domingo, 24 de agosto de 2014

NUEVO MUSEO DE LA MIEL EN O VALADOURO, GALICIA 

Mari Fe Sixto es una de las apicultoras más laureadas de la comarca.
Mari Fe Sixto es una de las apicultoras más laureadas de la comarca.
La apicultora de O Valadouro Mari Fe Sixto ultima los preparativos para abrir un Museo do Mel en un edificio que ha rehabilitado en la parroquia de Alaxe. Allí expondrá los equipos que su familia, de larga tradición mielera, ha ido atesorando a lo largo de los tiempos. Pensando sobre todo en los escolares y estudiantes, los que se acerquen a Trasdorríos, barrio situado en la Ruta dos Pozos, podrán vercómo eran antes y ahora los extractores, la vestimenta del apicultor, los depósitos, las colmenas... y, sobre todo, ver cómo es el mundo de la apicultura. Un dato curioso es que el extractor más antiguo que tiene en sus fondos data de 1936 y fue construido en Chavín por un tío de su padre, antes de ir a la guerra. También poseen una careta que sus antepasados se fabricaban artesanalmente para protegerse cuando trabajaban, entre otros utensilios. La segunda parte de este proyecto es el lagar de cera. Su familia, los Aquilinos, eran los únicos fabricantes de velas de O Valadouro. Compraban cera por todo el contorno, sobre todo en aquellos lugares a donde llegaban sus bisabuelos con la empresa de autobuses que tenían. Aprovechaban las rutas para comprar la materia prima y traerla y para llevar las velas ya elaboradas, de forma artesanal: «Agora fanse con máquinas, pero antes era todo á mao, era cousa de moito pulso e cando ya se poñían redondas dábaselles brillo co gruñidor, que era unha tabla de madeira», cuenta Sixto, señalando que las velas que llevaban el sello de su familia
 AB (Aquilino Ben) eran de altísima calidad. Antaño la gente incluso aprovechaba el viaje al mercado de Ferreira para proveerse de ellas, para iluminarse en las casas, cuando aún no había electricidad, o para llevarlas a la iglesia. Cree que antes de 1900 ya hacían velas sus bisabuelos. No hace mucho ha visto un lagar de cera muy parecido al de sus antepasados en Paraños (Pontevedra), muy cerca de la frontera portuguesa, donde también antaño le ponían sello a sus productos, para distinguirlos de los que llegaban por la vía del estraperlo. No es el caso de su familia, donde el marchamo más bien hacía referencia a un producto con un nivel de calidad alto. La apertura la realizará a principios de curso si remata a tiempo la mejora del exterior.