El censo de colmenas descendió en Galicia un 25% en los últimos cuatro años, una merma que afectó especialmente a las comarcas de Ferrolterra y O Salnés donde la caída llega al 80% y la presencia de abejas es casi nula. Los pesticidas, la semilla tratada para la obtención de maíz forrajero y los tratamientos que se aplican a las plagas de los eucaliptos son algunas de las posibles causas de esta gran mortandad y del descenso en un 50% de la producción de miel con respecto a la década de los noventa. Algunos estudios apuntan que en el año 2030 la presencia de abejas en Galicia podría ser sólo testimonial.
Para los científicos las razones de este descenso en la población de las colmenas son un enigma. Los numerosos estudios al respecto no lo han desentrañado pero sí han encontrado una coincidencia en el tiempo entre la proliferación de siembra de maíz forrajero y la muerte y falta de operatividad de las abejas.
Jesús Asorey, miembro de la Asociación Gallega de Apicultura, es una de las personas que ve en el maíz sembrado con semilla tratada el gran enemigo de las abejas. Esta semilla llega a acumular en su tratamiento de 2 a 3 pesticidas, un fungicida y un herbicida. Marcos Varela, apicultor lucense, admite que la incidencia del maíz es "una de las teorías" y que la semilla tratada es "una bomba biológica" aunque no el único problema. "Empecé con 250 colmenas y a día de hoy me quedan unas 100. Al principio reponía, pero ahora ya he dejado de hacerlo", comenta sobre su apiario, enclavado en la alta montaña de Lugo.
Asorey sostiene que la situación es "mucho más grave" en Galicia que en otras comunidades y de nuevo focaliza el problema el maíz y los eucaliptos. "En esta comunidad", aclara, "se cultiva en 65.000 hectáreas el 50% del maíz forrajero de España y los eucaliptos están más afectados que en otras partes". El portavoz de los apicultores asegura que si las abejas desaparecen en Galicia en 2030, "a nosotros nos quedarán 4 o 5 años". "El 90% de las plantas necesitan las abejas para reproducirse", esgrimió.
Varela apunta a otro aspecto que "desanima" a los apicultores: la legislación que impide la utilización de ahumadores en verano para extraer miel. "¿Cómo vamos a trabajar sin ahumadores?", se pregunta. "De momento van haciendo la vista gorda, pero algún día nos puede caer el mundo encima", se lamenta. En Galicia sobreviven unas 80.000 colmenas manejadas por 3.500 apicultores de los que el 90% producen para autoconsumo.