Los apicultores del Camp de Morvedre alertan de la muerte masiva de abejas por los pesticidas
En el Camp de Morvedre existen 10.000 colmenas de las que más de 2.000 hay que reponerlas cada año por la alta mortandad
OLGA ROGER
El
uso generalizado de plaguicidas químicos es la principal causa de la
continua desaparición de abejas, que pone en peligro la polinización de
los cultivos, esencial para reproducir la gran mayoría de las especies
vegetales de nuestro ecosistema.
Esta situación, que es un fenómeno global que se está
produciendo en todo el mundo, también se da en la comarca del Camp de
Morvedre, donde los apicultores ya han dado la voz de alarma ante la
grave disminución de las colonias de abejas, que se traduce en un
acusado descenso del nivel de producción de frutos y semillas sobre todo
de naranjas, tomates, pepinos, etc.
Los apicultores explicaban que el problema radica en
que se fumiga con un producto letal para las abejas que resulta más
económico, que otro que es más eficaz contra las plagas pero no resulta
tan mortífero para las abejas, pero sin embargo es más caro para el
agricultor. En este sentido, apuntaban que no están en contra de que se
pulvericen los campos, pero demandan que se lleve a cabo con medida y
con los productos adecuados para garantizar la vida de estos insectos
polinizadores.
Así pues, Iván Gómez, apicultor de la zona, señalaba
que "la solución a corto plazo radica en prohibir los productos letales
que atacan al sistema nervioso de las abejas y promover y facilitar a
los agricultores el uso de los pesticidas que no les afectan, con el fin
de paralizar la alta mortandad de los insectos".
Además, insistía en que "lo ideal sería combatir las
plagas con otras plagas, es decir, con otros insectos que de manera
natural acaban con la plaga en cuestión".
Concretamente, incidía en el hecho de que "en la
comarca existen unas 10.000 colmenas distribuidas en zonas de monte
público, en época de primavera, cuando se encuentran a pleno
rendimiento, de las cuales unas 2.000 hay que reponerlas cada año, a
causa de la alta mortandad registrada". Si en cada colmena se calcula
que hay unas 30.000 abejas, la cifra de mortandad anual en la comarca es
de 60 millones de abejas que desaparecen en cada campaña, cifra muy
alarmante dado la importante función de polinización de estos insectos
que resulta primordial para la alimentación de la humanidad.
Pero este fenómeno aumenta cada año de forma que los
apicultores calculan que "si la situación no cambia, la producción de
miel de azahar autóctona al igual que los insectos desaparecerán en la
Comunidad Valenciana en unos dos o tres años, como mucho".
Si a esto unimos el hecho de que cada vez son más los
casos de robo de colmenas y su destrucción premeditada, la vida de las
abejas está seriamente afectada.
Otros factores que influyen en la desaparición de las
abejas, además de los pesticidas, son el cambio climático y la
contaminación, pero la aparición de productos transgénicos modificados
científicamente en laboratorios, cuyas plantas no necesitan del proceso
de la polinización, ha producido una relajación generalizada de la
sociedad ante la masacre que sufren los insectos polinizadores, que
mediante el ciclo natural garantizan la existencia de plantas cuyos
frutos son el alimento de la población mundial.
Por otra parte, Iván Gómez, aseguraba que "solamente se consume un
20% de la producción de miel autóctona, el resto, es decir, el 80% de
miel natural se exporta fuera de España, a países como Francia y
Alemania, que pagan el precio justo por una miel de calidad. Aquí, se
consume más la miel procedente de China o de otros países por su precio
mucho más barato. Además, la miel que no se endurece no es natural, sino
que está mezclada con glucosa para tener ese aspecto untoso, lo que
sirve para abaratar el precio".