La primavera y el
verano más cálidos de lo normal, la enfermedad de la varroasis y
los ataques de avispa asiática a las colmenas son las causas
principales a las que los apicultores atribuyen el descenso de la
producción de miel en la campaña de 2015, que calculan entre un 25
y un 35 por ciento.
Según ha explicado a Europa Press el apicultor y vocal de
la Asociación Española de Apicultura Marcos Negrete la campaña "ha
ido bastante mal" porque la vespa vellutina y el ácaro de la
varroa generan unos "problemas tremendos", a los que se
suma la climatología.
Según
ha explicado a Europa Press el apicultor y vocal de la Asociación
Española de Apicultura Marcos Negrete la campaña "ha ido
bastante mal" porque la vespa vellutina y el ácaro de la varroa
generan unos "problemas tremendos", a los que se suma la
climatología. A su juicio, "el pasado invierno no ha sido
invierno, la primavera no ha sido primavera y el verano ha sido muy
caluroso" por lo que, aunque hasta finales de año no habrá un
balance definitivo, se esperan mermas en la producción de entre el
25 y el 35 por ciento. En concreto, ha indicado que la producción
por colmena es de unos 15 kilos por cata y que normalmente en las
colmenas estantes se hace una o dos catas --extracciones de miel-- al
año y en las transhumantes dos o tres catas, una por floración. "No
ha habido ninguna cosecha relevante", ha dicho.
Sin embargo,
esta caída no se debe únicamente a la climatología menos
beneficiosa sino a otros aspectos como la vespa vellutina o avispa
asiática, que se ha extendido rápidamente por el País Vasco,
Cantabria y Galicia. Negrete ha señalado que la vespa vellutina
entró a España por Irún hace ocho años y que esta especie
invasora va creciendo y reproduciéndose rápidamente y su
distribución avanza unos 90 kilómetros al año. En 2013 llegó a
Ojévar, un pueblo de Racimes (Cantabria) cercano al País Vasco.
Desde allí, alcanzó Galicia, se cree que por una reina en algún
vehículo, de modo que hay una isla entre Cantabria y Asturias, desde
Torrelavega hasta Galicia. "Vino a Europa en un barco de
mercancías, a España en camión y se prevé que desde el País
Vasco a Galicia saltó también por tráfico terrestre", ha
comentado. Sobre la rapidez de reproducción y extensión en Galicia,
Negrete considera que ha sido más "explosivo" que en
Cantabria, Asturias o Cataluña en parte por las características de
humedad. El experto ha precisado que la forma de actuar de esta
especie invasora comienza en marzo, cuando las reinas fecundadas
salen de sus escondites, bajo una teja, piedra, roca u otros cobijos.
Estas reinas fecundadas viven solas o en pequeños grupos durante el
invierno, entre septiembre y marzo. Así, al llegar la primavera
empiezan a construir sus nidos primarios, a poca altura y cuando
tienen 10 o 15 avispas, abandonan y hacen un nuevo nido secundario en
altura, en árboles o incluso en grúas a 30 metros. En el mes de
julio, el nido tiene un ritmo de crecimiento de uno o dos centímetros
diarios y coincide con la época de producción de la abeja melífera.
