domingo, 6 de mayo de 2007

La desaparición masiva de abejas preocupa a los apicultores de la zona

3/04/2007 | Barbanza
Solicitan a la Xunta que agilice los estudios para determinar las causas de este fenómeno
Algunos criadores perdieron en los últimos meses entre cincuenta y sesenta colmenas
ara Ares | corresponsal | noia
CARMELA QUEIJEIRO

Apicultores de la comarca viven con inquietud y preocupación la desaparición masiva de abejas que vienen padeciendo desde hace meses; algunos incluso dicen que desde hace un par de años. Hasta el momento, los escasos estudios realizados no han dado con las claves a las que puede obedecer este misterioso fenómeno, que se extiende también a otros sitios de Galicia y Europa, y que en Estados Unidos está causando auténticos estragos.
Los criadores barbanzanos están cansados de esperar respuestas que no dan llegado, mientras la producción cae en picado y se ven obligados a realizar desembolsos económicos para que las colmenas que quedan vacías vuelvan a ser productivas.
Por ello, instan a la Xunta de Galicia a que agilice las investigaciones puestas en marcha y a que, de una vez por todas, los expertos esclarezcan las causas a las que responde esa merma en el número de insectos.
Apicultores de la parroquia de Santa María de Roo, en el término municipal de Noia, constatan las negativas repercusiones que están sufriendo. Uno de ellos, que produce en torno a 1.500 kilos de miel al año y que la comercializa bajo la denominación específica del consello regulador gallego, explica que en cuestión de tres meses perdió más de cincuenta de las 80 colmenas que tenía.
Reponer cada una de esas estructuras supone un coste aproximado de 100 euros, según suscribe ese criador. En su caso concreto, gastó todavía más dinero, puesto que envió muestras de miel, polen y abejas a analizar a un laboratorio de Guadalajara, donde le dijeron que la desaparición de los insectos era debida a una enfermedad. Este apicultor noiés compró un medicamento, que le costó 200 euros, pero asegura que no notó mejoría alguna, por lo que duda que esa sea la verdadera causa del problema.
Otro colega suyo, también de Noia, cuenta que de 70 colmenas que cuidaba y explotaba, ahora le quedan 10 donde se pueden ver todavía abejas.
Por ello, insta a la Administración gallega a que tome cartas en el asunto y a que contacte con otros lugares donde realizaron estudios semejantes a fin de tratar de atajar el problema lo antes posible. Además, reclama que se habiliten ayudas para indemnizar a los apicultores por las pérdidas que tienen.
Eugenio Anido Cao se dedica a la cría de abejas desde hace 33 años. Sus enjambres se encuentran situados en Lesende, en Lousame. «De 30 colmeas que tiña, quédanme catro ou cinco», declara. Afirma que cuando más empezó a notar la desaparición de los himenópteros fue el verano pasado. Para Anido, tampoco está nada claro cuál de las múltiples hipótesis que se barajan es la correcta, ya que él también ha oído hablar de posibles enfermedades, uso de productos pesticidas altamente tóxicos y otros factores.
El apicultor pobrense Senén Cortizo se remonta unos dos años atrás para situar las primeras desapariciones de abejas. En ese período, dice que perdió cerca de ochenta colmenas. En su opinión, el fenómeno guarda relación con pesticidas y fungicidas, ya que sostiene que los enjambres que se vacían son los que están cerca de cultivos.