A la abeja melífera hay dos tipos de especies de microsporidios que la afectan, el Nosema apis y el Nosema ceranae. Mientras que durante años se ha estudiado el primero, solo durante cuatro años se ha estudiado el segundo. Los pasados días 20, 21 y 22 de octubre, expertos apícolas se reunieron en Guadalajara para intercambiar la información existente sobre ambos Nosema, en un taller bajo el título, “Enfermedad Nosema: falta de conocimiento y de estandarización del trabajo”.
Una de las principales conclusiones del mismo fue que el N. ceranae y N. apis producen enfermedades distintas y que por tanto, deberían tener nombres distintos. Se propone que la nosemosis por Nosema apis sea “nosemosis tipo A” y nosemosis por Nosema ceranae sea “nosemosis tipo C”.
Los expertos estuvieron de acuerdo, en que en algunos casos, hay relación entre Nosema ceranae y las pérdidas de abejas. N. ceranae presenta en Europa diferentes patrones epidemiológicos y puede ser considerado un patógeno emergente de las abejas del siglo XXI, el cual puede ser encontrado en insectos diferentes a las abejas.
Prácticas apícolas como la renovación de marcos o de reinas, pueden jugar un importante papel en el control de la nosemosis. La fumagillina puede controlar la nosemosis producida por N. ceranae, pero hay restricciones en la normativa comunitaria. Además, diferencias en la estabilidad de la fumagillina como consecuencia de diferentes condiciones de preparación, administración y conservación puede afectar a la eficacia del producto y a sus residuos.