jueves, 17 de abril de 2014

El apicultor de Morna admite que no limpió de hojarasca la zona donde empezó el incendio

 

@D.V./ El apicultor Martín Candioti ha admitido ante la jueza que la mañana del 25 de mayo del año 2011, cuando puso en funcionamiento el ahumador para comprobar el estado de una colmena de abejas situada en la parcela des Codolar, en las montañas de Morna, no creó un perímetro de seguridad alrededor de la colmena, ni limpió la tierra de hojarasca, ni tampoco trajo ningún bidón de agua para apagar las brasas en el supuesto de que éstas se produjeran. No obstante, tampoco estaba obligado a hacerlo porque, según han explicado los testigos, la reglamentación balear sobre apicultura no regulaba estas precauciones y, de hecho, ninguno de los cursos de formación que realizaba la Asociación de Apicultores de Ibiza trató este tema.
El apicultor, de espaldas, frente al tribunal que lo juzga. Foto: D.V.
El apicultor, de espaldas, frente al tribunal que lo juzga. Foto: D.V.
En algunos momentos de su declaración Candioti se ha mostrado impreciso, lo que ha provocado los nervios de la magistrada, quien le ha conminado a no hablar en genérico y a centrarse exclusivamente a aquello que hizo la mañana del 25 de mayo. Así, Candioti ha admitido que no limpió el área de hojas de pino porque “era una tierra calcárea” y que no se había acumulado mucha hojarasca. Cuando la jueza le ha preguntado porqué no trajo agua para refrescar la zona, el apicultor ha respondido que “no existía la notificación estricta de traer agua” y cuando la jueza le ha replicado si no lo habría hecho por sentido común, éste ha admitido que ahora sí que traería el agua, pero porque la reglamentación ha cambiado.
Presunción de inocencia o ‘imprudencia grave’
El apicultor ha declarado que en ningún momento el ahumador entró en contacto con la tierra sino que lo depositó sobre una roca, y negó que algún chispazo hubiera iniciado un pequeño fuego en aquel momento porque “inevitablemente me habría dado cuenta”. Además, ha asegurado que los ahumadores que se utilizan en apicultura -y que tienen como objetivo apaciguar la agresividad de las abejas- contienen un filtro de romero que permite que se exhale un humo frío sin chispazos. Candioti negó ninguna imprudencia, asegurando que acudió a la colmena a las 10 de la mañana cuanto todavía no hacía “un calor excesivo”, y que a pesar de ser un día caluroso “era un calor típico de mayo”. Ha negado la tesis de la fiscalía de una supuesta imprudencia por haber realizado esta operación en un día de fuertes vientos, y recordó que a las 10 horas tampoco soplaba el viento, sino que éste se inició avanzada la mañana.
El abogado del apicultor, Manuel Álvarez, ya anunciado que pedirá la absolución de su representado porque “no hay ninguna prueba que lo incrimine directamente” y, por lo tanto, prevalece la presunción de inocencia. Por su parte, la fiscalía pide 11 años de prisión por un delito de incendio forestal por imprudencia grave.
Imatge de la serra de Morna calcinada. Foto: D.V.
Imatge de la serra de Morna calcinada. Foto: D.V.
Primeros testigos de la defensa
Uno de los argumentos de la defensa es desvincular la actuación de Candioti en el lugar de los hechos del incendio posterior. Así, el apicultor ha afirmado que abandonó el área de las colmenas con rapidez -”apenas me quedé diez minutos observando como operaban las abejas”- mientras que dos testigos del incendio han declarado que no vieron los primeros indicios de humo hasta, por lo menos, una hora más tarde: un testigo ha asegurado que vio un pequeño hilo de humo al que no dio importancia a las 11,30 horas, mientras que otro testigo no vio llama hasta las 13,15 horas, momento en el que llamó al 112.
La defensa también ha citado a Joan Tur -quién entonces era el presidente de la Asociación de Apicultores- y a Francesc Clapés -que era quién impartía los cursillos- y los dos han admitido que entonces no se daban instrucciones sobre perímetros de seguridad ni sobre la conveniencia de traer un bidón de agua, y que la reglamentación se aprobó con posterioridad al incendio. Clapés ha explicado al tribunal el funcionamiento del ahumador para abejas, asegurando que la brasa interior se sofoca taponando el agujero de ventilación, y que el ahumador debe ser apagado y limpiado lejos de la zona boscosa.
En total, se prevé que declaren 75 testigos y está previsto que la vista se alargue hasta el miércoles. Tres días de suplicio para todos los asistentes, que tendrán que soportar las sofocantes temperaturas de la sala de vistas. Recordemos, además, que Martín Candioti ya ha tenido que sufrir 370 días de prisión provisional mientras esperaba juicio. De hecho, el apicultor ha acudido a los juzgados acompañado por un importante número de amigos que ha acudido a ofrecerle su apoyo moral.