés del apicultor. Si no, sobraría Europa", sostiene César Redondo, director de Feyce, la principal envasadora de miel en España y una de las 30 mayores de Europa.
Rechaza que los envasadores hayan presionado para que no se incorpore en el etiquetado el país de origen y asegura que COAG busca "una medida unilateral que rompa el mercado". "Su propuesta fue: o se hace lo que yo diga o se rompe la baraja". En este sentido, Redondo considera que lo ventajoso para el consumidor es que se cumpla con la normativa de calidad europea, más allá del etiquetado: "A nosotros nos da igual etiquetar de una forma u otra, lo que no nos da igual es que ese etiquetado se haga sólo en España y no en el resto de la UE y se juegue con distintas bazas". "Queremos las mismas reglas", manifiesta de forma contundente.
"Lo único que queremos es trabajar con las mismas normas que en la UE", dicen los envasadores"Envasamos de acuerdo a lo que nos piden los supermercados. Nos piden una mezcla y un precio. Si no lo haces, ya vendrá un francés y lo hará. Quedaríamos perjudicados a favor de los envasadores europeos. Por eso, tiene que haber unidad de mercado, porque sino el consumidor también pagaría más", explica el director de Feyce, que cerró 2014 con unas ventas de 7.000 toneladas de miel.
Preguntado por el coste de cambiar las etiquetas en caso de que se escuchara la petición de COAG, Redondo, sin dar cifras, insiste en que tal medida elevaría los costes productivos y restaría productividad al sistema. "Exportamos a 35 países del mundo. Etiquetamos con normativa de Estados Unidos, de China y de Australia pero en Europa lo lógico es etiquetar con normativa europea. Si hay un mercado único, debe haber legislación única", insiste, recalcando que lo único que quieren es "trabajar con las mismas normas que el resto de europeos".
"Las empresas locales se irían al traste"
El director de la mayor planta de envasado de miel, cuyas instalaciones en la localidad salmantina de Aldeatejada cuentan con una superficie de 76.000 metros cuadrados, pone como ejemplo de lo que no querrían para España a Italia y Grecia, dos países que incorporaron en su legislación nacional la obligatoriedad de detallar en el etiquetado el país o países originarios de la miel. "Hace tres años cambiaron la norma y ahora quieren dar marcha atrás porque les entra un volumen de mercancía de otros países que hace que sus empresas locales se vayan al traste", asegura Redondo.
"Sin embargo, esto a nosotros nos abrió la puerta de par en par. Nuestras ventas se han disparado. Antes en Italia y Grecia no se veía miel de importación y ahora es de un 25-30%", continúa, añadiendo: "Por querer proteger al productor local, le han perjudicado". La industria envasadora lo tiene claro: "Si se hace una ley, que sea para mejorar".