Extremadura registra 70.000 nuevas colmenas en el año 2015, según Coag
"La apicultura se ha puesto de moda", ha el responsable de este sector de Coag Extremadura, Paulino Marcos.
Extremadura cuenta con unas 560.000 colmenas, por lo que es uno de los grandes referentes del sector en la Península.
El incremento de esta actividad se debe principalmente
al estancamiento de diversos sectores productivos en la comunidad, como
por ejemplo la construcción o las renovables, lo que hace de la
apicultura un negocio atractivo, ha indicado.
Además,
los precios de la apicultura aumentaron en 2013 y 2014, lo que sirvió
de atractivo para llegar al sector, aunque el objetivo actual de los
intermediarios es bajar las cotizaciones a nivel internacional, según
Marcos.
Marcos ha alertado de las consecuencias de
este creciente interés para el sector, pues en muchos casos se trata de
personas sin conocimientos, lo que puede acarrear un problema en
aspectos como el control de enfermedades.
Además, los
apicultores tradicionales tienen desde hace años sus espacios y sus
contratos con los propietarios de fincas, mientras que los novatos
inicialmente no encuentran sitio, por lo que en ocasiones hacen ofertas
al alza para poder instalar sus colmenas, ha explicado el dirigente de
Coag.
No ha habido más miel
Sin embargo, ha advertido de que este aumento en el número de colmenas
no ha venido parejo al de un incremento en la producción, pues ésta
depende de los factores meteorológicos, y en este sentido ha sido un año
irregular para la apicultura extremeña.
Así, por un
lado ha sido una campaña negativa para el sector tanto en primavera, con
temperaturas muy elevadas en marzo y abril, como en la trashumancia del
girasol en las llanuras de Valladolid o en la melaza de la encina
castellanoleonesa.
Sin embargo, ha apuntado, fueron
positivas las campañas de la melaza de roble y de las floraciones de
castaño propias también de la trashumancia.
En
general, el año ha sido "malo" para el sector en cuanto a producción, ha
indicado Marcos, quien ha alertado de las consecuencias de las altas
temperaturas impropias del otoño y la primavera.