viernes, 12 de junio de 2009
Dulce sabor a miel
Los apicultores de Almería no pueden competir por cantidad, pero sí por la calidad · Los costes son muy altos frente al precio de las mieles importadas
Una abeja obrera sale diariamente catorce veces de la colmena y en cada salida 'visita' mil flores. Una abeja obrera puede volar hasta tres kilómetros de distancia, aunque normalmente no se aleja más de un kilómetro en busca de flores. Para producir un kilo de miel, cada abeja obrera debe transportar a la colmena cinco litros de néctar, lo que supone alrededor de quinientos mil viajes desde las flores a la colmena.
El denodado trabajo de este insecto de 15 milímetros de largo no es rentable, al menos en la provincia de Almería, según el apicultor y responsable de Comercio Exterior del Banco de España, Ángel García de Frutos, quien lanza un mensaje claro: "los costes son muy elevados para competir con los precios de las mieles que vienen de fuera". Sin embargo, apicultores almerienses no comparten en su totalidad tal afirmación.
Según los expertos consultados, la vegetación almeriense está adaptada a un clima subdesértico que la hace única en Europa debido a las condiciones climatológicas y, por tanto, necesitan de la abeja para su polinización y subsistencia. Para María José Mañas, apicultora de Sorbas, "los apicultores almerienses debemos tomar conciencia de esta singularidad y no permitir que nuestra miel sea tratada del mismo modo que otras mieles procedentes de otros países".
En Almería la recolección de miel no puede compararse, incluso, con las de otras zonas de España donde las precipitaciones son más abundantes y se pueden recolectar miles monoflorales según la época del año. Si bien es cierto que en Almería la recolección es menos abundante, es igualmente cierto que la miel es más rica en propiedades al contener esencias de tomillo, albaida, naranjo, romero, más la infinidad de plantas endémicas adaptadas al territorio almeriense.
María José Mañas tiene meridianamente claro que "los apicultores debemos ser conscientes de que nuestra miel es única; que debemos diferenciar nuestra miel del resto de las mieles milflores y que esto solo se logra con una denominación de origen". Trabajar en este sentido es la labor en la que se encuentran algunos apicultores almerienses que apuestan por u producto al que, tal vez, no se le da el valor que se merece.
Es sabido que los apicultores de Almería no pueden competir en cantidad, pero, por suerte, sí pueden competir en calidad. Los países árabes, grandes consumidores de miel a la par que grandes entendidos en sabores y propiedades, aprecian las esencias de la miel almeriense. Si, a modo de ejemplo, la miel que se produce en Túnez se vende a 18 euros el kilo y está perfectamente diferenciada de la miel importada, ¿qué mecanismos hay que poner en marcha para que la miel almeriense sea igualmente valorada?
"Unir fuerzas para apostar por un proyecto común y valorar lo que las colmenas nos dan", es la receta que María José Mañas pone sobre la mesa y que quiere hacer llegar a las distintas Administraciones. Por otra parte, el Plan Nacional Apícola para los años 2008-2010, como apunta Silvia Cañas, ingeniero técnico agrícola y directora de Vida Apícola, destinará de media once millones de euros al año entre las 17 Comunidades Autónomas. Estas ayudas son consideradas justas por Ángel García de Frutos, puesto que "si producimos una media de 27 kilos de miel por colmena y los vendemos a dos euros el kilo, es evidente que no cubrimos costes de explotación". La situación económica actual en el sector apícola está marcada por las crisis crediticias, el cambio climático, y la escasez y subida del precio de la miel.
En opinión del consultor apícola Alberto Castro, "la evolución reciente de los mercados viene marcada por la duplicidad de mercados, el intento de manipulación del mercado, el aumento de los costes y la falta de transparencia; los grandes 'brokers, sobre todo alemanes y estadounidenses, han estado intentando bajar precios y cortando las compras en espera de las nuevas cosechas de los productores". Parece pues, que el apicultor se mueve en un entorno hostil: el peso de la apicultura para las Administraciones es muchos menor al de otros sectores.
Para María José Mañas no hay duda: "el sector apícola almeriense precisa de denominación de origen y el mismo trato que otros sectores, como el del aceite, el vino, que reciben importantes ayudas". A este respecto, el catedrático de Zootecnia-Producción Animal de la Universidad Politécnica de Madrid, Ángel González Grau, destaca la gran importancia de la abeja como agente polinizador y su valor económico por lo que hace a la fertilización y a la biodiversidad.