lunes, 21 de septiembre de 2015

Las abejas pasaron a ser sociales por cambios en la expresión génica

 

Un estudio publicado el pasado mes de mayo en la revista Science revela que el origen y la evolución de las abejas sociales se debe al aumento de la capacidad de regulación de la expresión de los genes. Jordi Bosch, investigador del CREAF, es uno de los científicos que ha participado en el estudio.

Les abelles de la mel (Apis mellifera) són eusocials. Autor: Eran Finkle (CC BY 2.0)
Las abejas de la miel (Apis mellifera) son insectos eusociales. Autor: Eran Finkle (CC BY 2.0)
La mayoría de abejas son solitarias, algunas viven en pequeños grupos y otras viven en colonias de miles de individuos. En los casos más extremos de vivir en sociedad, sólo uno o unos pocos individuos mantienen la capacidad reproductora, el resto son estériles y cooperan para el cuidado de la descendencia.
Las hormigas, las termitas y alguna avispas y abejas han alcanzado este estadio de complejidad social llamado eusocialidad.
Aunque el cambio de la vida solitaria a la eusocialidad es una de las principales transiciones en la evolución, en cierto modo similar al paso de los organismos unicelulares a los pluricelulares, hasta ahora se desconocían los mecanismos genómicos que habían hecho posible su origen y su diversificación.
Para explicarlo, un equipo internacional de científicos en el que ha participado en Jordi Bosch, investigador del CREAF, ha analizado las secuencias del genoma de diez especies de abejas: tres de vida solitaria y siete con diferentes grados de socialidad provenientes de dos orígenes ancestrales independientes. Los resultados, publicados el pasado mayo en Science, revelan que a medida que aumenta el nivel de complejidad social también aumenta la capacidad reguladora de la expresión génica, sobre todo en los genes ligados a la evolución de la socialidad.
De los organismos unicelulares a los pluricelulares, y de los solitarios a los superorganismos
Las colonias eusociales pueden ser consideradas “superorganismos” porque funcionan como un organismo pluricelular, en que la reina equivaldría a los gametos sexuales y las obreras a las partes no reproductivas. En este sentido, los científicos sugieren que al igual que las diferencias en la expresión de los genes habrían permitido la diferenciación de diversos tipos de células en los organismos pluricelulares, también habrían facilitado la diferenciación de castas eusociales a partir de especies solitarias.
Como las especies eusociales pueden llevar a cabo una mayor variedad de funciones y dividirlas según la casta del individuo, su material genético debe ser mucho más complejo y más versátil, con capacidad de activar o desactivarlo en las diferentes castas. Existen muchas otras especies con comportamiento social en el reino animal.
Los científicos no secartan explorar si los mecanismos descubiertos en las abejas también se producen en otros grupos sociales como podrían ser, por ejemplo, los primates.
Las abejas son un modelo para estudiar la evolución de la eusocialidad
“Las hormigas o las termitas también son insectos sociales pero no nos proporcionan muchas pistas sobre cómo apareció y evolucionó la socialidad en los animales, porque que todas sus especies son eusociales”, comenta Bosch. Es por eso que los científicos han escogido las abejas porque tienen especies con diferentes tipos de comportamiento social, que van desde la vida solitaria hasta grados de socialidad muy complejos y con sistemas de comunicación muy elaborados.
El comportamiento social en el grupo de las abejas ha aparecido de manera independiente varias veces, según los autores del estudio. “Es muy interesante constatar que aunque los mecanismos estudiados en los dos linajes de abejas sociales son comunes, los genes involucrados en cada caso son muy diferentes. Por lo tanto, hay más de una ruta posible hacia el comportamiento social”, concluye Jordi Bosch, entomólogo e investigador del CREAF.
Marina Torres
Tècnic en comunicació al CREAF. Sóc Biòloga Ambiental (UAB) i estudiant de Màster en Comunicació Científica, Mèdica i Ambiental (UPF). Al CREAF inicio la meva trajectòria professional en el món de la comunicació científica.