sábado, 20 de junio de 2015

 Fuerte bajada de la producción en Andalucía

 

El calor que ha hecho este mes de mayo, «primavera quemada» lo llaman los apicultores y el efecto invernadero no han dejado cuajar a las flores

Ser apicultor se está volviendo cada vez más complicado, esta ancestral actividad se está viendo amenazada desde distintos ámbitos y la está poniendo en serio riesgo de desaparecer. Por un lado, desde hace décadas, las abejas están afectadas por el «síndrome de desabejamiento» y cuyas causas aún no están demostradas. Los insectos mueren a miles sin poder volver a las colmenas  lo que está causando enormes pérdidas sin que exista una cura por el momento. Por otra parte las elevadas temperaturas combinadas con el efecto invernadero no dejan que cuajen todas las flores que deberían hacerlo en la primavera. A todo ello hay que añadir la importación de miel china de baja calidad y  las decisiones de la consejería de agricultura que tampoco están ayudando a mantener en activo a la apicultura.  De hecho el día 3 junio COAG movilizará ante las puertas de la consejería de Agricultura a cientos de agricultores contra una Orden agroambiental que «que supone un desprecio a los profesionales de la apicultura»
Yendo por partes hay que contar que los apicultores de la provincia de Jaén se encuentran ya en plena campaña de recolección de la miel. El núcleo más importante se localiza en la comarca de Andújar (ahora se está recolectando la miel de sierra en Sierra Morena) que reúne alrededor de 21.000 colmenas (de las 36.000 que hay en la provincia). Precisamente el responsable de apicultura de COAG-Jaén, Tomás Torralba, apunto que «ahora mismo es un mal momento porque el calor de mayo ha hecho mucho daño a las flores». Habló incluso de una «primavera quemada por el calor. Desgraciadamente no es algo nuevo, sino algo que llevamos ya viviendo cinco o seis años. Las primaveras no terminan de cuajar debido a que el calor propio del verano se adelante.
En este sentido, Torralba tiene muy claro que «el efecto invernadero está haciendo mucho daño y lo estamos viendo en las flores, que están siendo unas de las grandes perjudicadas, y también en las abejas. La miel de sierra habitualmente se recogía en el mes de junio, pero ahora con el calor se tiene que adelantar la recolección». De hecho los apicultores ya están recogiendo la miel de romero y alguna de la variedad milflores.
Ante este panorama, los apicultores confían en que la segunda cosecha, la que se realiza una vez realizada la trashumancia de las colmenas en el girasol, pueda salvarse, aunque no saben lo que ocurrirá si siguen las altas temperaturas y no llueve.  La campaña pasada tampoco hubo una buena producción, ya que se recogió de cada colmena entre 12 y 14 kilos de miel, lo que hizo que hubiera una producción de unos 430.000 toneladas en la provincia.
A todo ello hay que añadir los problemas burocráticos, los apicultores están que trinan contra la Junta. Para demostrar su enfado se van a manifestar este 3 de junio ante las puertas de la consejería de Agricultura. Rechazan así el mecanismo de adjudicación una ayuda agroambiental nefasta, que supone un «desprecio al sector». Esta misma semana, COAG Andalucía exigió la retirada de la medida y su reelaboración de una forma justa y coherente. Pero la Consejería «persiste en su error» y ya está publicada en BOJA.
Para los productores de miel el planteamiento de la Consejería supone un desprecio al sector con criterios arbitrarios e indemostrables y compromisos difícilmente asumibles. Esta orden plantea que tendrá prioridad el apicultor que tenga mayor número de colmenares en Red Natura 2000 o en superficie adehesada, pero para demostrarlo pide una declaración del propio apicultor de que el día 1 de marzo de 2015 (fecha escogida de modo caprichoso) sus colmenares estaban en esos terrenos.
Este criterio podría servir para apicultores estantes pero no para la mayoría, que son trashumantes. No tiene sentido escoger al azar una fecha, sin que importe dónde estuvieran los colmenares un día antes o después, ni tampoco el número de días que esas colmenas han permanecido en Red Natura o en superficie adehesada. Tampoco se exige ningún tipo de documento que verifique la declaración. En la práctica, pueden darse casos extremos de apicultores profesionales, con varios cientos de colmenas, que queden excluidos de la ayuda a pesar de estar en Red Natura o en superficie adehesada (pero que no estuvieron concretamente en la fecha elegida), mientras la reciben personas que tienen la apicultura como afición y que no viven de ella y tienen pocas colmenas pero las tuvieron en Red Natura o en superficie adehesada (o declaren haberlas tenido).
Por otra parte, en lo que respecta a los compromisos que deben cumplir los beneficiarios de las ayudas, la Administración elude la responsabilidad de registrar la ubicación de los colmenares y exige que sea el propio apicultor el que entre en el sistema informático, con una clave que se le facilita, y que introduzca todos los datos. No se tiene en cuenta que los apicultores no tienen por qué tener conocimientos informáticos ni conexión o equipos adecuados.