Hay excepciones, pues en Os Ancares un apicultor encontró despobladas 150 de sus 200 colmenas
Sin haber sido resuelto el misterio del síndrome de la despoblamiento de las colmenas, varios apicultores gallegos dicen que la desaparición de abejas ha sido menor que en años anteriores. Desde la Asociación Galega de Apicultura, Xesús Asorey apunta que se recibieron menos alertas, y Ester Taboada, de la Agrupación Apícola de Galicia, señala que el desabejamiento es el típico a la salida del invierno y no se prevé alto. La excepción son casos como el de Marcos Varela, apicultor lucense que perdió 150 de sus 200 colmenas en Cervantes (Os Ancares): «Está todo no sitio, menos as abellas, damos paus de cego sobre a causa. Se virus, pesticidas, ácaros... é un misterio, porque hai colmeas que resisten no medio e outras non».
Asorey dice que no se registró la desaparición de otros años en Mondoñedo, pero sí en una zona de montaña, menos habitual. Y se pregunta por posibles fumigaciones de bosques. Sospecha de los pesticidas como factor común, al constatar pérdidas de colmenas sanas en zonas muy distantes, como Abegondo y Vila de Cruces. Asorey entiende que hay un problema medioambiental claro, al que las abejas son muy sensibles. «Poida que desaparezan máis que hai anos, porque as que morreron xa non as hai». Para Ester Taboada, en cambio, a pesar de intoxicaciones puntuales (por ejemplo, en apiarios cercanos a viñas fumigadas a horas de gran actividad de las abejas), la disminución progresiva de abejas no puede ligarse por sistema a los pesticidas. A la vista de los análisis, se señalan varios factores como causa del problema: el aumento de enfermedades como la varroa (un ácaro) o la loque (un hongo), asociadas a otros males, y el manejo incorrecto de las colmenas: «Temos visto mortandades altísimas, 60 de 69 colmeas en zonas de monte en Lalín sen agrotóxicos. E por moita selección de abellas, se non tratas contra a varroa, pérdelas», explica Taboada, quien destaca la influencia del clima en la supervivencia, mermando el relevo de abejas, sus energías y la resistencia a las enfermedades.
Taboada cita explotaciones de cientos de colmenas con trashumancia de la montaña a zonas bajas en perfecto estado. José Luis, apicultor ecológico (no puede usar químicos) con 95 enjambres en Calvos de Randín, insiste en el buen manejo del ganado. Trata la varroa con extracto de tomillo y, si detecta la loque, pide receta veterinaria para un antibiótico. «Non teño problema, pero estou moi pendente delas. Hai xente maior á que lle morre unha colmea e non a cambia. As esporas da loque pódenchas estar levando por pillaxe á túa colmea. Tamén hai que controlar a raíña, se zanganea ou se fai vella», explica.