viernes, 16 de septiembre de 2016

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La avispa velutina devora decenas de colmenas en la comarca de O Salnés

Los apicultores, desesperados, plantan frente a esta plaga hasta a raquetazos


vilagarcía / la voz 16/09/2016 05:00
No hay enemigo pequeño. De ello pueden dar buena cuenta los apicultores, que en la comarca de O Salnés han comprobado este verano la fuerza imparable de la avispa velutina. Esta avanza, implacable, devorando a su paso a las laboriosas abejas y desmantelando sin piedad las colmenas que encuentra a su paso. «Esto es una auténtica plaga. Por muchas que mates, no acabas con ellas». Quien así habla es Ramón Fandiño, un jubilado que decidió invertir su tiempo libre en cuidar de trece colmenas. Este verano ha perdido dos. «Y algunas de las que me quedan están trabajando bajo mínimos», señala.
Su testimonio es muy similar al de otros apicultores de la zona. Marcos Otero es de O Grove, pero tiene colmenas repartidas por montes tanto de su localidad como de otras próximas: Poio, Sanxenxo, Vilanova o Meaño. En todos esos lugares la avispa velutina se ha convertido en un problema muy serio. «Este año perdí unas veinte colmenas», dice el apicultor, que empezó el verano con 150. «El año pasado -recuerda- se veían algunas avispas, pero este año es una invasión», dice. Y parece que no hay forma de hacerle frente, porque ni los brebajes caseros, ni ningún otro remedio de los que circulan por la red, son efectivos. Así que, empujado por la frustración, Marcos acude de vez en cuando a sus colmenares armado con una raqueta y se pone a matar velutinas a raquetazos. «Matas unas pocas, pero vale más como desahogo que por lo efectivo que pueda resultar».
A este curioso deporte también se dedica Diego Torres, otro grovense aficionado a la apicultura. Lleva tres años con este hobbie a vueltas, y no se le estaba dando nada mal. Empezó con 33 colmenas y este año arrancó el verano con 180. Pero en las últimas semanas, la velutina arrasó 26. Vistos los números, su desesperación es comprensible. «Tiñamos que estar recollendo o mel, e o que estamos facendo é buscando outras parcelas nas que poder instalar as colmeas», explica.

Una respuesta
A su juicio, la Administración no está dando una respuesta adecuada a un problema cuyas dimensiones aún están por ver. Porque los apicultores son los primeros perjudicados por la desaparición de las abejas, pero no los únicos. «A velutina ataca a todos os insectos polinizadores», explica José García desde Valga. Él también tiene colmenas. «Antes tiña 35, agora quédanme 22», dice. La merma es cosa de la plaga de este verano. «Coñezo a un home que tiña nove e quedou con dúas, e a outro que tiña tres e que xa non ten nada», relata. Aunque el GES de Valga ha retirado desde el mes de junio 40 nidos de avispa asiática «quedan moitísimos máis», porque el zumbido de esta especie alrededor de los colmenares es constante. «A isto teñen que buscarlle unha solución desde a Administración. Nós pouco podemos facer. Probas de todo, vas coa raqueta e matas unhas cantas, pero iso non é suficiente».
Insiste en que los apicultores no son los únicos afectados. Desde el GES de Valga comentan el caso de una señora cuya cosecha de peras se ha visto frustrada por la avispa asiática. Volvemos los ojos hacia el mundo de la vid, que está a punto de sumergirse en la vendimia. «Os danos causados por insectos, sexan abellas, avespas normais ou velutinas, son residuais», señala Alberto Barral, técnico de campo de la cooperativa Condes de Albarei. ¿Y en la huerta de O Salnés tiene mucho impacto esta plaga armada con aguijón? Parece que, directamente, la velutina no ocasiona perdidas que se puedan cuantificar. Pero, ojo. «É un dos factores que provocan a desaparición da abella, que é unha especie determinante no éxito da colleita de especies como o tomate ou o cabaciño», explican desde la cooperativa.

Lo que se puede
Mientras tanto, los servicios de emergencias siguen recibiendo llamadas de alarma. En Catoira se retiró el miércoles un nido de esta especie. Y en O Grove, por fin, se ha iniciado el proceso para eliminar otro, detectado hace semanas en pleno casco urbano, en la zona de A Tafona