Las previsiones realizadas por organizaciones agrarias como COAG indican que este año la producción de miel en España se reducirá un 50%. Estas estimaciones señalan que, debido a las abundantes lluvias y al intenso frío del invierno, se reducirán de 30.000 a 15.000 las toneladas producidas a nivel nacional en 2010. Estos datos han sembrado la preocupación en buena parte del sector apícola, pero no así en el Principado.
Y es que en Asturias, al igual que ocurre en toda la cornisa cantábrica, las abejas se comportan de manera diferente a las del resto de España. Aquí estos insectos no alteran su conducta con las lluvias -siempre que no se prolonguen durante largos periodos- y el frío de este invierno no ha sido suficientemente intenso como para alterar su rutina.
De hecho, y aunque la mayor parte de la miel de la región se recoge en septiembre, los principales representantes del sector no dudan en señalar que esperan tener un buen año y superar los niveles de producción de 2009, que rondaron los 600.000 kilos. Una buena noticia para los asturianos, que son los españoles que más miel consumen con una media cercana a 1,3 kilos por persona y año.
«Aunque aún es un poco pronto para habla de datos, lo que sí vemos es que viene un año bueno en cuanto a la producción», apunta Christian Ozers, presidente de la Federación de Asociaciones de Apicultores de Asturias (Fapi), quien explica que esto se debe a que «los temporales del invierno han sido bastante alternos y que la floración de esta primavera ha sido bastante fuerte».
La misma impresión tienen en la Asociación de Apicultores de Boal. Uno de sus miembros, Julio Fernández, asegura que, pese a que junio fue malo por las inundaciones, «las colmenas ya se han recuperado y va a ser un buen año». Destaca además que durante los últimos doce meses el número de bajas entre las abejas ha sido menor al de otros años.
Enfermedades
No hay que olvidar que las enfermedades son una de las mayores preocupaciones de los apicultores. Principalmente dos de ellas: la varroa y el síndrome del desabejado. En lo que respecta a la primera, Ozers señala que «cada vez nos da más problemas. Por algún motivo los tratamientos están funcionando peor y ya hay apicultores que los están comenzando a aplicar dos veces al año».
El desabejado, un síndrome por el cual las abejas abandonan las colmenas, «no es algo que cause alarma en Asturias», apunta el presidente de la Fapi. «Se ha diagnosticado algún caso puntual en colmenas situadas en las cuencas. Creemos que puede tener relación con algunos tóxicos que se utilizan en los pesticidas y que desorientan a las abejas», indica Ozers, para quien más grave que estas afecciones para la supervivencia de estos insectos es sin duda el despoblamiento de las zonas rurales