domingo, 6 de mayo de 2007

Una actividad fundamental del área rural asturiana

. MENÉNDEZ/GIJÓN
Una actividad fundamental del área rural asturiana

Siempre han estado vinculadas a la actividad rural asturiana. En mayor o menor medida, desde tiempos inmemoriales, las casas del campo asturiano tenían colmenas para surtirse de miel -el único edulcorante a su disposición- y cera para hacer velas.

Esa tradición continuó hasta que en 2002 la Unión Europea aprobó una normativa que obligaba al censado de las colmenas. Tras cinco años para adaptarse a esa norma, ahora ya es de obligado cumplimiento, pero los apicultores piden que la ley se amolde a las características de la producción en Asturias con el fin de lograr una mayor flexibilidad en su aplicación.

Una forma de potenciar la apicultura, según AGA, podría pasar porque en épocas de excedentes de miel «que pueden llegar a 300 kilos» se puedan vender sin la necesidad de cumplir la exigencias que se imponen a las grandes industrias, pues «nadie puede invertir 40.000 euros en hacer una minifábrica para vender un poco de miel que le sobre», asegura Casimiro Sixto Muñiz.

Hace años, en el Principado se introdujeron abejas procedentes de Extremadura y Zamora, «No son ningún problema, porque se adaptan a la capa vegetal que tiene la región», recalca el presidente de AGA.

Lo que Muñiz quiere dejar claro es que no existe ningún intrusismo en el sector de productores no registrados de forma oficial, sino que «quien se entromete en la forma de trabajar es la ley, pero tendrá que ser así, aunque creo que se tendría que adaptar a nuestras peculiaridades para que podamos seguir teniendo un paraíso natural», sentencia.