La cooperativa quiroguesa Cauru empezó a producir en el 2004 y ya está bien afianzada en el mercado especializado
En el año 2004 comenzó la actividad productora de la cooperativa apícola Cauru, que posee instalaciones industriales en el polígono empresarial de Quiroga y tiene una buena parte de sus colmenares en la sierra de O Courel. En estos cinco años no ha surgido en la zona ninguna otra iniciativa de este tipo, aunque la experiencia de Cauru ha sido muy positiva, según indica Antonio Neira Rodríguez, uno de sus principales promotores, que actualmente ocupa el cargo de secretario de la cooperativa.
La entidad tuvo hasta una decena de socios, aunque algunos de ellos fueron abandonando la apicultura por motivos de edad, y en la actualidad está formada por ocho productores. En su primer año, la cooperativa cosechó unos 10.000 kilos de miel y desde entonces ha ido aumentando la producción hasta llegar a unos 20.000 kilos anuales. La cosecha de este año fue menos voluminosa, de unos 15.000 kilos, debido a que la meteorología no se mostró muy favorable. La totalidad de esta producción cuenta con el sello del Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia.
Fácil salida
Según explica Antonio Neira, un 50% de la miel producida por Cauru se vende a granel y el producto encuentra salida con gran facilidad. «Casi la totalidad de la producción se vende a negocios especializados en productos ecológicos y la mayor parte de la clientela está en Galicia, exceptuando una empresa de Cataluña y otra que tiene tiendas en León y Madrid», comenta. «La miel ecológica es un producto que tiene mucha demanda y no es nada difícil de colocar en el mercado», añade.
En los últimos tiempos, algunos de los socios de Cauru se dedican también a producir polen y aunque el volumen es todavía limitado -entre 500 y mil kilos- se espera que aumente en los próximos años, ya que tiene también una demanda muy alta. «El polen que producimos es mucho menos del que nos piden, porque lo quieren en todas las tiendas de alimentación ecológica y se vende muy bien aunque es caro», comenta el secretario de la cooperativa. «Hay quien nos anima a producir otras cosas, como la jalea real o el propóleo, que tiene un precio muy elevado, pero hay que ir poco a poco», agrega. El propóleo es una sustancia antiséptica que las abejas producen a base de resina y savia y que utilizan para proteger las colmenas contra bacterias y hongos. El producto se utiliza en la industria farmacéutica y cosmética y en la fabricación de tintes, entre otros usos.
Neira señala por otro lado que los beneficios de la cooperativa han supuesto un importante colchón económico ante la crisis de la pizarra, ya que la mayoría de sus socios trabajaban en este sector. «Estas personas, al perder su empleo en las pizarreras, se han dedicado a incrementar la producción de miel y eso les ayudó a salir adelante», apunta.