domingo, 31 de julio de 2016


Alarma en el monte: los pesticidas y un ácaro acaban con las abejas

Apicultores de varias comarcas lanzan el SOS mientras Sierras Andaluzas, la mayor productora de miel de Andalucía, pide que se destinen fondos a investigar la varroa para derrotarla
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El apicultor estepeño Salvador Robles con un cuadro afectado por la mortandad de abejas - B.M.
BORJA MORENOEstepa - Actualizado: Guardado en:
Salvador Robles vuelve más temprano de lo habitual de su ruta diaria para recolectar la miel. En su nave muestra todos los bidones que todavía descansan vacios contra la pared y señala que son más de los que en otros años quedarían sobre estas fechas. Y confirma que la producción de 2015 fue muy mala y adelanta que «este año va a ser igual de malo, con lo que seguimos ya una mala racha que comenzó en 2014».
Las lluvias de primavera dieron un aliento de esperanza a este apicultor con 33 años de profesión a sus espaldas: «Las abejas se pusieron muy bonitas y activas, pero la alegría nos duró poco». Explica que el monte se secó muy pronto y lo atribuye a que cada vez están más envejecidos. Es una cadena que afecta a los diferentes eslabones de la naturaleza y que las encargadas de fertilizar esos espacios naturales, las abejas de ganadería y las salvajes, se están muriendo.
Robles reconoce que el futuro de los apicultores es cada vez más difícil. «A mí 2015 incluso me costó dinero», dice, en referencia a los gastos realizados para poder mantener sus colmenas. Entre estos gastos sube espectacularmente la compra de una especie de pasta azucarada con la que los apicultores tienen que complementar la alimentación de sus abejas. «Como la producción de miel es cada vez menor, tenemos que ayudarlas», afirma.
Con la esperanza de que unas lluvias otoñales puedan salvar el año, destaca cómo «las colmenas están demasiado despobladas y con pocos cuadros de cría en una época en la que solían estar llenos». En ese sentido señala además como uno de los cultivos más valorados por los apicultores en el pasado, el de la pipa de girasol, ha dado un vuelco con las semillas que se emplean en la actualidad.
«No sabemos qué podría ser, pero cada vez que florece la pipa, las colmenas pierden población». El uso de pesticidas, productos contra las plagas y la aparición de nuevas semillas más resistentes a los insectos han encontrado en las abejas (de granja o salvajes) su particular daño colateral. «Yo personalmente he llegado a la conclusión de que no voy más a un campo de cultivo: las dejaré en el monte que por lo menos están más sanas», afirma.
Estos datos los confirma David García, que se planteó hace tres años ser apicultor y que se lo está replanteando por culpa de una situación tan difícil. «Yo tengo 14 colmenas nada más, y estaba pensando invertir, pero no me atrevo porque veo muchos problemas». Ya que a estas dificultades hay que sumarles la de un enemigo mortal y que acompaña a las abejas desde las celdillas donde nacen, la varroa. Se trata de un ácaro que provoca una infección «que causa una terrible mortandad en los enjambres», según denuncia Juan Francisco Ramírez Pernía, apicultor y presidente de Sierras Andaluzas, la mayor productora de miel en Andalucía y la cuarta de España.

Miel fraudulenta

En Castilblanco de los Arroyos se encuentra la sede central de Sierras Andaluzas, la mayor productora de miel en Andalucía y la cuarta de España. Allí conocen muy bien los problemas a los que se enfrenta el sector porque reciben la información y la experiencia de los 120 apicultores que conforman esta cooperativa, unos 80 de la provincia de Sevilla.
Su presidente, Juan Francisco Ramírez Pernía, ha sido apicultor toda la vida y destaca dos de los principales problemas a los que se enfrenta el sector. «Falta protección a nivel nacional y europeo. En España no hay cultura de la miel». En ese sentido, resalta el contraste de que mientras la producción de miel es cada vez más pequeña, lo que debería encarecer el precio de un producto, por contra los precios han caído en los últimos dos años.
El precio de la miel en España se regula en cierta forma por la entrada de dos grandes productores de miel: Argentina y China. «El mercado se satura con miel de importación, que en algunos casos no tiene ningún tipo de control». Esta misma semana habrá una reunión de sindicatos y cooperativas donde se tratará este tema. Ramírez Pernía reconoce que no es capaz de darle un buen consejo al consumidor a la hora de comprar la miel. «Entiendo que muchos miren el precio, pero el etiquetado deja mucho que desear sobre el lugar de origen de la miel. En muchas pone miel procedente de varios países», cuenta.
Asegura que hay casos en los que se usa un porcentaje de miel nacional y otra más barata, e incluso que hay denuncias en los juzgados por producción a gran escala en piscina, donde se mezcla la miel con glucosa.
En su caso tiene controlado que la producción de un kilo de miel le sale por unos 2 euros o 2,20 euros: «Nos piden incluso que la vendamos a 1,40 euros, es imposible mantener una ganadería así. Yo tendría que venderla al menos a 2,80 ó 3 euros para poder poder seguir trabajando», explica.

El ácaro

Dentro de algunos panales nace un ácaro que comienza a parasitar a las abejas desde que son sólo unas crisálidas en sus celdillas. «Se trata de una infección que causa una terrible mortandad en los enjambres» aclara Ramírez Pernía. A pesar de que los apicultores siguen escrupulosamente todos los controles y medidas propuestas por los investigadores a nivel nacional, la varroa se está haciendo inmune a dichos tratamientos. «Es uno de los causantes de que las colmenas hayan pasado de dar 40 kilos al año a unos 16, que es nuestra media».
Francisco Javier Sánchez, un apicultor de La Puebla de Cazalla que también pertenece a esta cooperativa, apunta en este sentido que «las ayudas a los apicultores pueden ser un apoyo, pero también se tendría que estimular la investigación en Andalucía. Y que nuestros científicos puedan estudiar nuevas armas para luchar contra esta enfermedad», dice.