La Unió propone al Ministerio de Medio Ambiente un estudio para analizar los efectos del cambio climático sobre la abeja y el resto de polinizadores
22 de mayo de 2008.- La Unió ha propuesto al Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino un estudio para determinar la influencia de la abeja y el resto de polinizadores en determinadas subregiones con el fin de determinar las consecuencias del cambio climático en la apicultura. En la reunión celebrada con responsables del Área de estrategia de adaptación de la Oficina Española de Cambio Climático, La Unió ha ofrecido todo su apoyo, experiencia en apicultura y colaboración para poner en marcha este proyecto.
La Unió ha presentado un informe completo donde destaca la importancia de la abeja de la miel como bioindicador y que la apicultura contribuye a frenar algunos efectos del cambio climático. Además, La Unió propone la creación y posterior seguimiento de una red apícola de alerta para analizar cada incidencia apícola y descubrir si pudiera estar enmascarando un proceso de desaparición de alguna especie sensible (animal o vegetal).
Según el secretario general de La Unió, Josep Botella, “la crisis apícola se agrava día a día y hay que buscar soluciones. La apicultura está en la cuerda floja, al límite de la rentabilidad, asfixiada por problemas sanitarios e inmersa en una grave crisis de producción y de precios”. El síndrome de despoblamiento sigue afectando a millones de colmenas en todo el mundo y eleva la tasa de mortalidad hasta en un 50% y debilitando las colonias hasta alejarlas de su estado productivo óptimo. Para Botella, “los problemas de la apicultura nos alertan que no somos tan sapiens como pensamos y que nos estamos equivocando al ir en contra de las leyes de la naturaleza”.
La Unió señala que la pérdida de sincronización entre el ciclo biológico de los vegetales y el de los polinizadores alerta que estamos en plena crisis de polinización. En el caso de la apicultura, la crisis se traduce en una pérdida de producción y en un incremento de los problemas sanitarios y de la tasa de mortalidad de las colmenas. Como consecuencia hay un déficit de polinización (fructificación y producción de semillas) que, en determinados casos, puede desembocar en la desaparición de especies vegetales y animales.
Según Josep Botella “la apicultura y la red de alertas pueden constituir un sistema de alarma para detectar los hábitats y escenarios locales donde se estén produciendo procesos de agresión sobre especies sensibles asociados al cambio climático; en definitiva, es una medida activa para frenar los efectos del cambio climático”. En los últimos años se ha acentuado todavía más la importancia agroambiental de la apicultura debido a la decadencia generalizada de los insectos polinizadores y algunos estudios revelan una disminución alarmante, tanto de especies como de individuos, en las poblaciones naturales de polinizadores. Para el secretario general, “esta disminución realza la importancia de la abeja de miel que ha pasado a asumir la polinización que antes realizaban otros insectos y se ha convertido, en la mayoría de los casos, en el polinizador mayoritario.
Por su parte, el Ministerio ha valorado muy positivamente la propuesta y se ha comprometido a estudiarla en profundidad y en posteriores reuniones concretar su desarrollo y las líneas de financiación oportunas.