Un ejemplar de «vespa velutina», también conocida como avispa asiática.
La avispa asiática se extiende en Asturias a un ritmo exponencial
La especie invasora, originaria de China, podria haber multiplicado por ocho su población en el último año
Redacción 26/07/2016 05:00
«La
naturaleza es sabia» es una frase que siempre se ha dicho. Pareciera
que todo responde a un cálculo minucioso y exacto de un matemático,
siendo un buen ejemplo cualquier ecosistema que se mantiene en un
perfecto equilibrio con sus especies y ciclos. Ahora bien, la naturaleza
no contaba con el factor que podía alterar la ecuación: el hombre. La
introducción de especies extranjeras en ecosistemas por la acción
humana, a veces negligente y otras intencionada, ha provocado daños
incalculables y difíciles de paralizar o erradicar. Asturias también es
uno de esos lugares que se han visto amenazados por especies invasoras.
El último de los casos es el de la vespa velutina, una avispa
que llegó a Europa hace más de una década, procedente de Asia, y está
haciendo estragos por todo el litoral cantábrico.
Según cuenta la Asociación de Apicultores Asturianos, están «extendiéndose inevitablemente y su crecimiento es exponencial». Los daños son tanto naturales como económicos, ya que este tipo de avispa ataca a las abejas y sus colmenas, haciendo descender sustancialmente la producción de miel y la importante tarea de polinización que llevan a cabo. «Si el año pasado localizamos aproximadamente 60 nidos, este año se batirán todos los récords. Esperamos que pueda haber 300 ó 400 tranquilamente», cuenta Luis Pérez, vicepresidente de la Asociación de Apicultores Asturianos.
Expertos en especies invasoras, como Andrés Arias Rodríguez, biólogo de la Universidad de Oviedo, apoyan su tesis afirmando que la plaga va en aumento y que tiene una capacidad «colonizadora increíble». Los estudios dicen que de una reina pueden surgir otras diez, que a su vez crearán nuevos avisperos. La teoría apunta a que una avispa reina entró en el continente a través del puerto de Burdeos procedente de Yunnan (China) en un barco maderero. Se cree que entró a España a través de varias vías. En primer lugar, su entrada por Galicia se origina en Portugal. Francia transmitió la avispa a Portugal y de ahí entró en España. Por la parte oriental del Cantábrico, por el País Vasco, se tienen noticias desde aproximadamente 2006 o 2007, de la zona de Biarritz. En Asturias se tienen las primeras noticias en el verano del 2014.
Las cifras que hablan de 60 nidos hallados el año pasado son las oficiales pero podrían ser, realmente, muchos más ya que para que se den por registrados tienen que tener el visto bueno de la Consejería. «La cifra real podría multiplicarse, tranquilamente, por cuatro», afirma Carlos Marín, veterinario de la Asociación de Apicultores de Asturias, añadiendo que la administración les dijo que no se preocupasen por los datos porque se iban a centralizar pero «no se hizo lo prometido».
El Principado no cuenta con un plan de acción directo en estos
momentos para luchar contra la avispa, ya sea desde la Consejería u
otros organismos oficiales. «Lo único que existe es un protocolo de
actuación establecido por la Consejería que sigue el mismo patrón que el
protocolo nacional que se instauró, pero con algún que otro ligero
cambio», cuenta el biólogo Rodrigo Arias, a lo cual añade que a pesar de
ello genera preocupación, siendo los más afectados los apicultores que
son los que tratan de tomar medidas. El veterinario de los apicultores
opina que el protocolo es muy bueno, pero no se lleva a cabo debido
correctamente a la falta de dotaciones presupuestarias y personal.
«Cuando los avisos llegan al 112 muchas veces no hay gente para
atenderlos y verificarlos», comenta.
La situación en un colmenar atacado se puede agravar aún más porque las avispas también tienen su propio sistema de feromonas que sirve para marcar el sitio y que pueda ser detectado para nuevos ataques. Por ello, aunque se erradique a cierto número de avispas, es muy probable que vuelvan. El modus operandi de las avispas es el del «saqueo», aunque también la mera presencia en la zona asusta a las abejas, que reconocen a la avispa como un depredador.
Por último, en el occidente asturiano también se utiliza otro ingenioso truco. Se trata de arrancarle las patas a las avispas e inyectarles insecticida. Al no poderse posar, la avispa vuela directamente al nido, donde tampoco puede hacerlo, y así extiende por la colonia el veneno que lleva en su cuerpo.
Según cuenta la Asociación de Apicultores Asturianos, están «extendiéndose inevitablemente y su crecimiento es exponencial». Los daños son tanto naturales como económicos, ya que este tipo de avispa ataca a las abejas y sus colmenas, haciendo descender sustancialmente la producción de miel y la importante tarea de polinización que llevan a cabo. «Si el año pasado localizamos aproximadamente 60 nidos, este año se batirán todos los récords. Esperamos que pueda haber 300 ó 400 tranquilamente», cuenta Luis Pérez, vicepresidente de la Asociación de Apicultores Asturianos.
