otenciar el valor de las mieles de Sierra Morena contribuyendo a la elaboración del pliego de condiciones de la Denominación de Origen es uno de los objetivos del grupo de investigación coordinado por la profesora del departamento de Bromatología de la Universidad de Córdoba (UCO) Manuela Jodral. En este sentido, el proyecto fue impulsado por la Diputación de Córdoba y a la iniciativa se adhirieron las de Jaén, Sevilla y Huelva, así como la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Las mieles que se incluirán en la D.O. son la milflores, la de Azahar, de Romero, de Eucalipto, de Madroño, de Cantueso, de Brezo y de Castaño, y Manuela Jodral afirmó que "el trabajo de laboratorio está casi hecho". Este proceso ha consistido en el análisis polínico de las muestras, realizado por el profesor del departamento de Botánica José Luis Ubera, el análisis sensorial, cuya responsable es Hortensia Galán; y el físico--químico, que ha sido realizado por Inmaculada Rodríguez bajo la supervisión de Salud Serrano, del departamento de Bromatología, en el que también se encuentra Juan Antonio Hernández.
Los investigadores también pretenden desarrollar un Sistema de Información Geográfica con las coordenadas donde se encuentran las mieles para completar la caracterización de cada una. Esta tarea está dirigida por el profesor Eduardo Gutiérrez de Ravé, del departamento de Ingeniería Gráfica, con la colaboración de Abraham Montero. El estudio también cuenta con la información de las encuestas realizadas a los apicultores, donde especifican en qué lugar recogieron las mieles o con qué técnicas, entre otros datos.
El objetivo es establecer los parámetros que deben tener los distintos tipos de mieles para obtener la D.O. Así, Salud Serrano explicó que el color, el contenido enzimático, o la cantidad de minerales de la miel serán algunos de los valores a tener en cuenta y el objetivo es "que no solo se cumpla el parámetro según la normativa, sino que tenga incluso más calidad". Del mismo modo, Hortensia Galán señaló que "mieles con los mismos parámetros físico--químicos pueden saber u oler diferentes". Se puede distinguir entre las mieles amargas, las dulces, las saladas, las que huelen a flores o las que huelen a frutas, y "estas características son las únicas que evalúa el consumidor de forma directa", por lo que hallar las distintas cualidades contribuirá a la diversificación del producto.