Esta organización agraria denuncia que la Consejería de Medio Ambiente no ha contado con el sector apícola antes de publicar una normativa sobre el uso del humo en colmenares situados en terrenos forestales que es, literalmente, imposible de cumplir.
31. Mayo ´07 - La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, COAG Andalucía, considera que la Orden publicada el martes en el BOJA, por la que se establecen las limitaciones de usos y actividades en terrenos forestales y zonas de influencia forestal es imposible de cumplir para los apicultores. Dicha Orden prohíbe el uso del humo en los colmenares a partir del próximo viernes, 1 de junio (quince días antes que el año pasado) y hasta el 15 de octubre.
Esta organización agraria denuncia que la normativa, que demuestra un profundo desconocimiento de nuestra apicultura, se ha publicado sin contar con los profesionales, que en todo momento han estado dispuestos a colaborar para encontrar una opción viable que permita compatibilizar la seguridad en materia de incendios con el desarrollo de la actividad apícola. Hay que recordar que los apicultores son los primeros interesados en una correcta prevención de los incendios forestales, puesto que viven del aprovechamiento de la vegetación natural con sus colmenas. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que la apicultura cumple un papel fundamental en la conservación del medio ambiente, reconocido por la propia Consejería, ya que, a menudo, son los apicultores los que, al ir a trabajar a sus colmenares, ayudan a mantener en buen estado los caminos rurales.
Actualmente, las explotaciones apícolas se encuentran en un momento de máxima actividad, por lo que la Orden publicada supone un daño muy grave: para realizar las diversas tareas en las colmenas no se necesita fuego, pero sí es fundamental el humo, generado con un ahumador. Sin él, es imposible trabajar con las abejas.
COAG denuncia que la Orden convierte en ilegales a los apicultores andaluces, que no pueden cumplir los requisitos establecidos en ésta para conseguir los permisos para poder trabajar en sus colmenas. El texto obliga al apicultor a presentar, con un mes de antelación, una solicitud en la que indique cuándo visitará cada colmenar; todo ello, tras haber presentado en los Ayuntamientos correspondientes a la localización de sus colmenares los planes de autoprotección. Estos requisitos revelan un total desconocimiento y desinterés por la actividad apícola, por parte de la Consejería, ya que es imposible prever con tanta antelación las circunstancias, tanto del clima y de la vegetación como de las propias colonias de abejas.
Por eso, COAG reitera su disposición al diálogo para cambiar esta normativa y para encontrar una solución viable, que permita compatibilizar la imprescindible prevención de los incendios forestales con el normal desarrollo de nuestra apicultura, una actividad tradicional en nuestros montes, protegida e indispensable para la polinización de la vegetación natural. En ese sentido, esta organización agraria recuerda que continuará trabajando para que los sectores agroganaderos sigan siendo, como siempre lo fueron, un ejemplo de convivencia con el medio ambiente.