Este es el resultado del Proyecto sobre la Sanidad Apícola en España puesto en marcha por la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla-La Mancha que ha sido presentado en la XXIX Feria Apícola de Pastrana (Guadalajara).
Higes, en declaraciones a EFE, ha explicado que, debido al "síndrome de desabejado o despoblamiento de las colmenas" que se ha producido en los últimos años y que ha determinado en muchas zonas la pérdida de entre el 20 y el 40 por ciento del censo apícola, la Junta puso en marcha este proyecto con el objetivo de determinar las causas de esta desaparición.
De este modo, el proyecto, primer estudio de prevalencia real de patógenos realizado hasta la fecha en España en este campo, ha determinado que la principal causa patógena de desaparición de las abejas se debe a la existencia del parásito 'Nosema Ceranae', un agente etiológico culpable de las alteraciones que llevan a la desaparición de las abejas europeas durante el otoño y el invierno.
La 'Nosema Ceranae' es un patógeno que cierra el ciclo endógeno en menos de tres días y que parasita un gran número de células, incluso las regenerativas, lo que produce una gran mortalidad en las abejas, sobre todo en las estaciones frías.
Por ello, ante tan elevada tasa de desaparición, los apicultores optan por repoblar sus colmenas a través de la compra o de la importación de nuevas abejas, lo que hace que el censo de colmenas se mantenga estable.
Además de este agente, las abejas se tienen que enfrentar a otros problemas, como Varrocidas (Clorfenvinfos, Fluvalinato y Cumafós) y agropesticidas, que son también culpables de su extinción.
No obstante, según Higes, no existe un sistema fiable que determine las causas de la extinción, porque no figuran datos reales de cuántas abejas mueren anualmente.
De hecho, para determinar con mayor fidelidad este fenómeno, la Junta ha puesto en marcha el Proyecto de Vigilancia Epidemiológica, que ha conseguido realizar un mapa de las patologías más comunes en España a partir de muestras que envían los propios apicultores de forma completamente voluntaria.
En ese sentido, la doctora en Veterinaria del Centro Agrario de Marchamalo, Raquel Martín, ha explicado a EFE que gracias a las muestras voluntarias enviadas por los apicultores españoles es posible controlar que las prevalencias que existen en España se mantengan en su nivel y, también, sí es posible que existan otros agentes exóticos que no se hayan detectado en la actualidad.
Se trata de un sistema de vigilancia activa, basado en solicitar muestras por toda la geografía nacional, y otro de carácter pasivo en el que son los propios apicultores los que envían extractos para ver que tienen.
Una iniciativa que, según Martín, ha sido "muy bien acogida" en la Feria Apícola. EFE 1011068 jvr/eo