Agosto, mes crítico para la gestión de los parásitos ácaros Varroa
En las regiones templadas del
hemisferio norte, el mes de agosto es el momento más crítico para el
control de la Varroa. Durante la primavera son casi invisibles pero
están. En la época de fuerte floración, casi el 90% de todos los ácaros
se esconden dentro de las celdas de cría operculadas, fuera de nuestra
vista, a menos que usemos el método de abortar pupas de sus celdas o
tiras adhesivas especiales.
Los ácaros Varroa no tiene el necesario
protagonismo en los medios de comunicación, parece que este parásito no
llama tanto la atención como otros depredadores como la Vespa velutina.
Pero la Varroa es el principal problema sanitario de la mayoría de las
colmenas del planeta, salvo en los reductos donde aún hay abejas
resistentes (leer artículo Poblaciones de Abejas que sobreviven al ácaro Varroa en el mundo)
Las poblaciones de ácaros aumentan a medida que las poblaciones de abejas se reducen en la colonia
A partir del solsticio de verano, aunque apenas es perceptible en un primer momento, la reina pone cada vez menos huevos cada día y la colonia se reduce gradualmente a medida que el clima se calienta en julio y agosto.Pero mientras que la población de abejas disminuye, la población de ácaros sigue aumentando. Más ácaros hembras fecundadas deambulan por la colmena en busca de celdas de cría que van a ser operculadas, donde pueden poner sus huevos. Si no hay suficientes celdas de cría, los ácaros incluso se duplican y comparten los que están disponibles. Y en agosto, la colonia ya apenas dispone de zánganos, pues han sido expulsados o no alimentados por las obreras. Las pupas de zánganos son el destino prioritario de la Varroa, pero al no haber nueva puesta, los ácaros hembra optan por lo que queda: la cría de obreras.
Si no se trata, una colonia de tamaño medio que pueden haber tenido 6.100 ácaros a finales de junio, puede encontrar alojamiento para 35 ácaros por cada 100 abejas al llegar el 1 de septiembre, un aumento de casi siete veces en su población. Suponiendo que la temporada se comenzó con cero ácaros, la tasa de crecimiento depende del número de ácaros que se incorporaron a su colonia durante la primavera y el verano.
Todas las colonias de abejas puede iniciar una infección de Varroa en casi cualquier momento del año. Los ácaros Varroa pueden llegan a las colmenas de muchas maneras:
- Están en las flores, aunque es el método de adquisión más improbable. Una abeja realiza sacudidas para recoger el polen de una flor, echando con su movimiento a un ácaro forético (externo), y éste esperará a subirse a otra abeja que venga a cosechar en la misma flor.
- Los incorporan los apicultores, al realizar trasiego de cuadros y crías de unas colmenas a otras.
- Por la deriva de las abejas. Si el colmenar es una fila lineal, las colmenas de los extremos atraerán a abejas obreras pecoreadoras, siempre que su vuelo pase por esos extremos. Las abejas pecoreadoras se han “llenado” del olor de las flores donde han libado o cosechado, y esto hace que sean bien recibidas por cualquier colmena ajena.
- Transportados por zánganos. A diferencia de las abejas obreras, los zánganos pasan la noche en cualquier colmena, les da igual una que otra, y en todas las colmenas recibirán su dieta alimentaria.
- Nuevos enjambres o reproducciones. Bastará una sola Varroa hembra fecundada, escondida en los pliegues de los segmentos de cualquiera de las abejas que forman el enjambre para comenzar de nuevo su infección.
- Pillaje o robo. Cuando una colmena esta muy fuerte de población su avidez de miel y polen las obsesiona, llegando a entrar en otras colmenas para robar el alimento de colmenas más débiles.
A más ácaros más enfermedades
Un aumento de seis o siete veces en el número de ácaros por abeja significa un aumento similar en el número de abejas infectadas con las enfermedades virales que propagan los ácaros.Aunque el número de ácaros por abeja se eleva gradualmente en junio y julio, en agosto literalmente explota. La superveniencia de los ácaros llegará a afectara a las abejas obreras que deberán mantener las condiciones de vida de la colonia durante la invernada.
Las abejas de invierno no pueden permitirse el lujo de estar enfermas
Mientras que un recolector de primavera o verano puede vivir tan sólo de cuatro a seis semanas, las llamadas “abejas de invierno” (o diutinus abeja) pueden vivir hasta diez meses. Dado que estas abejas deben cuidar de la colonia durante los meses fríos de invierno y permanecen buena parte del tiempo confinadas. Es vital que estas abejas obreras no estén enfermas al principio de su larga labor o la colonia no sobrevivirá.Para que las abejas estén sanas en octubre y noviembre, la colonia tiene que estar prácticamente libre de ácaros a finales de septiembre, el mes que trae las consecuencias de la explosión de población de ácaros de agosto. Así que el mes de mejor eficacia en la lucha contra la Varroa es el final de la floración y la persistencia del estío de calor, agosto.
Un segundo tratamiento en invierno puede ser especialmente importante en colonias muy fuertes, pues estas abejas que realizan pillaje, ladronas, suelen atacar a las colonias débiles que se están muriendo. Además de traer a su casa la miel, también traen a los ácaros.
El tiempo es todo. El objetivo final es elevar el número de abejas libres de enfermedades que pueden cuidar de sí mismos desde el otoño hasta la primavera.
Revisión y aptación de Jesús Manzano sobre varios artículos originales de Rusty Burlew en honeybeesuite.com