LORENA SÁNCHEZ. Las consecuencias del cambio climático que se está produciendo han empezado a notarse. Uno de los primeros afectados ha sido el sector de la apicultura, que achaca a este fenómeno la pérdida del 50% de la cosecha de miel en Zamora.
Miguel Blanco, apicultor y presidente de COAG de Zamora asegura que lo fundamental es «estar seguros de que esos cambios meteorológicos que han provocado un mes de mayo excesivamente lluvioso y, los meses de junio y julio más secos de los últimos veinte o treinta años, realmente se deban al cambio climático augurado». Blanco reconoce que esa situación meteorológica extrema ha tenido una clara influencia en la reducción de la cosecha apícola en el ultimo año.
«Si ese progresivo cambio climático tratado por científicos y entendidos en la materia, se produjera, uno de los sectores más afectados sería el de la apicultura, sin lugar a dudas», asegura Blanco, debido a la «vinculación absoluta» que mantiene la flor con la meteorología por ser una de las partes más sensibles de la naturaleza, de tal manera que, «tanto la sequedad como las lluvias torrenciales afectarían a la floración de las especies».
Por lo tanto, los cambios climatológicos provocarían un doble efecto en el contexto medioambiental, «uno producido por la propia modificación en sí y otro ocasionado por el descenso de colmenas que desencadenaría a su vez, el declive de la polinización». Además, el fenómeno del cambio climático unido al uso de determinados productos tóxicos puede llegar a ocasionar una reducción del sistema inmunitario de las abejas, vinculado también al descenso con motivo de la detección de nuevos focos de infección de varroasis, enfermedad propia de las abejas.
Ante «los abusos en los controles de importación que se producen, fundamentalmente en China y otros países», Miguel Blanco declara que es «inaceptable» que se pasen controles «con una garantía de alimentación insuficiente».
El responsable asegura que las importaciones que se producen en los países de origen son «de baja calidad» vinculadas a la corrupción conocida en dichas regiones, y «de esa forma se está engañando a los consumidores europeos». De esta forma, Miguel Blanco solicita mayor valorización de «las excelentes mieles que se producen en España», con unas dignas garantías de calidad, a la vez que considera imprescindible un incremento de los controles alimentarios de los países exportadores.
El balance de la producción anual ha sufrido una notable caída, situándose en los trece o catorce kilogramos por colmena, «frente a los veintidós o veinticinco habituales en años anteriores». Aún así, las áreas más propicias para la producción apícola son las áreas boscosas, alejadas de los cultivos de cereales, entre otros.
Las regiones zamoranas con mayor densidad de especies melíferas corresponde a Sanabria, La Carballeda, Aliste, Sayago, incluso algunos puntos de Benavente. Pero «sin duda, la mayor producción, con alto nivel de calidad, se encuentra en la comarca sanabresa», según afirma el directivo, Miguel Blanco.