lunes, 19 de septiembre de 2011

La Unió de Llauradors reclama a Gobierno y Generalitat que prohíban los cultivos transgénicos

El fin es evitar contaminar y proteger productos como la miel que producen los apicultores valencianos
La Unió de Llauradors reclama al Gobierno central y a la Generalitat que prohíban los cultivos transgénicos al aire libre para proteger y evitar la contaminación de productos como la miel que producen de forma natural los apicultores de la Comunitat Valenciana.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) acaba de dictaminar que la miel contaminada con polen derivado de organismos transgénicos no podrá comercializarse sin autorización previa. La historia comienza en 2005 cuando el apicultor alemán M. Karl Heinz Bablok descubre trazas de maíz OGM MON810 en su miel. Sus colmenas están a 500 metros de unos terrenos del Land de Baviera donde Monsanto lleva experimentando ya varios años con el maíz GM de Monsanto. El apicultor demanda al Gobierno de Baviera en un tribunal administrativo. Posteriormente el abogado general estima que “la presencia en la miel de polen OGM, aún en cantidades ínfimas, hace que la miel necesite una autorización previa a su comercialización. Un alimento que contenga material genético proveniente de una planta modificada genéticamente, que se haya introducido intencionadamente o no, debe siempre ser considerado como un alimento producido a partir de una planta modificada genéticamente”. Y es esto lo que ahora dictamina el TJUE.

La Unió cree que dicha sentencia podría servir para que los apicultores españoles y valencianos, rodeados de cultivos de maíz transgénicos, tuvieran una razón legal para reclamar indemnizaciones por contaminación de su miel. Mientras que en Alemania los cultivos experimentales con OGM deben ser autorizados por el Gobierno, aquí en España los cultivos son abiertos y hay más de 70.000 hectáreas plantadas). Pero también esta sentencia de Alemania podría ocasionar graves pérdidas a los apicultores de la Comunitat Valenciana ante la imposibilidad de comercializar sus mieles sin autorización previa al tener trazas de productos transgénicos de los que ellos no tienen la culpa.

La Unió indica que la comercialización de la miel en la Unión Europea está gestionada por la Federación Europea de Envasadores y Distribuidores de Miel que mueve el 80% de las importaciones de miel con apenas quince comercializadoras.

Con anterioridad a este fallo judicial habían parado el comercio mundial de la miel con una bajada de los precios de de la miel.

Para Carlos Muñoz, responsable del sector apícola de LA UNIÓ, “la contaminación del caso alemán ha servido para desclasificar las mieles de calidad, también las nuestras. De miel natural se pasa a producto procedente de plantas modificadas genéticamente, es decir, contaminadas”. Muñoz insiste en que “si queremos una agricultura social y obligadamente sostenible -la apicultura lo es- tenemos la oportunidad de prohibir los cultivos transgénicos en España como ya lo han hecho otros países declarando sus territorios libres de transgénicos”.