Oviedo, M. J. I.
La miel de las abejas no sólo endulza el café y el yogur. La última moda para calmar los nervios de ejecutivos estresados es lo que se ha dado en llamar «happy apicultura».
Varios especialistas consideran que cuidar los panales resulta relajante, y cada vez son más los que se apuntan a una moda que ya fue descubierta por los asturianos hace siglos.
La colmena casi siempre iba ligada a la casería. La miel se consideraba un complemento a la renta.
Tampoco es casualidad que la miel y la manzana se recojan a finales del verano. La recolección se realiza de forma totalmente artesana.
Pureza y calidad
El objetivo de los apicultores es lograr que la miel mantenga su pureza y calidad sin que pierda ninguna de sus cualidades. Se limitan a extraerla de los panales y, tras un período de maduración, proceden a su envasado. La unión entre manzana y abeja va más allá. Tanto, que no resulta exagerado afirmar que sin las productoras de la miel no habría sidra. Las abejas son, en buena medida, responsables de la polinización en las pomaradas; si ellas no estuviesen, la producción descendería.
España, con dos millones y medio de colmenas, encabeza la lista europea en lo que a apicultura se refiere. Sin embargo, los 25.000 apicultores profesionales del país se enfrentan a muchos factores que pueden mermar su producción de miel en hasta un 50 por ciento. Adversidades climatológicas, enfermedades de origen vírico y contaminación ambiental por contacto con ciertos pesticidas son, según los expertos consultados, los posibles factores que pueden estar desencadenando la misteriosa desaparición de las abejas en algunas zonas.