Su presencia pasa desapercibida para la gran mayoría de ciudadanos pero
si no se adoptan medidas de forma urgente las consecuencias no tardarán
en notarse. La vespa velutina, conocida popularmente como avispa
asiática, es una especie invasora muy agresiva que representa una
amenaza tanto para la conservación de la abeja autóctona como para la
biodiversidad del ecosistema.
En menos de una década este insecto ha conquistado la mitad del
territorio francés, país por el que ingresó a Europa, y continúa su
avance imparable por el norte español.
Hasta el momento la comarca mirandesa estaba libre de una plaga que en
comunidades limítrofes hace tiempo que ya representa un grave problema,
pero en los últimos meses se han descubierto varios nidos que han
encendido las alarmas. Se ha retirado uno en las inmediaciones de la
Casa de Cultura y se han localizado varios más en las cuencas del Ebro y
del Zadorra. A pesar del gran diámetro de los avisperos, al estar
situados a gran altura y camuflados entre las ramas de los árboles,
hasta que no se caen las hojas no se ven. «A estas alturas ya es tarde
porque la reina está hibernando oculta entre la corteza de algún árbol o
en grietas cercanas», explica Gustavo González, apicultor mirandés.
La falta de un protocolo de actuación por parte de la administración
regional favorece su expansión. Mientras en La Rioja y País Vasco ya se
han adoptado medidas, Castilla y León carece de un procedimiento
efectivo para controlar esta plaga, como sí se aplica exitosamente con
otras como el mejillón cebra o el visón americano.
Y una rápida actuación puede ser vital ya que si la especie se asienta
luego es casi imposible erradicarla. «Hay que frenarla cuando aparece
porque si no donde ahora hay 20 nidos en un año puede haber más de 200
ya que se reproduce muy rápido», asegura Daniel Martínez, de ApiEbro,
explotación local que produce más de 20 toneladas de miel anuales.
Actualmente son los agentes medioambientales y los bomberos quienes
retiran los nidos cuando reciben el aviso pero no cuentan con los medios
necesarios. También los apicultores intentan por su cuenta frenar el
avance con trampas caseras, pero no es suficiente. Por eso reclaman un
plan de acción similar al que ya se ha implementado en otras provincias,
que incluya un seguimiento para atajar su expansión, destrucción de
nidos, formación de personal especializado y material adecuado como
perchas y trajes.
menos polinización. La avispa asiática es un depredador que aprovecha
su mayor tamaño para atacar a la abeja cuando ésta regresa a la colmena
tras polinizar. «La espera en la entrada, la mata y chupa el néctar que
traen en el abdomen para sacar proteína con la que alimentar a sus
larvas», explican los apicultores. Su agresividad provoca que unos pocos
ejemplares puedan acabar con una colmena entera. «A los grandes
productores nos genera grandes pérdidas pero a los pequeños directamente
les lleva a la ruina», aseguran.
La consecuencia directa es el incremento del precio de la miel para el
consumidor. «En algunas zonas de Francia se ha duplicado e incluso están
teniendo que importar núcleos de abejas para poder seguir produciendo y
si aquí no se ponen medidas pasará lo mismo», señalan desde ApiEbro.
Pero el avance de la avispa asiática afecta a más aspectos que a la
producción apícola ya que al reducirse la colonia de abejas se ve
alterado el proceso de polinización, lo que afecta tanto a plantas
silvestres como cultivos. Además, no solo se alimenta de abejas sino de
otros insectos, lo que supone una amenaza para la biodiversidad del
ecosistema, y el trampeo incontrolado mediante botellas con productos
venenosos, atrae a las avispas pero también a muchos otros animales, por
lo que «si no se aprueba un plan de actuación rápido en unos años
desaparecerán algunas especies».