Fuerte bajada de la producción en Andalucía
El calor que ha hecho este mes de mayo, «primavera quemada» lo llaman los apicultores y el efecto invernadero no han dejado cuajar a las flores
Ser apicultor se está volviendo cada vez más complicado, esta ancestral actividad se está viendo amenazada desde distintos ámbitos
y la está poniendo en serio riesgo de desaparecer. Por un lado, desde
hace décadas, las abejas están afectadas por el «síndrome de
desabejamiento» y cuyas causas aún no están demostradas. Los insectos
mueren a miles sin poder volver a las colmenas lo que está causando
enormes pérdidas sin que exista una cura por el momento. Por otra parte
las elevadas temperaturas combinadas con el efecto invernadero no dejan que cuajen todas las flores
que deberían hacerlo en la primavera. A todo ello hay que añadir la
importación de miel china de baja calidad y las decisiones de la
consejería de agricultura que tampoco están ayudando a mantener en
activo a la apicultura. De hecho el día 3 junio COAG movilizará ante
las puertas de la consejería de Agricultura a cientos de agricultores
contra una Orden agroambiental que «que supone un desprecio a los
profesionales de la apicultura»
Yendo por partes hay que contar que los apicultores de la
provincia de Jaén se encuentran ya en plena campaña de recolección de la
miel. El núcleo más importante se localiza en la comarca de Andújar
(ahora se está recolectando la miel de sierra en Sierra Morena) que
reúne alrededor de 21.000 colmenas (de las 36.000 que hay en la
provincia). Precisamente el responsable de apicultura de COAG-Jaén,
Tomás Torralba, apunto que «ahora mismo es un mal momento porque el
calor de mayo ha hecho mucho daño a las flores». Habló incluso de una
«primavera quemada por el calor. Desgraciadamente no es algo nuevo, sino
algo que llevamos ya viviendo cinco o seis años. Las primaveras no terminan de cuajar debido a que el calor propio del verano se adelante.
En este sentido, Torralba tiene muy claro que «el efecto
invernadero está haciendo mucho daño y lo estamos viendo en las flores,
que están siendo unas de las grandes perjudicadas, y también en las
abejas. La miel de sierra habitualmente se recogía en el mes de junio,
pero ahora con el calor se tiene que adelantar la recolección». De
hecho los apicultores ya están recogiendo la miel de romero y alguna de
la variedad milflores.
Ante este panorama, los apicultores confían en que la
segunda cosecha, la que se realiza una vez realizada la trashumancia de
las colmenas en el girasol, pueda salvarse, aunque no saben lo que
ocurrirá si siguen las altas temperaturas y no llueve. La campaña
pasada tampoco hubo una buena producción, ya que se recogió de cada
colmena entre 12 y 14 kilos de miel, lo que hizo que hubiera una producción de unos 430.000 toneladas en la provincia.
A todo ello hay que añadir los problemas burocráticos, los
apicultores están que trinan contra la Junta. Para demostrar su enfado se van a manifestar este 3 de junio ante las puertas de la consejería de Agricultura.
Rechazan así el mecanismo de adjudicación una ayuda agroambiental
nefasta, que supone un «desprecio al sector». Esta misma semana, COAG
Andalucía exigió la retirada de la medida y su reelaboración de una
forma justa y coherente. Pero la Consejería «persiste en su error» y ya
está publicada en BOJA.
Para los productores de miel el planteamiento de la Consejería supone un desprecio al sector con criterios arbitrarios
e indemostrables y compromisos difícilmente asumibles. Esta orden
plantea que tendrá prioridad el apicultor que tenga mayor número de
colmenares en Red Natura 2000 o en superficie adehesada, pero para
demostrarlo pide una declaración del propio apicultor de que el día 1 de
marzo de 2015 (fecha escogida de modo caprichoso) sus colmenares
estaban en esos terrenos.
Este criterio podría servir para apicultores estantes pero no para la mayoría,
que son trashumantes. No tiene sentido escoger al azar una fecha, sin
que importe dónde estuvieran los colmenares un día antes o después, ni
tampoco el número de días que esas colmenas han permanecido en Red
Natura o en superficie adehesada. Tampoco se exige ningún tipo de
documento que verifique la declaración. En la práctica, pueden darse
casos extremos de apicultores profesionales, con varios cientos de colmenas, que queden excluidos
de la ayuda a pesar de estar en Red Natura o en superficie adehesada
(pero que no estuvieron concretamente en la fecha elegida), mientras la
reciben personas que tienen la apicultura como afición y que no viven de
ella y tienen pocas colmenas pero las tuvieron en Red Natura o en
superficie adehesada (o declaren haberlas tenido).
Por otra parte, en lo que respecta a los compromisos que deben cumplir los beneficiarios de las ayudas, la Administración elude la responsabilidad de registrar la ubicación de los colmenares y exige que sea el propio apicultor el que entre en el sistema
informático, con una clave que se le facilita, y que introduzca todos
los datos. No se tiene en cuenta que los apicultores no tienen por qué
tener conocimientos informáticos ni conexión o equipos adecuados.