León, 29 jul (EFE).- Los ataques de oso pardo a las explotaciones de miel provocan cada año graves destrozos en las colmenas que se encuentran a su paso; estos daños son indemnizables por la Junta de Castilla y León, aunque muchos apicultores se quejan de que las tasaciones cada vez son inferiores y el proceso muy largo.
Para acceder a la indemnización, la Junta de Castilla y León comprueba que "efectivamente el causante de los daños fue el oso y se resarce inmediatamente", según fuentes de la Junta de Castilla y León.
María Teresa Álvarez una de las personas afectadas por el problema en la comarca de Laciana, con una explotación de más de 400 colmenas, ha denunciado que hasta junio de este año no ha recibido la indemnización correspondiente a las 70 colmenas dañadas en 2007; "es una vergüenza lo que están haciendo con los que vivimos de la miel", ha añadido.
Además, según señala, las indemnizaciones cada año disminuyen: mientras que en 2004 la tasación se encontraba en torno a los 226 euros por colmena, en 2007 la cuantía ha disminuido hasta 130 euros, cuando la indemnización "lógica" sería de 260 euros, el doble de lo que se ha pagado en 2007.
El principal problema que encuentra el osos cuando se despierta de su largo letargo en la época invernal es que ha perdido gran cantidad de proteínas que tiene que reponer y para ello busca comida que antes encontraba en la carroña que los ganaderos dejaban por el monte.
Pero en la actualidad un reglamento de la Unión Europea prohíbe dejar por el monte los cuerpos de todos aquellos animales que mueren en las granjas; por tanto, el oso tiene que buscar otro tipo de alimentación que encuentra en las colmenas, según informó el presidente de la Fondo para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS), Roberto Hartasánchez.
El oso pardo, especie en peligro de extinción y altamente protegida, suele actuar en la explotaciones de miel que se encuentran a su paso a lo largo de la cordillera Cantábrica.
No obstante, en la actualidad avanza mucho más y llama la atención que se está acercando a zonas como la de Almanza y Valderrueda que no son lugares en los que no suele estar presente y, sin embargo, se han convertido en un lugar habitual de visitas, ha asegurado el coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo, José Luis García Lorenzo.
Desde la Fundación del Oso Pardo se está intentando ayudar a los apicultores para solucionar el problema con los osos a través del proyecto Life que, entre otras cosas, tiene por finalidad poner pastores eléctricos, uno de los sistemas más eficaces para impedir que el oso entre en las colmenas.
Aunque María Teresa Álvarez duda de la eficacia de estos mecanismos ya que "el oso veterano se las ingenia para entrar, pues escarba por debajo y no toca del pastor para nada". EFE