viernes, 27 de abril de 2007

Una colmena por cada 20 asturianos

Los apicultores asturianos, con 600 toneladas de producción de miel al año, no han notado la muerte masiva de abejas que se da en otros lugares
Las abejas llevan 8.000 años sobre la faz de la tierra, y a pesar de la misteriosa desaparición de ejemplares que se detecta en países como Estados Unidos, en Asturias las reinas del panal disfrutan de buena salud. Aunque el sector apícola no acaba de despegar totalmente en la región, -apenas hay veinte apicultores altamente profesionalizados- existe una colmena por cada veinte asturianos. Las dos Peñamelleras, Aller, Boal, Allande y, en general, las zonas de montaña de la región son su hábitat predilecto. En Asturias hay unas 50.000 colmenas, que producen al año 600 toneladas de miel.
Oviedo,

María José IGLESIAS
Definitivamente, en Asturias hay bastantes más abejas que habitantes. En cada una de las 50.000 colmenas de la región pueden vivir, de media, unos 40.000 laboriosos insectos. Tras la plaga de varroa padecida hace dos años, hoy por hoy, la colonia asturiana de abejas disfruta de buena salud, sin que le afecte la misteriosa desaparición de ejemplares que sufren otras latitudes. Los apicultores asturianos comercializaron 600 toneladas de miel en 2006. Representan el 2,7 por ciento de la producción española. El 80 por ciento de la miel de Asturias es del tipo «mil flores», y el resto se reparte entre otras modalidades, entre las que destacan la de brezo o eucalipto. La miel no es el único bien que sale del panal. Tampoco son despreciables los 28.000 kilos de cera y 500 de polen que se obtuvieron.

La Federación Asturiana de Apicultores cuenta con 1.200 socios. La gran mayoría son aficionados que se dedican a las abejas por «hobby». Los cálculos realizados por buenos conocedores del sector, como María Antonia García Muñiz, actualmente propietaria de una tienda de apicultura en el polígono de Olloniego, apuntan a unos veinte apicultores realmente profesionales, que viven de las colmenas. García Muñiz valora las posibilidades de la apicultura en Asturias con realismo. «El que trabaja vive bien, pero no es ese "boom" que se propagó hace años, cuando muchos pensaban que iban a hacerse millonarios con 50 colmenas, trabajando poco», indicó. Las principales zonas de producción se configuran en torno a la montaña. Concejos como Boal, Allande, Cangas del Narcea, los Oscos, Aller, Lena o las Peñamelleras son algunos de los puntos de referencia de la producción de miel en Asturias.

Las abejas pican como método de defensa y se orientan por los colores. Los oscuros no les gustan en absoluto, y por eso los trajes de los apicultores son de tonalidades claras. El papel del apicultor es de intermediario entre la producción y el envasado. Del resto se encargan las abejas.