martes, 14 de octubre de 2014

Las abejas mueren, los apicultores se arruinan

 

El sector de la apicultura en Valladolid no pasa por buenos momentos. Y no es por la crisis económica, que también, sino por un fenómeno que desde hace años atormenta a los artesanos de la miel. La alta mortandad de las abejas ha hecho que las personas que se dedican a esta actividad hayan tenido un descenso en la producción que en ocasiones llega hasta el 40 por ciento.

Y lo peor es que los expertos no se ponen de acuerdo sobre el origen del problema, que podría tener múltiples factores. El consultor apícola Antonio Gómez Pajuelo apunta tres causas fundamentales. La primera es el cambio climático. Una abeja suele volar unos 800 kilómetros durante su vida, que dura un mes y medio si nace en primavera y el doble si lo hace en invierno. Si no se produce la habitual floración en otoño y esta estación es más seca de lo habitual, estos ciclos vitales varían y merman el número de unidades de las colmenas.

El segundo de los motivos es el uso de fungicidas, que provocan «la intoxicación del néctar», generalmente en los girasoles y el maíz. Es un producto neurotóxico que ataca al sistema nervioso de los insectos, de modo que se desorientan, se pierden y acaban muriendo. El problema es tal que, según Gómez, la Unión Europea ha prohibido su uso hasta diciembre de 2015, aunque todavía sigue  afectando porque quedan restos en el suelo.Y el tercero de los motivos es la varroa, un ácaro que entró en España en 1985 y que debilita las colmenas hasta matar a muchas de las abejas.

«Hace 25 años teníamos en invierno un diez por ciento de bajas en las colmenas, y se recuperaba en la primavera siguiente, pero ahora el porcentaje de pérdidas puede llegar hasta el 50 por ciento», señala este especialista. Esta circunstancia obliga a los apicultores a emplear parte de su esfuerzo en la repoblación, en lugar de la producción. Aunque la situación «es diferente por zonas», el problema es generalizado en todo el mundo. «De hecho, Obama ha destinado 50 millones de dólares a intentar revertir esta situación», asegura Gómez, quien también señala que la apicultura «ha dejado de ser una industria estratégica».  Según él, la producción media de miel se ha reducido de 22 a 12 kilos en los últimos años.

Y todo ello en mitad de una contradicción, porque en apenas 25 años el número de cultivos de colmenas ha aumentado en España de 1,5 a cerca de 2,5 millones. Más cultivos, pero menos miel. Otra muestra del radical descenso de producción.

La respuesta a este aumento de colmenas la da la vicepresidenta de la Asociación Vallisoletana de Apicultores, Elena Calvo, quien asegura que hay pocas personas que vivan de ello en la provincia, pero cada vez hay más hobbistas, que es como denominan a los aficionados. «En los últimos años ha habido mucha gente que no encontraba trabajo y se han hecho apicultores», explica Calvo, quien opina que el tema de los fungicidas es el más «sensato» para explicar la alta mortandad de las abejas.