miércoles, 28 de febrero de 2007

Miel dulce por naturaleza

La apicultura ecológica se erige como una actividad ganadera necesaria para favorecer la existencia de la flora y fauna de nuestro entorno
Miel dulce por naturaleza
APICULTOR. Imagen de un panal en el transcurso de una clase didáctica a los más pequeños.

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CERTIFICADO ECOLÓGICO

Requisitos
Colmenas: Titulares de explotaciones apícolas que posean más de 50 colmenas inscritas en el Registro General de Explotaciones Ganaderas.

Superficie: El apicultor deberá contar con una superficie de pecoreo, de cultivo o pastizal ecológico de al menos una hectárea por cada colmena.

Propietarios: Los titulares deberán estar inscritos en un órgano de control autorizado por la Consejería de Agricultura y Pesca y renovar anualmente dicha inscripción.

Control: Las superficies sobre las que se asienten las colmenas deben estar inscritas en el correspondiente organismo de control como ecológicas, y cumplir estrictamente con lo establecido en el Reglamento 2092/9.

Localización: La mayoría de los apicultores de ecológica se localizan en la Sierra de Cádiz, concretamente en los municipios de Grazalema y el Bosque, aunque también hay solicitantes en Jerez y Algeciras.

Según Einstein, «si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían 4 años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres...». En esta máxima se basa José Manuel Benítez, apicultor ecológico de profesión, para proclamar la imperiosa necesidad de mantener esta actividad ganadera que permite el fin de preservar la flora y fauna que nos rodea.

Realmente, no hay muchas diferencias entre la apicultura convencional y la ecológica, pero con el fin de insistir en la calidad del producto final y en el máximo respeto al medio ambiente, la Junta de Andalucía requiere una serie de requisitos para dedicarse a ésta última ocupación. En función de estas condiciones, es difícil encontrar fincas certificadas cerca de focos de contaminación, de terrenos tratados por productos fitosanitarios o químicos y, por supuesto, de vertederos.

De hecho, las explotaciones dedicadas a la apicultura ecológica deben ubicarse al menos a tres kilómetros de aquel tipo plantaciones, superficies y recintos. Son los parques públicos, naturales y de vegetación autóctona los emplazamientos ideales para realizar esta actividad, ya que éstos, a través de la polinización, hacen posible que todo tipo de cultivo se beneficien finalmente de esta simbiosis con la naturaleza.

Es, precisamente, el apoyo de la Administración autonómica el que está provocando el crecimeinto de esta actividad ecológica en la provincia. El incremento de solicitudes en 2006 con respeto al ejercicio anterior fue del 600 por ciento, ya que en 2005 sólo hubo un solicitante por los seis del pasado año. La subvención que concede la Consejería de Agricultura y Pesca asciende a más de 30.000 euros y, en la actualidad, existen unas 1.060 colmenas en toda la provincia.

A pesar de la insistencia de la Junta, José Manuel Benítez señala un obstáculo para el crecimiento de la apicultura ecológica, referido a «la normativa a nivel europeo», que, en su opinión, «está hecha a medida de los países del norte de Europa. Evidentemente necesitamos que este reglamento se adecue a nuestra tierra».