EN LUGO CULPAN A LA VESPA VELUTINA POR LA MUERTE DE SUS COLMENAS
Los apicultores mariñanos están «aterrados coas velutinas»
Productores creen que la avispa invasora es ya una auténtica plaga
Mari Fe Sixto es una de las apicultoras
más laureadas de A Mariña. La calidad de su miel ha sido reconocida con
tres oros, tres platas y un bronce por la Consellería de Medio Rural, a
través del Consello Regulador Mel de Galicia. Desde el año pasado el
número de colmenas de su explotación se ha reducido de unas cien a
setenta. Personalmente cree que detrás de esta drástica pérdida está la Vespa Velutina, aunque un veterinario de la asociación de apicultores inspeccione su explotación y hará un diagnóstico.
«Os apicultores estamos
aterrados coas velutinas», asegura., añadiendo que ya les está llegando
información de que están ante una plaga, como puede ser la del
escarabajo, con la que van a tener que convivir. Cuenta Sixto que la
velutina llegó a Francia desde Asia en un contenedor de madera y desde
el país galo se ha ido extendiendo, avanzando unos cien kilómetros por
año, pero han sido capaces de controlarla.
T
rampas para cazarlas
rampas para cazarlas
Los apicultores, aparte de destruir los nidos que
se localizan están colocando trampas para cazarlas. Sixto explica que
las colocan alrededor de la explotación. La velutina acude a las áreas
donde están situadas las colmenas para capturar abejas. Las suelen cazar
al vuelo, cuando regresan a casa, ya cansadas, de recolectar. Otro
apicultor de Vilacampa (O Valadouro) señalaba que ha visto cómo les
arrancan la cabeza y el aguijón a las abejas y luego se las llevan para
alimentar a la cría, porque son carnívoras: «Son listas, sempre van á
máis débil», señala Sixto, explicando que en su explotación, en abril y
mayo, con mucha floración, empezaron a salir enjambres y veía que
trabajaban bien y que había buenas perspectivas para la campaña. Sin
embargo hacia final de mayo y en junio empezaron a llegar las avispas
asiáticas y «as colmeas empezaron a ir a menos. Penso que as abellas ó
mellor teñen medo e xa non saen. A min desde o ano pasado baixáronme
moito, porque morreron ou non sairon enxames, e non lle boto a culpa ó
síndrome da colmea, senón á velutina», afirma la apicultora.
Buscar soluciones
Su situación puede servir para ilustrar lo que
está pasando con el resto de los apicultores de la comarca. Dos de los
que ha consultado esta redacción aseguran que la producción va a mermar
mucho y será muy inferior a la del año pasado. Pero las repercusiones no
se ciñen sólo al ámbito de la apicultura. La abeja es fundamental para
la polinización y si muere se va a resentir todo el sistema: «Estamos
aterrorizados, pero si Francia o superou...e no País Vasco e Cantabria
vano levando...O que teñen que facer é buscar algunha solución, que nos
axuden e punto».
También habla de la necesidad de
actuar contra los nidos por la noche, que es cuando las avispas están
dentro, no durante el día, como están haciendo ahora, porque durante el
día están fuera y al volver detectan el olor del tratamiento que les
administran en el nido y ya no entran y se van a crear otro.
Aparte de matarlas con el producto específico que están
utilizando, cualquier persona puede colocar trampas caseras que matan a
las avispas, pero no a las abejas. Consiste en una botella de plástico
cortada por la parte superior y a la que se le coloca la parte del
cuello dentro, formando un embudo. Dentro hay que echar un vaso de vino
blanco, otro de cerveza negra y medio vaso de zumo de arándanos. Las
avispas, comunes y velutinas, van al alcohol, se meten dentro y quedan
atrapadas. Cada día habrá que retirarlas y cada 15 días cambiar e
líquido. Sixto asegura que en su explotación siempre encuentra
velutinas, unos días 8, otros 16...