domingo, 22 de agosto de 2010
Apicultores, valientes sin miedo a la colmena
Aunque el sector sufre dificultades, los beneficios de las abejas tanto en la naturaleza como en la salud permiten que estos insectos sigan trabajando en sus colmenas.
Algunos oficios se remontan a la prehistoria y de ese tipo de trabajos es la apicultura. A día de hoy, en Euskadi existen alrededor de 1.500 apicultores que dedican su tiempo a la crianza de abejas. Muchos mitos rodean a estos insectos de la familia de los antófilos, pero... ¿qué aportan las abejas a la naturaleza?
La apicultura se remonta a la prehistoria. En el Mesolítico, el ser humano comienza a recolectar miel de las colmenas silvestres y en el Neolítico aprende a controlar las abejas y sus enjambres. Desde entonces, la crianza de abejas y la producción de alimentos relacionados con estos insectos han sobrevivido y hoy en día en Euskadi este oficio se mantiene.
La apicultura forma parte de la historia de Euskal Herria desde hace mucho tiempo y siempre ha estado unida al mundo del caserío. "Prueba de ello es una vieja tradición: cuando el propietario de una de las casas fallecía, se iba a los panales para comunicar la noticia y que se hicieran velas", explica Julián Urkiola, presidente de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa (Gizpuzkoako Erlezainen Elkartea GEE).
Ayudas y agrupaciones
Las asociaciones de apicultores son hoy en día un gran apoyo, ya que, entre otros servicios, ofrecen análisis de los productos de la colmena, patologías y tratamientos. Asimismo, suministran material apícola, servicio de asesoramiento técnico y formación y cubren las necesidades de los apicultores.
En Gipuzkoa, la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa lleva desde 1980 trabajando para, por un lado, mantener y asegurar la continuación de la apicultura y, por otro, para adecuar los caminos para el desarrollo de la apicultura a las necesidades del sector y de la sociedad de hoy en día.
"El trabajo de un apicultor es una labor de cuidado. En primer lugar, desde el punto de vista sanitario, se deben limpiar las bases de las colmenas. Además, hay que renovar las láminas de cera y realizar el tratamiento contra el varroa, un ácaro que absorbe la hemolinfo (la sangre de las abejas) del insecto disminuyendo su masa corporal. También hay que preparar la colmena para abastecerla de provisiones y hacer frente al invierno", explica Urkiola.
El mayor beneficio que aportan las abejas a la naturaleza es la polinización. "Sin embargo, cada día es más difícil lograr una apicultura rentable o profesional, ya que el incremento del cultivo del pino no genera nada para las abejas", según explican los apicultores vizcaínos. Así, de cara al futuro de la profesión, apuestan más por la extracción de la jalea real como alternativa a la producción de miel.
Los apicultores viven entre abejas, pero para el resto el acercamiento de una abeja suele ser una situación comprometida, ¿cuál es la actitud correcta? ¿cómo evitar que nos pique? "Lo mejor es quedarse quieto, sin hacer movimientos bruscos. Aún así, la abeja no es un animal agresivo y mientras no se sienta amenazada no clava el aguijón", aclara Urkiola.
Museo de la apicultura, en Álava
Situado en la Casa Oregi, en el casco urbano de la localidad de Murgia, el Museo de la Apicultura de Álava adentra al visitante en el mundo de la cría de abejas y muestra dónde y cómo se produce la miel elaborada en la zona del Gorbea. Para ello, el centro expone instrumentos y diversos elementos utilizados tradicionalmente en el manejo de las colmenas y en la elaboración de la miel y sus derivados.