El problema del despoblamiento de colmenas, en que los últimos años se ha manifestado de forma virulenta en España y otros países, remite en Francia pues en el último año -según expertos galos citados por la Asociación Galega de Apicultura (AGA)-, apenas hubo desaparición de abejas.
Especialistas franceses y belgas participarán el próximo día 23 en las jornadas de apicultura que organiza AGA. Al parecer, la cabaña apícola francesa se ha recuperado a niveles de hace 15 años, lo que se relaciona con la prohibición realizada en el 2004 de insecticidas como el fipronil e imidacloprid. Según Xesús Asorey, «estes neurotóxicos teñen unha vida media e logo xa non son eficaces. Aquí chegaron no millo forraxeiro, para tratar as horas e o eucaliptos, formando nubes tóxicas que viaxan polo vento centos de kilómetros, ata chocar con puntos dalgunhas montañas como Manzaneda ou O Courel».
No obstante, apicultores gallegos creen que hay que estar alerta sobre el uso de agrotóxicos de nueva generación mucho más letales. Asorey cita, por ejemplo uno cuyo principio activo es el thiamethoxam. En la propia ficha de seguridad del producto, el fabricante advierte: «Tóxico para los organismos acuáticos, puede provocar a largo plazo efectos negativos en el medio ambiente acuático. Muy peligroso para la abejas. Para protección de las abejas, no tratar en áreas ni épocas de actividad de las mismas».
Dice además que no debe utilizarse en suelos arenosos, ni aplicarlo más de dos campañas consecutivas sobre la misma parcela, ni llegar a las aguas por los sistemas de evacuación de las explotaciones o caminos.