Por Fernando Calatayud
Esta es la apreciación que tienen los apicultores después de lidiar sin tregua durante casi 20 años con este fatídico parásito de las abejas. En lo referente a la sanidad apícola, los dos últimos años han sido bastante dramáticos por los efectos del "Síndrome de despoblamiento". Las pésimas condiciones climatológicas, marcadas por una intensa sequía, han actuado como detonantes de un decaimiento general de las colmenas, en el que también pueden haber colaborado otros factores según las regiones, como la nueva Nosema (Nosema ceranae, tóxicos ambientales como ciertos insecticidas persistentes de nuevo uso, las virosis y su vector por excelencia, la Varroa. El elevado número de colmenas que mostraron despoblamiento muy grave, con un porcentaje de mortalidad medio entre el 30-50 y una marcada disminución del rendimiento, han determinado que este episodio haya llegado a ser, en muchos casos, más grave que el primer embate de la Varroa a finales de los 80.
Durante 2006, los indicios han sido más favorables, no obstante la gravedad de la situación pasada ha provocado que se inicien varios proyectos de investigación sobre estos intensos cuadros de despoblamiento en las colmenas. Hay cambios que justifican con creces este estudio: Una nueva Nosema, nuevos tóxicos ambientales y una nueva Varroa, que parece que embiste con una renovada virulencia. Conocemos muy bien a la Varroa que nos colaron en 1986, pero ¿Es la misma después de 20 años?. Algunos cambios han detectado los científicos para rebautizarla con el nombre de Varroa destructor. Por un lado está la pérdida evidente de la eficacia de los productos acaricidas contra la Varroosis. Llevamos muchos años confiando en las mismas materias activas, no más de tres, que hemos usado con demasiada generosidad y muy poca coordinación y es una realidad tangible que el ácaro ya no muere tan fácilmente como hace 20 años. Con esta reducida oferta de acaricidas, la confianza inicial se ha tornado, después de 20 años, en incertidumbre.
El coste del control de la Varroosis puede suponer el 10-15% de los ingresos obtenidos por la actividad, o bastante más si los productos no son eficaces, y esto no es nada compatible con los bajos precios de la miel y los elevados costes de produción.
Pero la tolerancia de Varroa a los acaricidas es un término que abarca no sólo su capacidad para eliminar o neutralizar fisiológicamente una molécula tóxica, también incluye los mecanismos que implican cambios en el comportamiento que les pueden ser ventajosos porque disminuyen el tiempo de exposición a los tóxicos, aumentando su supervivencia.
Un cambio en el comportamiento de varroa que encaja muy bien en este contexto sería una disminución del periodo forético. Los acaricidas sólo pueden atacar al ácaro durante la fase que está sobre la abeja adulta, ya que no hay ningún tóxico que atraviese el opérculo y actúe eficazmente en el interior de la celda de cría. A mayor periodo forético, mayor probabilidad de que una varroa sea afectada por el acaricida, de ahí la recomendación de que se realicen los tratamientos con la mínima presencia de cría operculada. Pero desde el punto de vista del parásito, le resultaría ventajoso para su supervivencia reducir al máximo este periodo para eludir el contacto con el tóxico.
En colmenas debilitadas se produce un retraso en el desarrollo de la cría y una prolongación de la fase de cría operculada favoreciendo la multiplicación de Varroa. En las colmenas con reinas deficientes, con micosis, con virosis o con nosemosis, la temperatura del nido baja, las nodrizas se sobrecargan y la nutrición de las larvas es deficiente, con lo que estas colmenas caen en la situación comentada anteriormente. Pero además, en estas colmenas debilitadas se descuidan otras labores normales de la colonia y esto también tiene una repercusión clara en el curso de la infestación por o en el pronóstico de la micosis.
Disminuye el comportamiento higiénico de extracción y eliminación de la cría afectada, que aunque en el caso de la Varroosis no sea muy eficaz, sí lo puede ser en el caso de la micosis o loque americana.
Además, desde la entrada de la Varroosis podemos decir que las colmenas padecen infecciones casi crónicas de virus alentados por la parasitación de Varroa y que éstas conllevan una disminución crónica de la esperanza de vida de las obreras. Muchos de los casos de micosis y loque americana también tienen una relación directa con los efectos de Varroa.
(*) Fernando Calatayud es Biólogo y apicultor