Expertos en especies invasoras, como Andrés Arias Rodríguez, biólogo de la Universidad de Oviedo, apoyan su tesis afirmando que la plaga va en aumento y que tiene una capacidad «colonizadora increíble». Los estudios dicen que de una reina pueden surgir otras diez, que a su vez crearán nuevos avisperos. La teoría apunta a que una avispa reina entró en el continente a través del puerto de Burdeos procedente de Yunnan (China) en un barco maderero. Se cree que entró a España a través de varias vías. En primer lugar, su entrada por Galicia se origina en Portugal. Francia transmitió la avispa a Portugal y de ahí entró en España. Por la parte oriental del Cantábrico, por el País Vasco, se tienen noticias desde aproximadamente 2006 o 2007, de la zona de Biarritz. En Asturias se tienen las primeras noticias en el verano del 2014.
La situación en Asturias
A nivel asturiano aún no se sabe exactamente cómo está la situación
este verano, pero las previsiones de apicultores y expertos coinciden en
que la avispa se está extendiendo, especialmente en la parte
occidental. Esta zona, debido a su cercanía con Galicia que es donde
tienen un problema muy importante con la especie invasora, es el área
más afectada. Suelen llegar informes es de la zona de Illano, Boal,
Vegadeo, Castropol, Taramundi, Tineo o Navia. En cuanto a la parte
oriental, todavía hay dudas. Se han producido incidentes relacionados
con avispas, pero no hay pruebas concluyentes para decir que han sido
ellas. «La gente escucha noticias sobre la avispa asiática y cuando
pasan cosas cree que ha sido culpa suya. Luego se demuestra que muchos
casos son provocados por otras especies locales que realmente son muy
parecidas a la vista», afirma Rodrigo Arias.Las cifras que hablan de 60 nidos hallados el año pasado son las oficiales pero podrían ser, realmente, muchos más ya que para que se den por registrados tienen que tener el visto bueno de la Consejería. «La cifra real podría multiplicarse, tranquilamente, por cuatro», afirma Carlos Marín, veterinario de la Asociación de Apicultores de Asturias, añadiendo que la administración les dijo que no se preocupasen por los datos porque se iban a centralizar pero «no se hizo lo prometido».
Un nido de avispa asiática.
Graves consecuencias para la economía y la naturaleza
El problema real que generan es con la miel y la polinización al
atacar los colmenares y devorar a las abejas asturianas. El problema es
muy grave ya que cuando atacan a un colmenar de, por ejemplo, 40
colmenas es totalmente suficiente con que lo hagan a una de ellas para
que se desate un mecanismo mediante el cual todo el colmenar paralice su
actividad y deje de trabajar. Ello ocurre mediante una serie de
feromonas que sueltan y que indican estrés y alerta en la colmena
atacada. En el resto del colmenar es detectado y todo se paraliza para
entrar en un estado de cautela. «Las abejas dejan de trabajar, no salen
de la colmena... La producción de miel puede caer en un 70%. Además, al
no salir, no se produce la polinización y muchas plantas pueden dejar de
reproducirse», cuenta el biólogo. Marín ,por su parte, afirma que la
pérdida de ganancia por parte de las explotaciones de cría de abeja ha
llegado a cifras de entre los 12.000 y 20.000 euros anuales, cuestión
que podría repetirse en Asturias de no tomar las oportunas medidas. La situación en un colmenar atacado se puede agravar aún más porque las avispas también tienen su propio sistema de feromonas que sirve para marcar el sitio y que pueda ser detectado para nuevos ataques. Por ello, aunque se erradique a cierto número de avispas, es muy probable que vuelvan. El modus operandi de las avispas es el del «saqueo», aunque también la mera presencia en la zona asusta a las abejas, que reconocen a la avispa como un depredador.
Cómo se lucha contra ellas
A día de hoy son varios los métodos que se siguen para acabar con
ellas, la mayoría bastante precarios, y ninguno de ellos ha conseguido
controlarlas totalmente. Se barajan unas cifras de efectividad de en
torno al 50%. Una de las manera más utilizadas son las trampas, pero
tienen un grave defecto: no son selectivas y pueden caer otras especies
que no son su objetivo como la abeja, otros insectos, etc. También
existe una forma de envenenamiento a través de una pértiga que porta una
jeringuilla llena de veneno que se inocula en el nido. Resulta efectivo
para nidos que estén hasta a unos cinco metros de altura, pero también
tiene otro problema. «Entraña bastante peligro para el operario que lo
haga. Aunque sea de noche, que es cuando están dormidas porque son una
especie diurna, la distancia entre el nido y la persona es muy corta»,
según Arias, por lo cual cualquier mínimo error podía hacer que el
enjambre se abalanzase sobre la persona.Por último, en el occidente asturiano también se utiliza otro ingenioso truco. Se trata de arrancarle las patas a las avispas e inyectarles insecticida. Al no poderse posar, la avispa vuela directamente al nido, donde tampoco puede hacerlo, y así extiende por la colonia el veneno que lleva en su cuerpo.
Uso de las nuevas tecnologías
Las nuevas tecnologías no se han quedado al margen. Una de las
maneras más innovadoras de lucha contra la velutina es la que hace uso
de drones. Se empezó a a hacer en el País Vasco la primavera pasada. Los
drones van cargados con una pértiga de tres metros y cuatro litros de
biocida, que inyectan en los avisperos. «Existen nidos que se encuentran
a una altura de 10-15 metros y son bastante inaccesibles para
apicultores, voluntarios o bomberos, a los cuales el vehículo puede
llegar sin problemas», comenta Arias. La efectividad del biocida dura
tres días, así que los ejemplares que se encuentran fuera del avispero
también mueren a su regreso. «La opción de los drones me parece muy
buena, parecen muy efectivos y seguros», concluye el biólogo.