Su ciclo máximo, según ha añadido, tiene lugar a finales de
agosto, cuando nacen las reinas, se fecundan y se esconden hasta la
siguiente temporada. OTROS EFECTOS EN EL ECOSISTEMA Por ello, ha
dicho que "no sirve de mucho" quitar nidos a partir de
septiembre, porque por sí solas se morirán durante el invierno, a
diferencia de las abejas, que resisten la invernada. En concreto, la
avispa asiática supone una amenaza real para las abejas porque
"literalmente asesina colmenas enteras", ya que esta vespa
se alimenta hasta en un 80 por ciento de abejas, orugas y otros
insectos, son carnívoras y supone también un perjuicio para otras
aves insectívoras, que se ven perjudicadas ya que se quedan sin su
fuente de alimentación. Por ejemplo, aves como el petirrojo, los
herrerillos, el cechín, las abubillas, todos estos pájaros se
quedan sin fuente de alimentación, y suman un nuevo competidor. En
cuanto al abejaruco, que también es un depredador de abejas, el
experto ha comentado que aún no ha coincidido en su área de
distribución con la avispa asiática. Para la colmena, el daño
principal es que sufre una pérdida de efectivos por lo que disminuye
la población de la colmena al final de la temporada y para pasar la
invernada. Es decir, que la avispa no termina con una colmena, pero
diezma tanto su población que se queda sin abejas suficientes para
el invierno, aumentando su mortandad. Al mismo tiempo, cuando estas
observan avispas asiáticas acechando su colmena, se quedan dentro y
no salen a buscar agua y néctar, con lo que también cuentan con
menos alimento. Respecto al riesgo de estas avispas para las
personas, ha advertido de que a menos de 6 u 8 metros de distancia,
la peligrosidad es alta y, si por accidente se pisa un puente de
madera o una alcantarilla que debajo tenga un enjambre, puede llegar
a atacar hasta el 90 por ciento de los efectivos del avispero. Sobre
la forma de luchar contra la especie, ha dicho que los servicios de
emergencia y los apicultores van a retirar nidos por la noche, cuando
la peligrosidad es más baja. "Hay tantas que incluso van a las
barbacoas que se celebran en jardines de urbanizaciones en sus zonas
de distribución", ha advertido, aunque precisamente, ese
momento, cuando están comiendo es el menos peligroso porque no son
muy hábiles y se centran en su fuente de alimento. Del mismo modo,
ha apuntado que la picadura es "bastante peor que la de una
avispa normal" y el dolor intenso del momento de la picadura se
siente incluso hasta tres horas, al tiempo que la hinchazón dura más
y la herida tarda más en cicatrizar que la de otras avispas y mucho
más que la de las abejas. En cuanto al balance de pérdida de las
colmenas, lamenta que de momento no hay un cálculo exacto, pero la
zona donde más pérdidas está produciendo es en Galicia y País
Vasco. VARROASIS Otra de las consecuencias de esta invasión es que
ante el fracaso de las colmenas, también por el ácaro de la varroa,
muchos apicultores se desaniman, no repueblan las pérdidas y
abandonan la actividad, provocando también una falta de relevo
generacional de esta ganadería. "Si se pierden los apicultores,
la apicultura desaparece y cada vez habrá menos abejas, con las
graves consecuencias que esto supone", ha recordado. Respecto a
la varroa, ha comentado que en 1985 llegó desde China en un barco y
que, en la actualidad, en mayor o menor medida, está presente en la
mayor parte de los colmenares europeos. Entre otras invasiones, ha
recordado que recientemente se ha detectado la avispilla del Castaño,
también procedente de Asia, que pone huevos en este árbol y los va
secando u otras como el mosquito tigre que está "colonizando"
el Mediterráneo. Entre las medidas, ha lamentado la falta de acción
de las administraciones públicas que, en su opinión, no están
respondiendo a los peligros de esta situación, de modo que son los
propios apicultores los que están luchando y recuerda que esta
especie afecta también a los viñedos, porque la avispa come uvas,
por lo que confía en que hagan "más caso" al sector
vitivinícola. Negrete ha detallado que algunos métodos pasan por
localizar una feromona que atraiga a la vespa vellutina de modo que
entre en una trampa con ese olor pero no pueda salir. También se
están empleando barras de aluminio que se ensamblan en los nidos de
avispas con un biocida en el interior, de modo que las envenena y
terminan muriendo. Otro de los remedios es situar cerca de los
colmenares botellas con cerveza negra o miel fermentada con un embudo
para que la avispa entre pero no salga o, de forma más sofisticada,
unas trampas eléctricas. Finalmente, ha comentado que otros métodos
es poner gallinas cerca de las colmenas, porque estas comen avispas y
perros adiestrados, drones y cámaras térmicas para localizar
nidos.
Fuente:
http://www.ecoticias.com/naturaleza/107123/las-colmenas-espanolas-bajo-la-presion-del-calor-la-varroa-y-las-avispas-asiaticas
Las colmenas españolas
bajo la presión del calor, la varroa y las avispas asiáticas
Según ha explicado a Europa Press el apicultor y vocal de la Asociación
Española de Apicultura Marcos Negrete la campaña "ha ido bastante mal"
porque la vespa vellutina y el ácaro de la varroa generan unos
"problemas tremendos", a los que se suma la climatología.
