lunes, 19 de septiembre de 2011

La Casa do Mel envasará y comercializará su producción


La Casa do Mel de Goente, en As Pontes, envasará y comercializará a partir de este año su propia miel, en una apuesta con la que la entidad, que nació hace ocho años con la intención de renovar el sector y promover la apicultura en la zona, cierra el proceso de producción y se hace independiente de cualquier intermediario para la venta.
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La Casa do Mel, que está en pleno proceso de remodelación de sus instalaciones para habilitar una nueva sala de extracción y de envasado, además de un almacén, cuenta en la actualidad con alrededor de 80 socios, la mayor parte pequeños apicultores que trabajan menos de 20 colmenas.

Entre todos, y aparte de la miel que cada uno destina al autoconsumo y a la venta a pequeña escala, producen 10.000 kilos anuales del manjar elaborado por las abejas, que ahora será envasado en las instalaciones de Goente bajo el nombre de miel de la Casa do Mel, que «ya cuenta con suficiente prestigio», apunta Manuel Ferreira, el responsable de la asociación.

«La idea de las reformas es que la gente saque su miel, que la entregue y que se olvide, sin preocupaciones ni problemas. El objetivo es cerrar el proceso completo y que los apicultores tengan en la Casa do Mel todos los servicios necesarios», explica Ferreira.

La comercialización, que se hará mayoritariamente en cristal, pero también en plástico sanitario, se destinará principalmente al ámbito local, en tiendas y restaurantes, aunque desde la Casa doe Mel no descartan ampliar fronteras si fuera necesario. «Si tenemos excedentes, lo venderemos. El año pasado ya nos hicieron un encargo desde Bélgica, pero no teníamos suficiente producto», explica Ferreira, que asegura que los Países Bajos y Alemania son los principales consumidores de miel.

«Estamos muy satisfechos con el proyecto y con todo lo que conseguimos en estos años, porque el éxito de estas cosas se debe al equipo, que trabaja de forma desinteresada», apunta el responsable del la Casa do Mel, que asegura que cuando iniciaron la delegación de Aga Eume, hace 13 años, y en el momento en el que la Casa do Mel abrió sus puertas, hace ocho, «tenía miedo de que no funcionara, porque no había muchas experiencias en Galicia».

«Las cosas cambiaron mucho desde aquellos años. Nuestra intención fue siempre promocionar la miel de la comarca y renovar los productores, y se va consiguiendo. Ahora, tenemos socios desde los 20 años hasta los 75 y está aumentando mucho el número de mujeres», apunta Ferreira. Sobre la promoción, dice que «el esfuerzo dio sus frutos» y la miel ya cuenta con un gran reconocimiento.

«Nos esforzamos en que esté presente en todas las comidas populares de la comarca, la servimos a precio de coste y está teniendo muy buenos resultados. Viene mucha gente aquí a por ella y las visitas también están aumentando», explica el alma máter de esta apuesta por un producto para muchos olvidado, que indica que el curso pasado recibieron a más de 4.000 escolares en visitas didácticas al museo, además de muchas otras excursiones de adultos y de guías turísticas.

Asignatura pendiente

Pese a que Ferreira reconoce que «la Casa do Mel ya está exprimida al máximo como un centro de divulgación que da a los socios un servicio completo -hace tres años construyeron el laboratorio de análisis, «un logro muy importante»-, asegura que todavía queda una asignatura pendiente: crear un colmenar más amplio, con un criadero de reinas, cubierto para la lluvia y de cristal, para ser divulgativo y dar acceso a la gente. El actual, formado por un total de diez colmenas, solo se utiliza para las prácticas de los socios.

SOCIOS

* De media docena a 80 en poco más de una década. La delegación de Aga Eume se creó hace 13 años de la mano de media docena de personas de más de 50 años. Con el tiempo y la apertura de la Casa do Mel, el número de socios fue creciendo, al tiempo que se diversificaron las edades. «La apicultura es una afición de gente mayor, no podemos negarlo, pero en los últimos años y a través de los cursos de iniciación entraron muchos jóvenes», explica Ferreira. En la actualidad, la Casa do Mel cuenta con 80 socios, de edades entre 20 años y más de 70.

CURIOSIDADES
Las abejas reina viven 5 años y las obreras, meses

Las abejas melíferas se dividen en tres castas: abeja reina, obreras y zánganos. La reina es la única hembra fértil, que pone huevos fecundados que dan origen a abejas obreras infértiles y huevos no fecundados que dan origen a zánganos fértiles.

Colmenas

Una colmena tiene normalmente entre 30.000 y 80.000 individuos, de los cuales casi su totalidad son obreras.

3.000 diarias

Durante la floración, que tiene lugar a lo largo de la primavera y en parte del verano, nacen entre 2.000 y 3.000 abejas diarias de cada reina. Una vez puestos los huevos, las abejas obreras tardan alrededor de 21 días en nacer. De ellas, algunas mueren con el paso de los días y las otras, una mayoría, comienzan a trabajar en la producción de miel.

«Viven según trabajan»

Una abeja reina vive una media de cinco años. Las obreras, en cambio, tienen una esperanza de vida mucho más corta, de alrededor de 30 o 35 días como máximo en primavera y en verano y algo más en invierno. «Las obreras viven según lo que trabajan, porque cuanto más trabajan, antes mueren», explica Ferreira. Las abejas obreras segregan la cera utilizada para construir los panales y son también las encargadas de limpiar y mantener la colmena, criar a las larvas, vigilar el panal y recolectar el néctar y el polen. Además, son las que pican, con un aguijón que sirve para inyectar veneno en un enemigo para defenderse.

Influencia del clima

Manuel Ferreira explica que las alteraciones en el clima, tanto en temperaturas como en precipitaciones, pueden alterar la producción de miel anual. «La abejas trabajan durante los meses de abril, mayo y junio. Si en esos meses llueve, afecta a la floración y las obreras no pueden trabajar. Y en septiembre, aunque haga buen tiempo, no sirve de nada para las abejas porque ya no hay flor», dice. Según eso, muchas teorías aseguran que el cambio climático es la causa de la elevada mortandad de las abejas en los últimos tiempos y las colocan como el mayor ejemplo de su existencia. «Está comprobado que afecta y hay bajas por los cambios de temperaturas», explica el responsable de la Casa do Mel.