Los apicultores asturianos recibirán más ayudas para fomentar su actividad procedentes del nuevo plan nacional, aprobado esta semana en Bruselas. La línea de subvenciones cubre las pérdidas por el síndrome de despoblamiento de las colmenas.
Christian Ozers, presidente de la Asociación de Apicultores de Asturias, considera necesaria más protección para el sector apícola regional. La principal ayuda llega a través del plan nacional, del que se beneficiaron en 2009 un total de diecisiete productores -uno de ellos la Federación de Asociaciones de Apicultores-, que se repartieron 100.000 euros.
Otras subvenciones proceden de la prima de polinización, que en 2009 distribuyó 117.500 euros entre 130 apicultores. En Asturias se elabora desde hace siglos miel de brezo, de castaño y de mil flores. Los científicos han constatado que las abejas asturianas polinizan más de novecientas especies de plantas.
Los apicultores asturianos esperan que la región se beneficie especialmente de las subvenciones. El Principado tiene un censo de 28.000 colmenas, con especial relevancia en concejos como Boal, Aller, Siero, Piloña y Parres. Un enjambre estándar puede tener hasta 100.000 inquilinas.
Uno de los problemas que se encuentran los productores son las dificultades de comercialización, que se hace habitualmente en ferias y certámenes. España es el primer productor de miel de la Unión Europea. En Asturias, el sector, que en el siglo XVIII sumó 65.000 colmenas, según el catastro de Ensenada, avanza con fuerza, sobre todo en modalidades como la miel ecológica.
La salud del sector apícola es otro tema delicado, habida cuenta del papel fundamental que desempeñan las abejas en la polinización, en el caso asturiano con especial incidencia en el manzano. Desde hace algunos años, el sector está registrando unos índices de mortalidad de abejas sin precedentes, lo que coloca a los apicultores en una situación económica difícil y es su una amenaza para la biodiversidad.
Para justificar el misterioso despoblamiento de las colmenas, algunos científicos aluden al cambio climático, los pesticidas, la calidad del polen e incluso las radiaciones de los teléfonos móviles. El programa nacional constituye el único instrumento para compensar parcialmente la pérdida de abejas. Además, la apicultura asturiana se enfrenta al problema de la varroa, que vive de la sangre de las abejas, y el nosema, que ataca el aparato digestivo de los insectos.
Las ayudas totales en España, que cuenta con el 17,6 por ciento de los panales europeos, ascienden a 33 millones de euros, para el período 2011-2013. La participación de la Unión Europea en la financiación del programa aumentará casi en un 25 por ciento con relación al período anterior (2008-2010) y llegará a 5,5 millones.