Enviado por: ECOticias.com / Red / Agencias, 22/09/2015, 10:10 h | (136)
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La primavera y el verano más cálidos de lo normal, la enfermedad de la
varroasis y los ataques de avispa asiática a las colmenas son las causas
principales a las que los apicultores atribuyen el descenso de la
producción de miel en la campaña de 2015, que calculan entre un 25 y un
35 por ciento.
Según ha explicado a Europa Press el apicultor y vocal de la Asociación
Española de Apicultura Marcos Negrete la campaña "ha ido bastante mal"
porque la vespa vellutina y el ácaro de la varroa generan unos
"problemas tremendos", a los que se suma la climatología.
A su juicio, "el pasado invierno no ha sido invierno, la primavera no ha
sido primavera y el verano ha sido muy caluroso" por lo que, aunque
hasta finales de año no habrá un balance definitivo, se esperan mermas
en la producción de entre el 25 y el 35 por ciento.
En concreto, ha indicado que la producción por colmena es de unos 15
kilos por cata y que normalmente en las colmenas estantes se hace una o
dos catas --extracciones de miel-- al año y en las transhumantes dos o
tres catas, una por floración. "No ha habido ninguna cosecha relevante",
ha dicho.
Sin embargo, esta caída no se debe únicamente a la climatología menos
beneficiosa sino a otros aspectos como la vespa vellutina o avispa
asiática, que se ha extendido rápidamente por el País Vasco, Cantabria y
Galicia.
Negrete ha señalado que la vespa vellutina entró a España por Irún hace
ocho años y que esta especie invasora va creciendo y reproduciéndose
rápidamente y su distribución avanza unos 90 kilómetros al año. En 2013
llegó a Ojévar, un pueblo de Racimes (Cantabria) cercano al País Vasco.
Desde allí, alcanzó Galicia, se cree que por una reina en algún
vehículo, de modo que hay una isla entre Cantabria y Asturias, desde
Torrelavega hasta Galicia. "Vino a Europa en un barco de mercancías, a
España en camión y se prevé que desde el País Vasco a Galicia saltó
también por tráfico terrestre", ha comentado.
Sobre la rapidez de reproducción y extensión en Galicia, Negrete
considera que ha sido más "explosivo" que en Cantabria, Asturias o
Cataluña en parte por las características de humedad.
El experto ha precisado que la forma de actuar de esta especie invasora
comienza en marzo, cuando las reinas fecundadas salen de sus escondites,
bajo una teja, piedra, roca u otros cobijos. Estas reinas fecundadas
viven solas o en pequeños grupos durante el invierno, entre septiembre y
marzo. Así, al llegar la primavera empiezan a construir sus nidos
primarios, a poca altura y cuando tienen 10 o 15 avispas, abandonan y
hacen un nuevo nido secundario en altura, en árboles o incluso en grúas a
30 metros.
En el mes de julio, el nido tiene un ritmo de crecimiento de uno o dos
centímetros diarios y coincide con la época de producción de la abeja
melífera. Su ciclo máximo, según ha añadido, tiene lugar a finales de
agosto, cuando nacen las reinas, se fecundan y se esconden hasta la
siguiente temporada.
OTROS EFECTOS EN EL ECOSISTEMA
Por ello, ha dicho que "no sirve de mucho" quitar nidos a partir de
septiembre, porque por sí solas se morirán durante el invierno, a
diferencia de las abejas, que resisten la invernada.
En concreto, la avispa asiática supone una amenaza real para las abejas
porque "literalmente asesina colmenas enteras", ya que esta vespa se
alimenta hasta en un 80 por ciento de abejas, orugas y otros insectos,
son carnívoras y supone también un perjuicio para otras aves
insectívoras, que se ven perjudicadas ya que se quedan sin su fuente de
alimentación.
