domingo, 2 de enero de 2011

Abejas y avispas locales matan cada año a 20 españoles, y los nuevos insectos causan perjuicios económicos y sanitarios

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic) ha llegado a estimar entre 15 y 20 personas las que mueren cada año por el veneno de avispas y abejas. El último incidente grave con véspidos en Galicia ocurrió a finales de septiembre. Un hombre de 60 años falleció en su viñedo de Chantada tras ser picado en la cabeza. Los apicultores también deben ser precavidos, aunque la inmunización es eficaz. En un estudio con 606 alérgicos lucenses tratados con vacunas desensibilizantes, 219 tuvieron repicaduras sin reacción alérgica. La mayoría solo sufrirá molestias locales. Personas no alérgicas han podido sobrevivir al veneno de cientos de picaduras. La distancia entre colmenas y casas está regulada.

Picadura distinta

La abeja inocula veneno con un aguijón tipo arponcillo y muere al quedar eviscerada. Pero la avispa no pierde el aguijón y puede repetir el ataque, por lo que es mejor alejarse. Los véspidos también pueden morder con sus mandíbulas pero, según algunos agricultores, solo pican si se sienten amenazados.

En primavera y verano crece el número de avispas, y con el otoño declina, por eso están más nerviosas al cuidar a las jóvenes reinas, únicas que sobrevivirán al invierno. Remover un avispero del suelo puede desencadenar un ataque. Evitar andar descalzo o mantener la basura lejos y cerrada, sellar huecos en árboles y edificios son consejos para los alérgicos. Muchos llevan a mano una dosis de adrenalina para inyectársela de urgencia.

Peligrosos polizones

La Vespa velutina es otro de los varios insectos llegados por vía marítima a Europa. Algunos han derivado en plagas con graves implicaciones económicas, como el gorgojo del eucalipto que tocó Galicia en buques con madera importada. La introducción de la avispilla australiana que lo parasita no lo controla totalmente. En otros casos son escarabajos que matan palmeras, o mosquitos. El Aedes albopictus, mosquito tigre asiático, fue introducido en Cataluña en una partida de neumáticos usados.

El mismo bicho apareció al inspeccionar cargamentos de bambú llegados a puertos holandeses, donde han vuelto a localizar más mosquitos tigre en ruedas de avión importadas. Preocupa el establecimiento de especies exóticas favorecido por el comercio internacional, pues pueden ser vectores de virus como el dengue o el chikungunya. Otros polizones ya presentes en Europa son el mosquito de la fiebre amarilla, Aedes aegypti, o el norteamericano Aedes atropalpus.