sábado, 29 de marzo de 2008

Una extraña epidemia está acabando con millones de abejas en todo el mundo

A día de hoy, nadie encuentra una explicación definitiva al problema. La alarma llega al punto de que algunos se preguntan si ha llegado el fin para las abejas.

| OLA web

Todo un misterio. Las abejas salen en busca de alimento y nunca regresan. De los cadáveres, ni rastro. Cuando los apicultores acuden a las colmenas, sólo encuentran a la reina y a unas pocas obreras jóvenes. Se denomina «síndrome del despoblamiento masivo» y, en países como Estados Unidos., ha llegado a afectar al 70 por ciento de la población de abejas de algunos países.

La Universidad de Córdoba calcula que en Andalucía, este síndrome ha traído consigo la desaparición de entre un 15 y un 30 por ciento de las abejas en los tres últimos años. Por tanto, está provocando un impacto muy negativo en la economía agrícola porque, además de afectar a la producción de miel y otros productos apícolas, provoca fuertes desequilibrios ecológicos en el campo al ser las abejas importantes polinizadores.
Pero, ¿quién es el culpable? Apicultores, ecologistas y sindicatos apuntan hacia ciertos pesticidas y productos químicos de uso agrícola como presuntos responsables. La creciente desaparición de las abejas en los últimos años empieza a preocupar, y mucho, no sólo a los apicultores sino también a agricultores y biólogos. El despoblamiento de las colmenas sigue siendo una incógnita pero ya hay estudios que indican que determinados productos fitosanitarios usados en el campo, provocan desorientación en estos insectos.

De continuar el problema, la escasa polinización traerá consigo una reducción de las cosechas y, a largo plazo, la desaparición de especies vegetales y, en consecuencia, también animales.

Francia fue el primer país europeo en dar la voz de alarma. Los sindicatos alertaron sobre el problema y varias investigaciones científicas confirmaron la teoría de que la principal causa estarían en algunos productos químicos usados en el campo.

Así, consiguieron que el gobierno francés prohibiese algunos de ellos mientras que en otros países como Bélgica, Portugal e Inglaterra se está presionando para que hagan lo mismo. Pero hay quien también culpa de esta mortandad a las radiaciones de las antenas de telefonía móvil.