Por ejemplo, aves como el petirrojo, los herrerillos, el cechín, las
abubillas, todos estos pájaros se quedan sin fuente de alimentación, y
suman un nuevo competidor. En cuanto al abejaruco, que también es un
depredador de abejas, el experto ha comentado que aún no ha coincidido
en su área de distribución con la avispa asiática.
Para la colmena, el daño principal es que sufre una pérdida de efectivos
por lo que disminuye la población de la colmena al final de la
temporada y para pasar la invernada. Es decir, que la avispa no termina
con una colmena, pero diezma tanto su población que se queda sin abejas
suficientes para el invierno, aumentando su mortandad. Al mismo tiempo,
cuando estas observan avispas asiáticas acechando su colmena, se quedan
dentro y no salen a buscar agua y néctar, con lo que también cuentan con
menos alimento.
Respecto al riesgo de estas avispas para las personas, ha advertido de
que a menos de 6 u 8 metros de distancia, la peligrosidad es alta y, si
por accidente se pisa un puente de madera o una alcantarilla que debajo
tenga un enjambre, puede llegar a atacar hasta el 90 por ciento de los
efectivos del avispero.
Sobre la forma de luchar contra la especie, ha dicho que los servicios
de emergencia y los apicultores van a retirar nidos por la noche, cuando
la peligrosidad es más baja. "Hay tantas que incluso van a las
barbacoas que se celebran en jardines de urbanizaciones en sus zonas de
distribución", ha advertido, aunque precisamente, ese momento, cuando
están comiendo es el menos peligroso porque no son muy hábiles y se
centran en su fuente de alimento.
Del mismo modo, ha apuntado que la picadura es "bastante peor que la de
una avispa normal" y el dolor intenso del momento de la picadura se
siente incluso hasta tres horas, al tiempo que la hinchazón dura más y
la herida tarda más en cicatrizar que la de otras avispas y mucho más
que la de las abejas.
En cuanto al balance de pérdida de las colmenas, lamenta que de momento
no hay un cálculo exacto, pero la zona donde más pérdidas está
produciendo es en Galicia y País Vasco.
VARROASIS
Otra de las consecuencias de esta invasión es que ante el fracaso de las
colmenas, también por el ácaro de la varroa, muchos apicultores se
desaniman, no repueblan las pérdidas y abandonan la actividad,
provocando también una falta de relevo generacional de esta ganadería.
"Si se pierden los apicultores, la apicultura desaparece y cada vez
habrá menos abejas, con las graves consecuencias que esto supone", ha
recordado.
Respecto a la varroa, ha comentado que en 1985 llegó desde China en un
barco y que, en la actualidad, en mayor o menor medida, está presente en
la mayor parte de los colmenares europeos. Entre otras invasiones, ha
recordado que recientemente se ha detectado la avispilla del Castaño,
también procedente de Asia, que pone huevos en este árbol y los va
secando u otras como el mosquito tigre que está "colonizando" el
Mediterráneo.
Entre las medidas, ha lamentado la falta de acción de las
administraciones públicas que, en su opinión, no están respondiendo a
los peligros de esta situación, de modo que son los propios apicultores
los que están luchando y recuerda que esta especie afecta también a los
viñedos, porque la avispa come uvas, por lo que confía en que hagan "más
caso" al sector vitivinícola.
Negrete ha detallado que algunos métodos pasan por localizar una
feromona que atraiga a la vespa vellutina de modo que entre en una
trampa con ese olor pero no pueda salir. También se están empleando
barras de aluminio que se ensamblan en los nidos de avispas con un
biocida en el interior, de modo que las envenena y terminan muriendo.
Otro de los remedios es situar cerca de los colmenares botellas con
cerveza negra o miel fermentada con un embudo para que la avispa entre
pero no salga o, de forma más sofisticada, unas trampas eléctricas.
Finalmente, ha comentado que otros métodos es poner gallinas cerca de
las colmenas, porque estas comen avispas y perros adiestrados, drones y
cámaras térmicas para localizar nidos.
Fuente:
http://www.ecoticias.com/naturaleza/107123/las-colmenas-espanolas-bajo-la-presion-del-calor-la-varroa-y-las-avispas-asiaticas