La apicultura canaria, que ha experimentado un notable desarrollo en la última década, está atravesando por tiempos difíciles, en parte por la sequía y las enfermedades, en parte por el denominado Síndrome de Desaparición de Colmenas (SDC), que afecta a Europa y Estados Unidos. Aún no está claro a qué es debido.
Desde hace unos diez años los apicultores europeos vienen comprobando la desaparición casi masiva de abejas, pero no fue hasta que el fenómeno llegó a Estados Unidos cuando se empezó a hablar del SDC, empezando entonces un cruce de teorías sobre las causas que originaban el fenómeno, que al principio se decantaron por la nefasta influencia de un producto que se le echa a los girasoles, pero la teoría fracasó al no encontrarse abejas muertas en las colmenas.
Posteriormente, los biólogos americanos pretendieron encontrar la causa en un hongo, el Nosema que destruye las células encargadas de la digestión de los insectos, lo que termina por matarlos.
Actualmente, todos los especialistas coinciden en citar múltiples factores, como la sequía y el ataque de la varroa y otras enfermades, como causas de la desaparición de las abejas y, por consiguiente, el descenso en la producción de miel que en nuestras Islas puede pasar este año del cincuenta por ciento con respecto a años anteriores.
Los datos
Los datos que se aportan por parte de especialistas y apicultores varían en las dos provincias canarias. Así, por ejemplo, en Tenerife, y según declaró recientemente el director de la Casa de la Miel, Antonio Bentabol, «en la Isla se producirá una ausencia total en esta campaña de miel de retama del Teide y las pérdidas de producción previstas superarán el 75%».
En Gran Canaria, donde la apicultura ha experimentado un avance considerable en la última década, con la llegada de gente joven al sector, que ha introducido modernas técnicas y tratamientos en sus colmenas, inciden en el descenso de producción los factores clásicos de la sequía y las enfermedades, a los que hay que añadirles uno que prácticamente ha dejado sin colmenas la zona de Cumbre, cual fue el pavoroso incendio del pasado verano, cuyas consecuencias se siguen pagando.
Los especialistas grancanarios consultados no inciden demasiado en el Síndrome de Desaparición de Colmenas y afirman que el retroceso de la producción se debe a múltiples factores, como los apuntados y otros más que han ido surgiendo.
José Florido, conocido apicultor teldense, manifiesta que este año, por lo que lleva recolectado, ha notado un descenso de un 15-20% de miel en las colmenas situadas en las medianías y zona de costa, mientras que en la Cumbre prácticamente han desaparecido las abejas, así como en de La Aldea de San Nicolás.
Todos ellos, técnicos y apicultores, se muestran partidarios de seguir investigando e invirtiendo para delimitar los fenómenos que están incidiendo en la vida de estos insectos y tomar las medidas oportunas. Por lo pronto, casi todos navegan en la más completa incertidumbre.
Auge de un sector que estaba anclado
Evolución. La evolución del sector apícola en nuestra región ha sido notable en las dos últimas décadas, dado que se ha pasado de unas explotaciones tradicionales, arcaicas y rutinarias, a otras más modernas en las que ha entrado gente joven con nuevas ideas y, sobre todo, con las ayudas del Poseican, que da unos veinte euros por colmena, y con la introducción de métodos modernos de cuidado y tratamiento de las colmenas. Para observar esta evolución, basta citar que, en 1985, la producción de miel en la provincia de Las Palmas fue de 13.100 kilos, alcanzando la provincia tinerfeña 50.00 kilos, mientras que en el año 2006, Las Palmas produjo 118.140 kilos y Santa Cruz 312.906 kilos, cifras que, de todas formas, son menores en esta última provincia a las del año 2005 cuando se alcanzó la cifra de 406.467 kilogramos.