Un enjambre de problemas
Desde 2015, las sequías, los parásitos y las enfermedades han afectado a las colmenas canarias, que se han visto mermadas en número. La varroa, un ácaro, es el principal problema.
@LaraCarrascosa1
15/may/16 03:38
Edición impresa
Los apicultores no están
teniendo la mejor de sus temporadas. Desde 2015, que se reveló como un
año especialmente seco, lo que produjo un retraso de la floración, las
abejas de Canarias no terminan de levantar el vuelo, según explica Pablo
José Pestano, vicepresidente de la Asociación de Apicultores de
Tenerife (Apiten). "Las abejas no han sabido qué hacer sin el aporte
proteico que necesitan, que se lo da el polen, están debilitadas para
resistir enfermedades".
El cambio climático no es el único
problema al que se enfrentan las abejas. Tal vez el más grave y
extendido sea el de la varroa, un ácaro que parasita a las abejas y
funciona como vector de enfermedades, detalla Pestano.
"Solo tenemos tres tratamientos químicos
autorizados, pero la varroa ha creado resistencia, ha cambiado incluso
su ciclo biológico", comenta. Los tratamientos afectan al parásito
cuando se encuentra sobre la abeja, antes de introducirse en la colmena.
Sin embargo, esta fase, que solía durar cerca de 12 días, se ha
reducido a 3, dice el experto, para evitar esa acción del veneno.
"Estamos trabajando con tratamientos ecológicos como el ácido fórmico,
el ácido oxálico y el timol", añade el vicepresidente de Apiten. El
objetivo es eliminar la varroa, pero sin que afecte a las abejas, que
"son muy sensibles a los fitosanitarios".
A estas colmenas debilitadas por el retraso de la floración les afeel mal negro". Pestano explica que recibe
este nombre por el mes en que suele producirse y porque "la abeja pierde
todo el pelo, las alas se le abren, se oscurece y está temblorosa".
"Este año ha sido más virulento que otros", concluye.
Y, de la misma forma que a perro flaco
todo son pulgas, a abeja debilitada todo son parásitos o enfermedades
que le afectan. "También tenemos mucha incidencia de la ascosferosis,
que es un hongo que ataca a la cría", dice. Esto sucedió este año cuando
"las colmenas estaban desarrollándose, con una temperatura agradable,
pero con poca abeja. Cuando llegó el frío, las abejas que hay se ven
incapaces de cubrir y calentar todo el nido de crías y se queda una
parte expuesta. Esa cría muere y ahí se producen hongos, enfermedades
bacterianas..."
El vicepresidente de Apiten se lamenta de
que desde 2015 hasta la actualidad a las abejas les han afectado
problemas y enfermedades que han dificultado su supervivencia y, por
tanto, la producción de miel.
En la actualidad, "la lluvia en la cumbre
no las deja trabajar", aunque añade que "la floración no tiene mal
aspecto", por lo que no descarta que puedan remontar la cosecha de miel.
Mieles únicas en el mundo que no cubren la demanda
Tenerife cuenta con una de las tres
Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) de mieles de España. "Tenemos
mieles únicas en el mundo, que producen la flora endémica", asegura
Pablo José Pestano, vicepresidente de Apiten. "No solo es la variedad
sino que algunas, como la de retama, son únicas", subraya.
En Canarias hay alrededor de 35.000
colmenas, pero llegan solo a cubrir "el 10 o el 15% del consumo
interno". "La miel se agota", dice, para añadir que ahora empezará a
producirse nueva "porque se está cosechando en la costa".
Por este motivo sostiene que existe "un
nicho de crecimiento, de empleo" en este sector apícola, puesto que cada
vez hay "más demanda".
Sin embargo, las abejas son insectos
delicados y las ayudas del Plan Apícola Nacional o del Posei canario no
llegan para luchar contra la varroa. Ambos entraron en vigor en los años
90, cuando las colmenas canarias eran alrededor de 23.000, dice. "Ahora
mismo son más de 35.000 colmenas y contamos con los mismos fondos",
añade.
Con la crisis, además, se congelaron las
ayudas, con lo que tocan a cerca de 18 euros por colmena. "El gobierno
central ha hecho un esfuerzo y es de agradecer, se ha aumentado en
22.000 euros, pero con el volumen de colmenas que tenemos es
insuficiente", dice.
La avispa-lobo, un depredador de abejas
Además de los parásitos y enfermedades
típicas de las abejas, los apicultores ahora también tienen que luchar
con un depredador de abejas: la avispa-lobo. "Se ha introducido y
llevamos cinco o seis años luchando contra ella, en el Sur sobre todo",
aunque también se han visto en La Orotava, explica Pestano. La
avispa-lobo captura abejas para alimentar a sus crías. "Si cada avispa
captura cinco o 10 abejas diarias", la colmena termina siendo
exterminada.
Todos a una para que no gane la varroa
Pablo José Pestano reflexiona sobre la
necesidad de que todos los apicultores actúen de forma coordinada y
sigan las instrucciones de los tratamientos contra la varroa. Comenta
que Apiten reparte los tratamientos e intenta que todos los apicultores
los coloquen al mismo tiempo "para evitar que la varroa tenga los menos
refugios posibles". En este sentido, reflexionó sobre la necesidad de
que los apicultores siguieran a rajatabla las introducciones del
fabricante de los productos para evitar que el ácaro se volviera más
resistente. "La apicultura no es pongo una colmena, la dejo allí y
vuelvo dentro de seis meses a coger la miel. La apicultura moderna exige
unos conocimientos de la biología de la abeja, un poco de veterinaria y
mucho de botánica", concluye.